Mostrando entradas con la etiqueta CONTROL ECONOMICO DE LOS MEDIOS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CONTROL ECONOMICO DE LOS MEDIOS. Mostrar todas las entradas

3/9/25

Israel mata a los periodistas. Los medios occidentales matan la verdad del genocidio en Gaza... Quizá el punto álgido de la domesticación de los periodistas extranjeros por parte de Israel se alcanzó esta semana en un reportaje de la CNN, cuando informó sobre el trauma psicológico que algunos soldados israelíes están sufriendo por el tiempo pasado en Gaza, que en algunos casos les lleva al suicidio... las atrocidades que los soldados admiten haber cometido son poco más que el telón de fondo, ya que la CNN encuentra otro ángulo del sufrimiento israelí. Los soldados israelíes son las verdaderas víctimas, incluso mientras perpetran un genocidio contra el pueblo palestino... Un conductor de bulldozer, Guy Zaken, dijo a CNN que no podía dormir y que se había vuelto vegetariano por las «cosas muy, muy difíciles» que había visto y tenido que hacer en Gaza... ¿Qué cosas? Zaken había declarado anteriormente en una audiencia del Parlamento israelí que el trabajo de su unidad consistía en atropellar a cientos de palestinos, algunos de ellos vivos... CNN informó: «Zaken dice que ya no puede comer carne, pues le recuerda las horripilantes escenas que presenció desde su excavadora en Gaza» (Jonathan Cook, premio de periodismo Martha Gellhorn)

"La opinión pública occidental está siendo sometida a una campaña de guerra psicológica, en la que el genocidio se clasifica como «legítima defensa» y la oposición a él como «terrorismo»

Israel sabía que, si podía impedir que los corresponsales extranjeros informaran directamente desde Gaza, esos periodistas acabarían cubriendo los acontecimientos de forma mucho más de su agrado.

Cubrirían cada informe de una nueva atrocidad israelí -si es que la cubrían- con un «Hamás afirma» o «miembros de la familia de Gaza alegan». Todo se presentaría en términos de narrativas contradictorias en lugar de hechos atestiguados. El público se sentiría inseguro, indeciso, distante.

Israel podría envolver su matanza en una niebla de confusión y disputa. La repulsión natural que evoca un genocidio se atenuaría.

Durante un año, los reporteros de guerra más experimentados de las cadenas internacionales han permanecido en sus hoteles de Israel, observando Gaza desde la distancia. Sus historias de interés humano, siempre en el centro de los reportajes de guerra, se han centrado en el sufrimiento mucho más limitado de los israelíes que en la vasta catástrofe que se desarrolla para los palestinos.

Por ello, el público occidental se ha visto obligado a revivir un único día de horror para Israel, el 7 de octubre de 2023, con la misma intensidad con la que ha vivido un año de horrores diarios en Gaza, en lo que el Tribunal Mundial ha juzgado como un genocidio «plausible» por parte de Israel.

Por eso los medios de comunicación han sumergido a sus audiencias en la agonía de las familias de unos 250 israelíes -civiles tomados como rehenes y soldados cautivos- tanto como en la de 2,3 millones de palestinos bombardeados y muertos de hambre semana tras semana, mes tras mes.

Por eso el público ha sido sometido a narrativas de luz de gas que enmarcan la destrucción de Gaza como una «crisis humanitaria» y no como el lienzo en el que Israel está borrando todas las reglas conocidas de la guerra.

Mientras los corresponsales extranjeros se sientan obedientemente en sus habitaciones de hotel, los periodistas palestinos han sido asesinados uno a uno– en una de las mayores masacres de periodistas de la historia.

Israel repite ahora el proceso en Líbano. El jueves por la noche, atacó una residencia en el sur de Líbano donde se alojaban tres periodistas. Todos murieron.

Como muestra de lo deliberadas y cínicas que son las acciones de Israel, esta semana puso a sus militares en el punto de mira de seis reporteros de Al Jazeera difamándolos como «terroristas» que trabajan para Hamás y la Yihad Islámica.

Al parecer, son los últimos periodistas palestinos supervivientes en el norte de Gaza, que Israel ha acordonado mientras lleva a cabo el llamado «Plan del General».

Israel no quiere que nadie informe de su ofensiva final para exterminar el norte de Gaza matando de hambre a los 400.000 palestinos que siguen allí y ejecutando a cualquiera que permanezca como «terrorista».

Estos seis se unen a una larga lista de profesionales difamados por Israel en aras del avance de su genocidio, desde médicos y trabajadores humanitarios hasta personal de mantenimiento de la paz de la ONU.
Simpatía por Israel

Quizá el punto álgido de la domesticación de los periodistas extranjeros por parte de Israel se alcanzó esta semana en un reportaje de la CNN. Ya en febrero, el personal de la CNN reveló que los ejecutivos de la cadena habían estado ocultando activamente las atrocidades israelíes para retratar a Israel bajo una luz más simpática.

