"El periodista José García Abad, director de ‘El Nuevo Lunes’ y del
semanario ‘El Siglo’, ha tenido que editarse su último libro sobre el
poder oculto del Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC) porque
pocas editoriales, por no decir ninguna, se atreverían con un material
tan altamente inflamable.
Como las lenguas de fuego que rellenan las
letras mayúsculas de la palabra Ibex en la portada de su manuscrito.
Pero sabe, como admite en tono de confidencia, que el capítulo que le
dedica al grupo Prisa será, probablemente, el que más quebraderos de
cabeza le acarree, conocedor de cómo se las gasta el ‘cañón Bertha’ de
Juan Luis Cebrián. (...)
PREGUNTA.- “Quince machos alfa”, como uno de los presentes
define en su libro a los miembros del Consejo, entre los que,
curiosamente, no está Juan Luis Cebrián. ¿No resulta extraña esta
ausencia siendo su papel tan determinante en otros foros como el Club
Bilderberg?
RESPUESTA.– No sé contestar. Realmente, Cebrián
fue beneficiado cuando el CEC decidió salvar al grupo Prisa, que tenía
una deuda de casi 5.000 millones de euros, y matar, periodísticamente, a
Pedro J. Ramírez.
Es muy difícil acoger en un grupo así a la persona
con la que van a volcarse poniendo dinero y salvándole. Era mucho más
práctico para todos, incluido Cebrián, que él no participara. Por otro
lado, sí estaba José Manuel Lara, de Planeta, o Leopoldo Rodés, que era
del mundo de la publicidad (Havas), por lo que no hubiera sido tan
extraño.
Pero Prisa era un grupo en quiebra. Es increíble, incluso, que
la CNMV, ante esa situación, no le hubiera obligado a hacer una
operación de acordeón o a ampliar capital, como hubiera hecho con
cualquier otra empresa. Pero Prisa es Prisa. No funcionan las cosas
igual con ellos.
P.- Se suele atribuir a la vicepresidenta
Soraya Sáenz de Santamaría un papel esencial en esa operación de salvar a
Prisa. ¿Es, quizá, una exageración?
R.– Soraya sí se pone
la medalla y por supuesto que está informada y que anima a que se haga
la operación. Pero no es la salvadora. Los salvadores son César Alierta,
Isidro Fainé, Emilio Botín y el HSBC.
Y después, los accionistas que va
consiguiendo Cebrián, que necesita ir incluyendo casi uno por año para
tener nuevas aportaciones de capital que le ayuden a seguir manteniendo
la bicicleta en pie y pedaleando. Naturalmente, si el Gobierno no está
por la labor no hubiera salido adelante esta operación. Pero el
protagonismo es del CEC, no del Gobierno.
P.– El papel determinante, según describe en su libro, lo desempeña César Alierta, a quien apoda “el gran caballo blanco”.
R.-
Yo creo que es una sucesión de acontecimientos. Primero, le soluciona a
Cebrián el gran marrón de Prisa, que era Sogecable y el Canal+. Eso, en
principio, no está relacionado con el segundo paso, cuando entra en el
capital de Prisa con un 13% al mismo tiempo que invita a Fainé y a Botín
a que le acompañen. Para Telefónica era una decisión comprometida.
Porque desde un punto de vista de presentación pública era mala cosa
meterse en un grupo de prensa. Sobre todo, después de la experiencia
anterior en Vía Digital con la que Alierta había terminado. Y porque
desde un punto de vista de la cuenta de resultados era una decisión muy
controvertida. La deuda de Telefónica era de 57.000 millones de euros y
la de Prisa alcanzaba los 3.500.
P.– Pedro Sánchez ha culpado, precisamente, a Telefónica y Prisa de su caída en el PSOE…
R.–
No es la primera vez. A Borrell, en su día, ‘El País’ ya le advirtió de
que le iban a hacer un editorial diario en su contra si no se iba. Y ya
he contado en otro libro (‘El Maquiavelo de León’), que un subdirector
de ‘El País’ me habló en su día de la existencia de lo que llamaban en
el periódico el “cierre Rubalcaba”.
Prisa, de la mano de Felipe
González, ha tratado siempre de encarrilar al PSOE, de hacer de guía y
protector de este partido. Esto es así y no hay más que seguir la línea
de ‘El País’ con respecto a Sánchez. Lo machacaron. No es solo la fuerza
de unos editoriales contra él. Era el enfoque de las informaciones y
los titulares, claramente en su contra.
Liberty y el ‘lobby’ judío
Una
parte importante del devenir de Prisa en sus últimos años está ligada a
la extraña entrada en su capital del fondo oportunista Liberty, que
encabezaban Nicolas Berggruen, apodado el millonario ‘homeless’ y Martin
Franklin.
Para Abad, que trata de desentrañar los recovecos de esta
operación, aquello fue “un chanchullo” de ingeniería financiera diseñado
por el abogado de Prisa, Matías Cortés, y sobre la que la CNMV miró
para otro lado.
