"El País: 129 despidos (también) aquí"
El razonamiento
recuerda al de Mariano Rajoy, el presidente de derecha que, con cada
nuevo plan de austeridad, explica a los españoles, con gesto apenado,
que el país ya no puede seguir "viviendo por encima de sus
posibilidades".
¿Es El País un reflejo de toda la parálisis española? La crisis que
sufre el diario insignia de la prensa hispanohablante, propiedad del
grupo de medios de comunicación Prisa, presenta rasgos comunes con el
hundimiento del país.
Un endeudamiento récord, debido a inversiones
faraónicas, figuras destacadas del mundo financiero que llevan las
riendas, a los que no les preocupan mucho los intereses propios de la
prensa, directores remunerados a base de millones de euros, despidos
exprés que corren el riesgo de resultar contraproducentes… "Es una
metáfora de lo que vive España actualmente", comenta Miguel Mora,
corresponsal del diario en París.
Violentas sacudidas
Acaban de despedir a 129 periodistas de un total de 466 empleados.
Cerca de un tercio de la plantilla. Entre ellos se encuentran grandes
nombres del diario. Cuatro ediciones locales del diario (entre ellas las
de Valencia y Andalucía) tendrán que cerrar, mientras que los
periodistas que han escapado al plan de despidos verán cómo se reduce su
sueldo un 15%.
El anuncio del ERE provocó violentas sacudidas internas. Durante tres
días en noviembre, la casi totalidad de los empleados se declaró en
huelga y el diario, que sigue siendo el único de centro izquierda de
tirada nacional en España, se tuvo que conformar con publicar noticias
de agencias. El pulso que enfrenta por un lado a Cebrián y por otro al
comité de los periodistas que se formó no ha terminado. (...)
Sin embargo, en esta historia hay algo que no cuadra. Al analizarlo
de cerca, El País constituía más bien una excepción en el sector de la
prensa. Desde su creación en 1976, el diario siempre ha registrado
beneficios.
Obtuvo 12 millones de euros de beneficios en 2011, más de
800 millones en diez años, hasta el año pasado. Incluso en el primer
semestre de 2012, si bien fue uno de los periodos más duros de la
historia reciente de España, el diario siguió registrando un saldo
positivo, un pequeño milagro en comparación con el estado de sus
competidores.
La dirección da a entender que El País habría sufrido sus primeras
pérdidas en agosto de 2012. Pero ¿esta alerta justifica por sí sola
deshacerse de un tercio de la plantilla del diario?
"La caída de El País no es una catástrofe natural, sino el ejemplo de
libro de cómo una mala gestión puede arruinar a hasta la institución
periodística más sólida que ha tenido nunca España. Internet y el
supuesto cambio de paradigma son sólo actores muy secundarios del
drama", escribe Pere Rusiñol, exinvestigador estrella de El País, que
dejó el diario en 2008.
Delirios de grandeza
Los problemas de Prisa comienzan en 2007. Cuando la crisis está a
punto de estallar, el grupo es presa de sus delirios de grandeza. Lanza
una OPA sobre una cadena de televisión de pago, Sogecable (que ya poseía
en parte). La deuda de la empresa alcanza niveles muy altos, en el peor
momento, justo antes del estallido de la burbuja española.
A partir de
2008, mientras España se queda atascada, Prisa solo tiene una idea en
mente, hilo conductor de una estrategia cuanto menos rudimentaria:
deshacerse de esa deuda colosal de 4.600 millones de euros.
Uno de los hechos clave de la crisis actual tiene lugar en noviembre
de 2010. Su nombre en clave: "operación Liberty". Ese otoño, Prisa
decide abrir su capital a nuevos accionistas, para saldar parte de sus
deudas.
Entonces se abalanza por la puerta principal el fondo
estadounidense Liberty Acquisition Holdings, propiedad de un puñado de
inversores, entre ellos una pareja muy conocida de financieros de Wall
Street: Martin Franklin y sobre todo, Nicolas Berggruen.
Aportan 650
millones de euros de dinero fresco.
La familia histórica de El País, los Polanco, poseía hasta entonces
el 70% del capital de Prisa. Ahora ha perdido la mitad, tras concluir
una oferta muy ventajosa para Liberty, que valora Prisa en los niveles
más bajos de su historia.