En una historia cuyo encuadre debería haber sido impensable -pero que tristemente era demasiado predecible- la CNN informó sobre el trauma psicológico que algunos soldados israelíes están sufriendo por el tiempo pasado en Gaza, que en algunos casos les lleva al suicidio.

Parece que cometer un genocidio puede ser malo para la salud mental. O, como explicó la CNN , sus entrevistas «ofrecen una ventana a la carga psicológica que la guerra está arrojando sobre la sociedad israelí».

En su extenso artículo, titulado «Salió de Gaza, pero Gaza no salió de él», las atrocidades que los soldados admiten haber cometido son poco más que el telón de fondo, ya que la CNN encuentra otro ángulo del sufrimiento israelí. Los soldados israelíes son las verdaderas víctimas, incluso mientras perpetran un genocidio contra el pueblo palestino.

Un conductor de bulldozer, Guy Zaken, dijo a CNN que no podía dormir y que se había vuelto vegetariano por las «cosas muy, muy difíciles» que había visto y tenido que hacer en Gaza.

¿Qué cosas? Zaken había declarado anteriormente en una audiencia del Parlamento israelí que el trabajo de su unidad consistía en atropellar a cientos de palestinos, algunos de ellos vivos.

CNN informó: «Zaken dice que ya no puede comer carne, pues le recuerda las horripilantes escenas que presenció desde su excavadora en Gaza».

Sin duda, algunos guardias de campos de concentración nazis se suicidaron en la década de 1940 tras presenciar los horrores que allí se producían, porque eran responsables de ellos. Sólo en algún extraño universo paralelo de noticias su «carga psicológica» sería la historia.

Después de una enorme reacción en línea, CNN enmendó una nota del editor al comienzo del artículo que originalmente decía: «Esta historia incluye detalles sobre el suicidio que algunos lectores pueden encontrar perturbadores».

Se suponía que los lectores encontrarían perturbador el suicidio de soldados israelíes, pero aparentemente no la revelación de que esos soldados atropellaban rutinariamente a los palestinos de modo que, como explicó Zaken, «todo sale a chorros».
Prohibición de Gaza

Por fin, cuando se cumple un año de la guerra genocida de Israel, que ahora se extiende rápidamente al Líbano, algunas voces se alzan muy tardíamente para exigir la entrada de periodistas extranjeros en Gaza.

Esta semana – en un movimiento presumiblemente diseñado, ante la inminencia de las elecciones de noviembre, para congraciarse con los votantes enfadados por la complicidad del partido en el genocidio– decenas de miembros demócratas del Congreso de EE.UU.escribieron al presidente Joe Biden pidiéndole que presionara a Israel para que diera a los periodistas «acceso sin trabas» al enclave.

No contengas la respiración.

Los medios de comunicación occidentales han hecho muy poco para protestar por su exclusión de Gaza durante el último año, por varias razones.

Dada la naturaleza totalmente indiscriminada de los bombardeos israelíes, los principales medios de comunicación no han querido que sus periodistas fueran alcanzados por una bomba de 2.000 libras por estar en el lugar equivocado.

Esto puede deberse, en parte, a la preocupación por su bienestar. Pero es probable que haya preocupaciones más cínicas.

Hacer volar por los aires o ejecutar por francotiradores a periodistas extranjeros en Gaza arrastraría a las organizaciones de medios de comunicación a una confrontación directa con Israel y su bien engrasada maquinaria de lobby.

La respuesta sería totalmente predecible, insinuando que los periodistas murieron porque estaban en connivencia con «los terroristas» o que estaban siendo utilizados como «escudos humanos» – la excusa que Israel ha utilizado una y otra vez para justificar sus ataques contra médicos en Gaza y contra las fuerzas de paz de la ONU en Líbano.

Pero hay un problema mayor. Los medios del establishment no han querido estar en una posición en la que sus periodistas estén tan cerca de la «acción» que corran el riesgo de ofrecer una imagen más clara de los crímenes de guerra y el genocidio de Israel.

El actual distanciamiento de los medios de comunicación de la escena del crimen les ofrece una negación plausible, ya que se sitúan a ambos lados de todas las atrocidades israelíes.

En conflictos anteriores, los reporteros occidentales han servido como testigos, ayudando en el procesamiento de líderes extranjeros por crímenes de guerra. Eso ocurrió en las guerras que asistieron a la desintegración de Yugoslavia, y sin duda volverá a ocurrir si el presidente ruso Valdimir Putin es entregado alguna vez a La Haya.

Pero esos testimonios periodísticos se aprovecharon para meter entre rejas a los enemigos de Occidente, no a su aliado más cercano.

Los medios de comunicación no quieren que sus reporteros se conviertan en testigos principales de cargo en los futuros juicios contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, en la Corte Penal Internacional (CPI). Karim Khan, fiscal de la CPI, está pidiendo la detenciónde ambos.

Al fin y al cabo, los testimonios de los periodistas no se detendrían a las puertas de Israel. Implicarían también a las capitales occidentales y pondrían a los medios de comunicación establecidos en una situación de colisión con sus propios gobiernos.

