6/2/14

Lo que no se cuenta de Pedro J. Ramírez y 'El Mundo'

"(...) Pedro J. no sólo ha sabido moverse bien en el periodismo y la política, sino también en los negocios. Tras ser destituido del Grupo 16 en 1989, según denunciaron, por motivos políticos debido a sus investigaciones críticas contra el Gobierno de Felipe González, Pedro J. Ramírez y Alfonso de Salas crean la empresa Unidad Editorial (Unedisa), editora del diario El Mundo

Los responsables intentaban presentar el proyecto como colectivo y participativo. Afirmaban que "el capital del periódico está fragmentado en participaciones inferiores al 10%, distribuidas entre más de 400 accionistas (buena parte de ellos empleados de la propia empresa)"[6]. Roberto Montoya, hoy ya fuera del periódico, fue responsable de Internacional, afirma que "El Mundo nunca fue algo parecido a una cooperativa.

 El banquero Mario Conde fue el primero o uno de los primeros accionistas. Los directivos, gente como Pedro J. Ramírez, Alfonso de Salas (en la parte económica), J. Fernández, Alfonso Rojo y el resto de fundadores, tenían un paquete de acciones y ofrecieron a los curritos comprar participaciones, pudiendo pagarlas de sus propias nóminas, pero los trabajadores nunca tuvieron un porcentaje significativo. Jamás hubo espíritu de cooperativa, ni a nivel de las decisiones económicas ni a nivel de la línea editorial ni nada de nada"[7].

En 1991, el grupo italiano Rizzoli-Corriere della Sera (RCS) adquiere el 45% del capital. Los directivos y profesionales acumulaban un 26% y Banesto (Mario Conde) un 4'5 %. Tal y como alardeaban en el diario, "El Mundo se había convertido, entre tanto, en elemento determinante de la vida española como consecuencia de sus revelaciones sobre los casos Filesa, Ibercorp, GAL, Fondos Reservados o Cesid"[8]

El 28 de noviembre de 1998 El Mundo y el Grupo Recoletos establecen una gran alianza estratégica por la que Recoletos adquirió entre el 20% y el 30% del capital de Unidad Editorial y se adhirió al pacto entre el Grupo Rizzoli y los fundadores de El Mundo.

El periodista José Díaz Herrera cuenta en su libro Pedro J. Ramírez al desnudo, el pelotazo que algunos directivos del periódico hicieron en este periodo con los trasvases de accionariado. Conocedores los componentes del núcleo dirigente del diario del interés de Recoletos por comprar acciones de El Mundo, crearon una sociedad de inversiones con el objetivo de adquirir el pequeño paquete que tenían algunos de los profesionales al 200% de su valor nominal. Así lo cuenta Díaz Herrera:

"Otros muchos periodistas ajenos al "chanchullo" que se traían entre manos Pedro J. Ramírez y Alfonso de Salas, cuya lista se haría interminable, se desprendieron de los títulos adquiridos en 1989 y 1991 para que "El Mundo fuera suyo". Endeudados hasta las cejas en algunas ocasiones para que nadie arrebatara a la sociedad el derecho a recibir información libre y pluralista, forzados a vender antes de tiempo porque nadie les informó de los "manejos" de sus jefes, su esfuerzo se convertía a partir de 1998/1999 en un negocio de cuatro espabilados"[9].

En opinión de Díaz Herrera,

"La compra de la participación de El Mundo por Recoletos escondía en realidad uno de los mayores "pelotazos" de la prensa española de los últimos años para unos pocos elegidos. Así, mientras una parte de la redacción vende anticipadamente sus títulos al 200% al carecer de información privilegiada, los "jefes" lo hacen al 520% y los super-jefes, el núcleo duro, esperan al 2002 o 2003 y obtuvieron plusvalías de 1.900% e incluso más"[10].

El Grupo Rizzoli mantendrá, con su participación del 45% en el capital de Unidad Editorial, su condición de principal accionista. Entre los negociadores del acuerdo se encontraba Cesare Romiti, recién nombrado presidente del Grupo Rizzoli, tras dejar la presidencia de Fiat. Según informó El Mundo, "Romiti se ha implicado personalmente en la negociación de los acuerdos dentro de su nueva etapa de activa dedicación a la empresa periodística"[11]

 Dos años después, mientras seguía siendo presidente de Rizzoli, Cesare Romiti fue condenado en Italia, en firme, a once meses y diez días de prisión por "falsedad contable" relativa al periodo en el que fue directivo de la Fiat. La condena terminaría anulada gracias a las reformas legales introducidas por Berlusconi por las cuáles la falsedad contable dejaba de ser delito.

Más tarde, en 2003, Recoletos vende a Rizzoli su 30% de acciones de Unedisa, lo que convertía a los italianos en propietarios del 87% de la editora de El Mundo. En esa época, algunos otros altos directivos del periódico pegaron otro "pelotazo" vendiendo sus acciones, ahora a los italianos.

 Por ejemplo Pedro J. Ramírez, se embolsó "entre 1999 y 2003 alrededor de 2.000 millones de pesetas por la venta de los títulos que le correspondían por la autocartera de Unidad Editorial y otros propios"[12]. Así lo explica Juan Carlos Escudier, uno de los periodistas de El Mundo que vendió sus acciones antes de que llegasen Recoletos y Rizzoli con el talonario:

Ramírez conoce, porque es un periodista de una pieza, que los accionistas italianos de su medio van a comprar en un plazo de meses acciones del periódico con una prima del 500%. ¿Qué hace el avispado informador? Ofrece a algunos trabajadores de El Mundo, a través de una sociedad instrumental en la que figura él mismo, comprar esos mismos títulos al 200%. La libertad de mercado es uno de los pilares de la libertad de expresión[13].

En la actualidad Pedro J. Ramírez posee un 1% de acciones de Unidad Editorial, pero se trata de una participación a la que no le preocupa la evolución económica del grupo. Tiene un contrato de sindicación de sus acciones con Rizzoli con una cláusula especial, mediante la cual, si se marcha de la empresa o es despedido, sus títulos pasarán a ser adquiridos por Corriere della Sera al 3.000% de su valor facial[14]. Porque para dirigir un periódico hay que saber mucho más que periodismo. (...)"                   (Público, 05/02/2014)

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