"Ese día, Prisa cambió para siempre: hasta
entonces había sido la empresa de la familia Polanco y en ese momento
empezaron a devorarla los tiburones", escribe el periodista Pere
Rusiñol, que acaba de publicar una alarmante investigación sobre el
grupo Prisa en la revista satírica Mongolia.
¿Qué ocurrió dos años después de la operación Liberty? El balance de
Prisa empeoró, en parte por la crisis. Las acciones del grupo se
desplomaron un 89%. El peso de la familia Polanco se diluyó aún más. En
cuanto a la deuda, sigue siendo gigantesca, de alrededor de 3.500
millones de euros. En enero de 2011, Prisa anunció la supresión del 18%
de sus efectivos en las actividades en España, Portugal y Latinoamérica.
Pero Nicolas Berggruen y Martin Franklin llevaron a cabo una
operación perfecta. En su contrato, se aseguraron unos beneficios del
7,5% sobre su participación en el grupo, durante los tres primeros años
tras su entrada en el capital, independientemente de los resultados de
Prisa...
Extravagantes remuneraciones
El otro gran vencedor de esta recapitalización no es otro que Juan
Luis Cebrián, el emblemático "consejero delegado" del grupo Prisa. El
académico, de 68 años, se ha asegurado remuneraciones estratosféricas en
el momento más duro de la crisis. En 2011, Prisa acusaba una pérdida de
450 millones de euros y su director general se embolsaba en ese mismo
momento un sueldo de entre 11 y 13 millones de euros.
La extravagante remuneración de Cebrián se ha convertido en el
símbolo del "doble rasero" dentro del periódico más respetado de España.
Los sindicatos de periodistas se dieron cuenta rápidamente de lo
absurdo de la situación: la suma que se embolsó su jefe en 2011
corresponde más o menos a los ahorros de masa salarial que prevé
realizar El País en un ejercicio, despidiendo a 129 periodistas… Una
comparación desastrosa.
Pero la saga de El País no acaba aquí. El verano pasado, y siempre
con el fin de reducir su fuerte endeudamiento, la dirección de Prisa
pone en marcha una nueva maniobra. Propone a algunos de sus acreedores,
no dinero en efectivo, porque no lo tiene, sino la conversión de títulos
de deuda en parte del capital. Concretamente, los pesos pesados de la
banca española, el Santander y Caixabank (aunque también HSBC), se
abalanzan sobre el capital de Prisa.
De repente, el consejo de administración del gran periódico
progresista español, se transformó en una asamblea de antiguos o
actuales consejeros de afamados bancos.
Algunos periodistas denuncian la aparición cada vez más frecuente de
artículos que revelan los puntos de vista de dos banqueros emblemáticos
de España, Emilio Botín (una de las bestias negras del movimiento
indignado, a la cabeza del Santander) e Isidro Fainé (un
ultra-conservador al mando de Caixabank), desde que los dos se
convirtieran en accionistas de Prisa. El primero de ellos, por ejemplo,
ocupó una página completa, el pasado 14 de noviembre, para dar cuentas
de un enésimo discurso sobre la gestión de la crisis de la eurozona...
Aguas revueltas
¿Se trata sencillamente de una historia española? En absoluto. En las
aguas revueltas de Prisa navegan varios franceses, al parecer sin
dificultades. Es el caso de Emmanuel Roman, hombre fuerte del hedge fund
británico Man Group. O incluso Alain Minc, consejero de varias empresas
y próximo a Nicolas Sarkozy.
Al igual que otros consejeros de Prisa, Alain Minc recibió el pasado
22 de octubre, unos días después del anuncio del plan de despidos en El
País, un bonito bonus: un paquete de acciones de Prisa (19.392 títulos)
por los servicios prestados.
Es una pena que la cotización de las
acciones siga siendo muy baja, últimamente de alrededor de 0,4 euros,
por lo que este "extra" tiene un valor aproximado de apenas 7.700 euros.
Una nimiedad." (Ludovic Lamant , Presseurop, 24 diciembre 2012, Mediapart
París)
No hay comentarios:
Publicar un comentario