Los medios de comunicación occidentales no consideran que su trabajo consista en pedir cuentas al poder cuando es Occidente quien comete los crímenes.
Censurar a los palestinos

Poco a poco han ido apareciendo periodistas denunciantes para explicar cómo las organizaciones de noticias del establishment -incluidas la BBC y el supuestamente liberal Guardian- están dejando de lado las voces palestinas y minimizando el genocidio.

Una investigación de Novara Media reveló recientemente el creciente descontento en algunos sectores de la redacción de The Guardian por su doble rasero sobre Israel y Palestina.

Recientemente, sus editores censuraron un comentario de la preeminente autora palestina Susan Abulhawa después de que ésta insistiera en que se le permitiera referirse a la matanza de Gaza como «el holocausto de nuestros tiempos».

Durante el mandato de Jeremy Corbyn como líder del Partido Laborista, columnistas de alto nivel del Guardian como Jonathan Freedland insistieron mucho en que los judíos, y sólo los judíos, tenían derecho a definir y nombrar su propia opresión.

Sin embargo, ese derecho no parece extenderse a los palestinos.

Como señaló el personal que habló con Novara, el periódico hermano dominical del Guardian, el Observer, no tuvo ningún problema en abrir sus páginas al escritor judío británico Howard Jacobson para calumniar como «libelo de sangre» cualquier información sobre el hecho demostrable de que Israel ha matado a muchos, muchos miles de niños palestinos en Gaza.

Un veterano periodista dijo: «¿Le preocupa más al Guardian la reacción a lo que se dice sobre Israel que sobre Palestina? Por supuesto».

Otro miembro del personal admitió que sería inconcebible que el periódico censurara a un escritor judío. Pero parece que censurar a un palestino está bien.

Otros periodistas afirman estar sometidos a un «control asfixiante» por parte de los redactores jefe, y afirman que esta presión existe «solo si publicas algo crítico con Israel».

Según su personal, la palabra «genocidio» está prácticamente prohibida en el periódico, excepto en la cobertura de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), cuyos jueces dictaminaron hace nueve meses que se había presentado un caso «plausible» de que Israel estaba cometiendo genocidio.

Desde entonces, la situación ha empeorado.
Periodistas denunciantes

Sara», una informadora que recientemente dimitió de la redacción de la BBC y habló de sus experiencias al Listening Post de Al Jazeera, afirmó que a los palestinos y a quienes les apoyaban se les mantenía habitualmente fuera de antena o se les sometía a interrogatorios humillantes e insensibles.

Según los informes, algunos productores se han vuelto cada vez más reacios a llevar al aire a palestinos vulnerables, algunos de los cuales han perdido familiares en Gaza, debido a la preocupación por el efecto en su salud mental de los interrogatorios agresivos a los que estaban siendo sometidos por parte de los presentadores.

Según Sara, las investigaciones de la BBC sobre posibles invitados se centran mayoritariamente en los palestinos, así como en quienes simpatizan con su causa y las organizaciones de derechos humanos. Rara vez se comprueban los antecedentes de los invitados israelíes o judíos.

Añadió que una búsqueda que mostrara que un invitado había utilizado la palabra «sionismo» -la ideología del Estado de Israel- en un mensaje en las redes sociales podría ser suficiente para que fuera descalificado de un programa.

Incluso funcionarios de uno de los mayores grupos de derechos humanos del mundo, Human Rights Watch, con sede en Nueva York, se convirtieron en personas non gratas en la BBC por sus críticas a Israel, a pesar de que la corporación se había basado anteriormente en sus informes para cubrir Ucrania y otros conflictos mundiales.

A los invitados israelíes, por el contrario, «se les dio rienda suelta para decir lo que quisieran sin apenas rechistar», incluidas mentiras sobre Hamás quemando o decapitando bebés y cometiendo violaciones en masa.

Un correo electrónico de más de 20 periodistas de la BBC, citado por Al Jazeera, enviado el pasado mes de febrero a Tim Davie, director general de la BBC, advertía de que la cobertura de la corporación corría el riesgo de «ayudar e instigar el genocidio mediante la supresión de historias».
Valores al revés

Estos prejuicios han sido demasiado evidentes en la cobertura de la BBC, primero de Gaza y ahora, a medida que disminuye el interés de los medios de comunicación por el genocidio, del Líbano.

Los titulares -la música ambiental del periodismo y la única parte de una historia que muchos de los espectadores leen- han sido uniformemente nefastos.

Por ejemplo, las amenazas de Netanyahu de un genocidio al estilo de Gaza contra el pueblo libanés a principios de este mes si no derrocaban a sus líderes fueron suavizadas por el titular de la BBC: «El llamamiento de Netanyahu al pueblo libanés cae en saco roto en Beirut».

Los lectores razonables habrían deducido erróneamente tanto que Netanyahu intentaba hacer un favor al pueblo libanés (preparándose para asesinarlo), como que éste estaba siendo desagradecido al no aceptar su oferta.