“Fue una operación totalmente falsa –explica–,
porque ahí, dinero realmente no hay. Es una especie de aportación en
especie. Un chanchullo. Prisa se hace, en teoría, con el 100% de los
fondos de Liberty y esta, aportando unos 600 millones de euros, se queda
con el 50% del capital de Prisa.
Pero nada de eso fue verdad. En las
preguntas que formulo a Prisa en el libro, y que no han contestado,
pregunto si Prisa sigue siendo dueña de Liberty o si esta sigue teniendo
el 50% de la editora de ‘El País’. No hay ninguna respuesta porque,
claro, todo es absolutamente ficticio”.
P.– ¿Y qué beneficio obtenía Prisa entonces?
R.–
Salvar la vida. Era todo teoría vaporosa pero, de momento, le permitía a
Prisa tener una apariencia de mayor solvencia. Y se juega con esto. Eso
le permite a los bancos convertir la deuda que tenían en capital y,
sobre todo, poder justificarlo ante sus accionistas.
Esto funciona
siempre por apariencias de solvencia más que por solvencia en sentido
estricto. Es una operación ficticia que, efectivamente, salva a Prisa.
Pero todo está hecho siempre a base de chanchullos.
García Abad
narra en su libro cómo la entrada de Liberty tiene, además, otro
importante efecto colateral para ‘El País’ y sus periodistas. Cebrián,
dice, se compromete con Berggruen y Martin E. Franklin para establecer
un sistema que garantiza una postura projudía del periódico, controlada
por el jefe de Opinión, José Ignacio Torreblanca. De ahí, episodios
posteriores que cita, como el del despido del corresponsal en Israel,
Juan Gómez, en 2014, o la expulsión del dibujante Carlos Romeu.
“Esto
le permite a Cebrián y a Felipe González participar en todos estos
‘lobbies’ internacionales de pensamiento como puede ser el Foro de Davos
o el Instituto Berggruen y, sobre todo, el Club Bilderberg. Participar
ahí le da a Cebrián respetabilidad internacional y es una herramienta
importante para poder mantenerse con vida”.
P.– El único
que parece plantar cara internamente a Cebrián es Joseph Oughourlian, el
dueño de Amber Capital. Se ha convertido a día de hoy en el principal
accionista del grupo (19,2%), por encima de los Polanco, y controla
directamente los pasos de Cebrián en el comité de retribuciones. Usted
apunta que Cebrián llegó a temerse una pinza de Amber con Telefónica en
su contra.
R.- Es que Cebrián está en el filo de la navaja.
Como decía con el símil de la bicicleta, tiene que estar continuamente
pedaleando para buscar nuevos apoyos. Lo que a mí se me escapa es si ha
habido algo más para conseguir lo que ha conseguido, ampliar su contrato
hasta 2020. Cebrián es un personaje muy astuto y hay detalles que se me
escapan y que no sé explicar.
En el comité de retribuciones hay
cosas muy feas como lo del piso de Cebrián que Prisa le paga a Gregorio
Marañón y Bertrán de Lis, que era precisamente el presidente de ese
comité de retribuciones cuando se aprobó eso.
O que cuando entró el
fondo Liberty en Prisa, todos se llevaron un pastón. A Cebrián le dieron
dos millones de acciones gratis, a los Polanco otro tanto, y a Matías
Cortes, 20 millones por haber diseñado la operación. Carlos Slim no
llegó a entrar en Prisa, a pesar de su interés, porque, precisamente, no
le gustaba nada lo que pasa dentro.
P.– ¿Y qué debería haber hecho el regulador en esos casos?
R.–
Lo que hubiera hecho con cualquier otro caso. Son prácticas
intolerables en el mundo de la empresa. En definitiva, la cuestión clave
es que ni a la CNMV ni a la Agencia Tributaria ni a ningún organismo de
estos se les ocurre meterse con ‘El País’.
P.- Para el
fichaje de otros accionistas, como los mexicanos Ernesto Zedillo o
Roberto Alcántara, resulta clave el papel de un nombre controvertido
como el de Antonio Navalón.
R.- Cebrián se está apoyando en
Felipe González y en Navalón que, a cambio, escribe los lunes en ‘El
País’ y participa en la tertulia de ‘Hora 25’. Yo ya cuento en el libro
que, en cambio, Pepa Bueno se opuso a que estuviera en ‘Hoy por hoy’.
Navalón es el abrepuertas y el conseguidor de toda la vida que ahora
está dando doctrina los lunes en ‘El País’ y muchas veces, hablando
sobre corrupción. Un tío que ha estado en todos los charcos del mundo,
en las operaciones más impresentables como lo de Mario Conde con la
agencia Trust, entre otros casos.
Es un personaje de cuidado. Y son los
personajes en los que se apoya Cebrián. Navalón se mueve muy bien. Es un
hombre no muy culto, con una pluma no muy excelente, pero que tiene un
don impresionante de seducir a los ricos." (Daniel Forcada , Rebelión, 22/11/16)
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