Ha sido la misma historia en todos los medios del establishment. En otro momento extraordinario y revelador, Kay Burley de Sky News anunció este mes la muerte de cuatro soldados israelíes a causa de un ataque con drones de Hezbolá contra una base militar dentro de Israel.

Con una solemnidad normalmente reservada al fallecimiento de un miembro de la familia real británica, nombró lentamente a los cuatro soldados, mostrando en pantalla una foto de cada uno de ellos. Subrayó dos veces que los cuatro sólo tenían 19 años.

Sky News parecía no entender que no se trataba de soldados británicos, y que no había ninguna razón para que la audiencia británica se sintiera especialmente perturbada por sus muertes. En las guerras mueren soldados continuamente, son gajes del oficio.

Y además, si Israel los consideraba lo suficientemente mayores como para luchar en Gaza y Líbano, entonces también eran lo suficientemente mayores como para morir sin que su edad fuera tratada como algo especialmente digno de mención.

Pero aún más significativo es el hecho de que la Brigada Golani de Israel, a la que pertenecían estos soldados, ha estado implicada en la matanza de palestinos durante el último año. Sus tropas han sido responsables de muchas de las decenas de miles de niños asesinados y mutilados en Gaza.

Cada uno de los cuatro soldados era mucho, mucho menos merecedor de la simpatía y preocupación de Burley que los miles de niños que han sido masacrados a manos de su brigada. A esos niños casi nunca se les nombra y rara vez se muestran sus fotos, entre otras cosas porque sus heridas suelen ser demasiado horripilantes para ser vistas.

Fue una prueba más del mundo al revés que los medios de comunicación establecidos han estado tratando de normalizar para sus audiencias.

Por eso las estadísticas de Estados Unidos, donde la cobertura de Gaza y Líbano puede ser aún más desquiciada, muestran que la fe en los medios de comunicación está por los suelos. Menos de uno de cada tres encuestados –31% – afirmó tener todavía «mucha o bastante confianza en los medios de comunicación».
Aplastar la disidencia

Israel es quien dicta la cobertura de su genocidio. Primero, asesinando a los periodistas palestinos que informan sobre el terreno y, después, asegurándose de que los corresponsales extranjeros formados en la casa se mantengan alejados de la matanza, fuera de peligro en Tel Aviv y Jerusalén.

Y como siempre, Israel ha podido contar con la complicidad de sus patrocinadores occidentales para aplastar la disidencia en su propio país.

La semana pasada, un periodista de investigación británico, Asa Winstanley, crítico abierto de Israel y sus grupos de presión en el Reino Unido, vio su casa en Londres asaltada al amanecer por la policía antiterrorista.

Aunque la policía no lo ha detenido ni acusado -al menos de momento-, confiscó sus dispositivos electrónicos. Se le advirtió de que estaba siendo investigado por «fomento del terrorismo» en sus publicaciones en las redes sociales.

La policía informó a MEE de que sus dispositivos habían sido incautados en el marco de una investigación por presuntos delitos de terrorismo de «apoyo a una organización proscrita» y «difusión de documentos terroristas».

La policía sólo puede actuar gracias a la draconiana Ley de Terrorismo británica, contraria a la libertad de expresión

El artículo 12, por ejemplo, tipifica como delito de terrorismo la expresión de una opinión que pueda interpretarse como simpatizante de la resistencia armada palestina a la ocupación ilegal israelí, un derecho consagrado en el derecho internacional pero que en Occidente se tacha de «terrorismo».

Los periodistas que no han recibido formación en los medios de comunicación establecidos, así como los activistas solidarios, deben ahora trazar un camino traicionero a través de un terreno jurídico intencionadamente mal definido cuando hablan del genocidio de Israel en Gaza.

Winstanley no es el primer periodista acusado de infringir la Ley de Terrorismo. En las últimas semanas, Richard Medhurst, periodista independiente, fue detenido en el aeropuerto de Heathrow a su regreso de un viaje al extranjero. Otra periodista-activista, Sarah Wilkinson, fue detenida brevemente después de que la policía registrara su domicilio. También se incautaron de sus dispositivos electrónicos.

Mientras tanto, Richard Barnard, cofundador de Palestine Action, que pretende interrumpir el suministro de armas por parte del Reino Unido al genocidio de Israel, ha sido acusado por los discursos que ha pronunciado en apoyo de los palestinos.

Ahora parece que todas estas acciones forman parte de una campaña policial específica dirigida contra periodistas y activistas de la solidaridad palestina: «Operación Incesante».

El mensaje que se supone que transmite este torpe título es que el Estado británico está persiguiendo a cualquiera que hable demasiado alto contra el continuo armamento y la complicidad del gobierno británico en el genocidio de Israel.

Cabe destacar que los medios de comunicación establecidos no han cubierto este último asalto contra el periodismo y el papel de una prensa libre – supuestamente las mismas cosas que están ahí para proteger.

La redada en el domicilio de Winstanley y las detenciones pretenden intimidar a otros, incluidos periodistas independientes, para que guarden silencio por miedo a las consecuencias de hablar.

Esto no tiene nada que ver con el terrorismo. Más bien es terrorismo del Estado británico.

Una vez más, el mundo se vuelve del revés.
Ecos de la historia

Occidente está librando una campaña de guerra psicológica contra sus poblaciones: les está haciendo luz de gas y desorientando, clasificando el genocidio como «autodefensa» y la oposición a él como una forma de «terrorismo».

Se trata de una ampliación de la persecución sufrida por Julian Assange, el fundador de Wikileaks que pasó años encerrado en la prisión londinense de alta seguridad de Belmarsh.

Su periodismo sin precedentes -revelar los secretos más oscuros de los Estados occidentales- fue redefinido como espionaje. Su «delito» fue revelar que Gran Bretaña y Estados Unidos habían cometido sistemáticamente crímenes de guerra en Irak y Afganistán.

Ahora, basándose en ese precedente, el Estado británico persigue a los periodistas simplemente por avergonzarlo.

La semana pasada asistí en Bristol a una reunión contra el genocidio en Gaza en la que el principal orador se ausentó físicamente después de que el Estado británico no le expidiera un visado de entrada.

El invitado que faltaba -tuvo que unirse a nosotros mediante zoom- era Mandla Mandela, nieto de Nelson Mandela, que estuvo encarcelado durante décadas como terrorista antes de convertirse en el primer dirigente de la Sudáfrica posterior al apartheid y en un estadista internacional aclamado.

Mandla Mandela era hasta hace poco miembro del Parlamento sudafricano. Un portavoz del Ministerio del Interior dijo a MEE que el Reino Unido sólo expedía visados «a quienes queremos acoger en nuestro país».

Los medios de comunicación sugieren que Gran Bretaña estaba determinada a excluir a Mandela porque, al igual que su abuelo, considera que la lucha palestina contra el apartheid israelí está íntimamente ligada a la anterior lucha contra el apartheid sudafricano.

Los ecos de la historia no parecen haber pasado desapercibidos para los funcionarios: el Reino Unido vuelve a asociar a la familia Mandela con el terrorismo. Antes era para proteger el régimen de apartheid de Sudáfrica. Ahora es para proteger el régimen de apartheid y genocidio aún peor de Israel.

En efecto, el mundo está patas arriba. Y los supuestamente «medios de comunicación libres» de Occidente están desempeñando un papel fundamental en el intento de hacer que nuestro mundo al revés parezca normal.

Eso sólo puede conseguirse no informando del genocidio de Gaza como un genocidio. En lugar de eso, los periodistas occidentales sirven poco más que de taquígrafos. Su trabajo: tomar el dictado de Israel."

(Jonathan Cook, Premio de periodismo Martha Gellhorn, Middle East Eye, 25/10/24, traducción DEEPL)

21/2/25

USAID y los medios de comunicación «independientes... La geografía de la financiación de las agencias estadounidenses... Medios de comunicación, fundaciones, operaciones de cambio de régimen y más... la USAID gasta más de 250 millones de dólares anuales en formar y financiar una vasta y extensa red de más de 6.200 periodistas en unos 1.000 órganos u organizaciones de noticias de todo el mundo

 "«En total, la USAID gasta más de 250 millones de dólares anuales en formar y financiar una vasta y extensa red de más de 6.200 periodistas en unos 1.000 órganos u organizaciones de noticias [de todo el mundo], todo ello bajo el lema de promover los 'medios de comunicación independientes'». Así Alan MacLeod en Mintpressnews.

Ucrania, Cuba, Myanmar. El río de dinero de USAID

En detalle, la USAID financió el 90% de los medios de comunicación ucranianos, incluido el prestigioso Kyiv Independent, cuya redactora jefe, Olga Rudenko, calificó el bloqueo de la financiación de la USAID de 'amenaza aún mayor para el periodismo independiente ucraniano que la pandemia de COVID-19 y la invasión rusa' (sic).

Los «medios de comunicación antigubernamentales de Cuba también se han sumido en una situación similar», continuó MacLeod, entre ellos CubaNet, con sede en Miami, Diario de Cuba, con sede en Madrid, y otros. Todos ellos financiados para ofrecer a los jóvenes cubanos «periodismo multimedia objetivo y sin censura». Los cínicos, sin embargo, comenta MacLeod, al visitar estos sitios web podrían «ver sólo argumentos anticomunistas».

 Myanmar, donde «se calcula que 200 periodistas son pagados directamente por USAID», también está experimentando un colapso de la llamada prensa independiente. Hay que tener en cuenta que el país, que había entrado en la órbita de influencia china, ha sido durante mucho tiempo presa de una sangrienta guerra intestina entre las fuerzas gubernamentales y diversas fuerzas rebeldes, un conflicto que ha creado una inestabilidad permanente en las fronteras de China (en los principales medios de comunicación estadounidenses aparecen a menudo artículos que ensalzan los motivos de los rebeldes contra el gobierno).

En passant, cabe señalar que con la escalada del conflicto -alimentada por Estados Unidos en función antichina- Myanmar «se ha convertido en el exportador más importante del mundo de materia prima para producir heroína y otros opiáceos» (New York Times). Esta primacía pertenecía anteriormente a Afganistán, otro país interesado en una guerra fabricada por Estados Unidos. Una vez finalizado el conflicto afgano con la retirada estadounidense, los cultivos de opio se trasladaron a Myanmar... que así sea.

Bielorrusia, Irán, Georgia...

Volviendo a Europa, MacLeod informa de que «un reciente estudio de 20 de los principales medios de comunicación bielorrusos reveló que un asombroso 60% de su presupuesto procede de Washington». Financiación afectada: incluso Minsk ha sufrido empujones a favor del cambio de régimen.

 También se cerraron los grifos a los movimientos contrarios a Teherán; de hecho, «un informe de la BBC persa señalaba que más de 30 grupos iraníes celebraron una reunión de crisis para discutir cómo reaccionar ante los recortes de ayuda».

«Otro país inundado de dinero procedente de ONG occidentales es Georgia. El 30 de enero, Georgia Today señalaba que la financiación de USAID ha sido una «piedra angular» para el país desde su independencia. Y advertía de que «muchas organizaciones cerrarían inmediatamente sus puertas, y para siempre, sin el flujo constante de dinero».

'Noticias similares llegaron desde Serbia, Moldavia y toda América Latina. Mientras tanto, varios usuarios de medios sociales han notado cómo muchas de las voces antichinas más prominentes activas en varias plataformas se han vuelto extrañamente silenciosas desde el cierre'.

Los medios «independientes»...

A pesar de estar financiados por el gobierno estadounidense, del que USAID es una articulación, y a pesar del condicionamiento que esta dependencia da tanto a las narrativas como a los temas a cubrir o no, todos estos medios son etiquetados por los grandes medios occidentales como «independientes».

 A este respecto, MacLeod subraya otro aspecto significativo de esta situación: a pesar de que «USAID se dirige específicamente a la opinión pública extranjera, gran parte de su mensaje vuelve a Estados Unidos, ya que esos medios extranjeros son clasificados como fuentes creíbles, independientes y fiables por los periódicos o la televisión. Así, la financiación de los medios de comunicación extranjeros también acaba inundando las audiencias nacionales con mensajes favorables a Estados Unidos». Lo mismo ocurre con los medios de comunicación europeos. A este respecto, basta pensar en la importancia de los medios de comunicación ucranianos en la configuración de la narrativa sobre el conflicto que tiene lugar en su país.

Nótese que mientras parte de la prensa se queja de «la desaparición de los medios apoyados por USAID, muchos jefes de Estado tienen la reacción contraria. Quítenles el dinero», dijo el presidente colombiano Gustavo Petro, “son veneno”. Nayib Bukele, Presidente de El Salvador, tuvo un raro momento de entendimiento con Petro. La mayoría de los gobiernos no quieren que los fondos de USAID lleguen a sus países porque saben adónde va la mayor parte de ese dinero» (y para qué se utiliza).

Así Bukele: «Aunque se anuncian como apoyo al desarrollo, la democracia y los derechos humanos, la mayoría de estos fondos se canalizan hacia grupos de la oposición, ONG con agendas políticas y movimientos desestabilizadores. En el mejor de los casos, quizá un 10% del dinero llega a proyectos reales que ayudan a personas necesitadas (de hecho, hay casos así), pero el resto se utiliza para alimentar la disidencia, financiar protestas y debilitar a las administraciones que se niegan a alinearse con la agenda globalista».

Medios de comunicación social, funcionarios procedentes de la CIA y la USAID

No sólo eso, los fondos de la USAID se han utilizado para censurar en Internet las noticias y opiniones que no encajan en el sistema, la llamada lucha contra la desinformación y las Fake News. «Entre los métodos esbozados por la USAID para suprimir los medios de comunicación independientes se encuentra lo que denomina 'alcance del anunciante', es decir, amenazar a los anunciantes para que rompan sus vínculos con los sitios web más pequeños con el fin de restringirlos financieramente».

Otra forma es desacreditar a esos medios antes de que sus noticias u opiniones lleguen a conocimiento del público en general, con lo que se «“desacredita la marca, la credibilidad y la reputación”» de los réprobos. En otras palabras, escribe MacLeod, «fue un ataque dirigido por el Estado contra los medios de comunicación alternativos y críticos con el Gobierno estadounidense».

También hay una para la National Endowment for Democracy (NED), organismo hermano de la USAID, que también se ha puesto en estado de alerta, pero de cuyas actividades aún se sabe poco; la NED también «patrocina medios de comunicación en todo el mundo». A las actividades de estas agencias se añade la del «Departamento de Defensa de EEUU, que despliega un gigantesco ejército clandestino de al menos 60.000 personas con la tarea de influir en la opinión pública, la mayoría de las cuales lo hace desde sus ordenadores». Un reportaje de Newsweek de 2021 describía esta operación como 'la mayor fuerza encubierta que el mundo haya conocido jamás'».

Además, continúa MintPress, es bien sabido 'que los más altos cargos ejecutivos de las principales compañías de medios sociales, como Facebook, Twitter, Google, TikTok y Reddit, están ocupados en su mayoría por ex funcionarios de la CIA, USAID y otras agencias de seguridad nacional'.

Fundaciones, benefactores y cambio de régimen

También está la financiación de instituciones privadas estrechamente vinculadas al Gobierno de Estados Unidos, como la Fundación Ford, la Fundación Open Society y la Fundación Bill y Melinda Gates [y muchas otras].

A continuación, la nota se detiene en las operaciones no mediáticas de la USAID, es decir, sus actividades para poner en marcha operaciones de cambio de régimen, desde Cuba hasta Venezuela y otros lugares; o su apoyo a diversas dictaduras sudamericanas, con fondos para entrenar en la contrainsurgencia y la tortura. Insinuando, por último, cómo, desde sus inicios, la USAID ha funcionado como una rama paralela de la CIA, bien para facilitar o dar cobertura a agentes en todo el mundo, bien para reclutar agentes locales para otros fines de mayor alcance.

También hay muchas otras formas de llevar a cabo estas actividades, que el sitio no explora, pero que son igualmente importantes: por ejemplo, la financiación de universidades, profesores e investigación científica, pero eso sería demasiado largo. Tampoco es Estados Unidos el único país que invierte en los llamados medios de comunicación independientes. Gran Bretaña empezó mucho antes, por ejemplo. Terminemos aquí, ya volveremos sobre ello (advertencia: en la nota a pie de página hemos utilizado el tiempo pasado, pero para gran parte de lo que hemos escrito, el tiempo presente habría sido más precipitado)."

(Davide Malacaria , piccole note, 20/02/25, traducción DEEPL, enlaces en el original)

11/2/23

Es un claro indicador de la desaparición de la libertad de nuestras llamadas democracias occidentales que Sy Hersh, posiblemente el mejor periodista vivo, no pueda publicar esta monumental revelación en la portada de The Washington Post o The New York Times, sino que tenga que autopublicarla en la red. Hersh cuenta la historia de la destrucción estadounidense de los oleoductos Nordstream con detalle forense, dando fechas, horas, método y unidades militares implicadas. También destaca la importancia de que las fuerzas armadas noruegas trabajaran junto a la marina estadounidense en la operación. Un punto en el que Sy no hace mucho hincapié, pero sobre el que merece la pena decir algo más, es que Noruega y Estados Unidos son, por supuesto, los dos países que se han beneficiado económicamente, en un grado enorme, de la voladura del oleoducto.

 "Es un claro indicador de la desaparición de la libertad de nuestras llamadas democracias occidentales que Sy Hersh, posiblemente el mejor periodista vivo, no pueda publicar esta monumental revelación en la portada de The Washington Post o The New York Times, sino que tenga que autopublicarla en la red.

Hersh cuenta la historia de la destrucción estadounidense de los oleoductos Nordstream con detalle forense, dando fechas, horas, método y unidades militares implicadas. También destaca la importancia de que las fuerzas armadas noruegas trabajaran junto a la marina estadounidense en la operación.

Un punto en el que Sy no hace mucho hincapié, pero sobre el que merece la pena decir algo más, es que Noruega y Estados Unidos son, por supuesto, los dos países que se han beneficiado económicamente, en un grado enorme, de la voladura del oleoducto.

Ambos no sólo han obtenido enormes excedentes de exportación gracias al aumento de los precios del gas, sino que Noruega ha sustituido directamente el gas ruso por unos 40.000 millones de dólares al año. A partir de 2023, Estados Unidos aparecerá en esa lista en segundo lugar por detrás de Noruega, tras la apertura en los dos últimos meses de dos nuevas terminales de gas natural licuado en Alemania, construidas para sustituir el gas ruso por suministros estadounidenses y qataríes.

Así pues, Rusia salió muy perjudicada económicamente con la destrucción de Nordstream, pero ¿quién se benefició? Estados Unidos y Noruega, los dos países que volaron el gasoducto.

Pero, por supuesto, esta guerra no tiene nada que ver con el dinero o los hidrocarburos y es todo acerca de la libertad y la democracia....

Volviendo al relato de Hersh, resultan especialmente interesantes la serie de decisiones tomadas para evitar la clasificación de la operación de diversas formas que obligarían a informar de ella al Congreso. En términos de la historia de Estados Unidos, esto debería ser un gran problema.

Que el poder ejecutivo cometa lo que es un acto de guerra sin la aprobación del poder legislativo es fundamentalmente inconstitucional. Pero ese es uno de esos restos pintorescos de la democracia que el consenso de la élite neoliberal puede eludir tranquilamente hoy en día.

Hersh expone los antecedentes bien conocidos con detalles convincentes, incluido el hecho de que, desde el Presidente de Estados Unidos Joe Biden hacia abajo, los estadounidenses anunciaron efectivamente lo que iban a hacer, abiertamente. 

Pero lo que más me preocupa de toda la historia es la complicidad unánime de los principales medios de comunicación al ignorar lo que es completamente obvio.

La línea mediática, repetida como loros sin descanso por la BBC y los medios corporativos, era que los rusos probablemente habían volado ellos mismos el oleoducto en el que habían invertido tantos recursos y tres décadas de intensa actividad diplomática, y que iba a ser la clave de la fuente de ingresos más valiosa de Rusia durante los próximos 40 años.

Esto siempre fue literalmente increíble. Habría que estar trastornado para creerlo.

Cómo funciona la Gran Mentira

En realidad, no sólo me enseñó que realmente estamos en el reino del totalitarismo y la Gran Mentira, sino que aprendí algo muy importante sobre cómo funciona la Gran Mentira.

El secreto no es que la gente crea de verdad una afirmación escandalosa. El secreto es que la gente cree de verdad que está en una batalla del bien contra el mal, y que es necesario aceptar la narrativa que se promueve, en aras de la lucha contra el mal.

No cuestiones, sólo sigue. Si cuestionas, estás promoviendo el mal.

Estoy seguro de que así es como funciona.

Los periodistas taquígrafos estatales y corporativos son en realidad individuos inteligentes. Si pensaran en ello, se darían cuenta de que la narrativa de que Rusia voló su propio oleoducto es una tontería obvia.

Pero están convencidos de que es moralmente incorrecto pensar en ello.

Por eso ninguno de ellos cuestionó las afirmaciones igualmente descabelladas de que Rusia estaba bombardeando repetidamente a sus propias fuerzas que ocupaban la central nuclear de Zaporizhzhia. También es por eso que ninguno de ellos desafió la versión oficial totalmente ridícula de la historia Skripal.

Anteriormente conté la anécdota de cuando trabajaba en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth y le pregunté a un buen amigo si realmente creía la desinformación sobre las armas de destrucción masiva (ADM) iraquíes con la que estaba involucrado.

Me contestó refiriéndose al videojuego "Championship Manager" (ahora rebautizado "Football Manager"), al que solíamos jugar juntos. Dijo que cuando estaba en el juego, era inmersivo, era entrenador del Liverpool y le absorbía por completo.

Del mismo modo, cuando cruzaba las puertas del Ministerio de Asuntos Exteriores, el mundo de los informes de inteligencia era inmersivo e Irak tenía armas de destrucción masiva dentro de ese mundo. Trabajaba en la "realidad" del FCO. Una vez que salía por la noche, vivía en una realidad diferente, el mundo de nosotros en el bar.

Conozco a periodistas lo suficientemente inteligentes como para separar su producción profesional de lo que realmente piensan, de una manera similar. (Una vez tuve una conversación en este sentido con Jeremy Bowen en Tashkent).

Sin embargo, la mayoría no piensa así. Simplemente piensan que todas las personas que piensan correctamente apoyan la lucha histórica contra los malvados rusos, por lo que debe ser correcto leer la propaganda sin pensar demasiado en ello.

Aquellos de nosotros que somos críticos con la agresiva promoción de la guerra en Europa, no sólo estamos excluidos de los principales medios de comunicación y confinados en los rincones de Internet. Incluso allí estamos fuertemente reprimidos en las redes sociales (por eso el artículo de Sy Hersh no tiene las decenas de millones de lectores que merece).

Ni siquiera podemos obtener libertad de reunión.

Dos establecidos locales de izquierda han cancelado la reunión "No-2-OTAN" en la que intervendré en Londres el 25 de febrero. Los motivos de la cancelación de Conway Hall incluyen amenazas a la financiación y temores por la seguridad del personal.

Ahora nos vemos reducidos a una reunión de guerrilla, cuyo lugar de celebración en el centro de Londres no se anunciará hasta la víspera.

¿Es esto realmente una democracia, en la que no es posible que los disidentes celebren una reunión pública sin secretos, subterfugios ni esconderse de los partidarios del Estado?

Les animo a que acudan ese día, sea cual sea su opinión sobre el tema, para apoyar el derecho a la libertad de expresión.

Tengo una opinión diferente a la de los demás oradores sobre la legitimidad de la invasión rusa de Ucrania, a la que me opongo.

Pero también me opongo a la expansión de la OTAN, que es una causa subyacente de la guerra, y de hecho me opongo a la existencia de la propia OTAN.

La OTAN es una máquina de guerra que succiona recursos de los trabajadores para beneficiar al complejo militar industrial, y desata una destrucción devastadora en los Estados en desarrollo que no ponen sus recursos naturales a disposición de las élites multimillonarias occidentales.

También es un nodo fundamental del aparato de propaganda que manipula y controla nuestra sociedad, en particular como contra narrativa. El pensamiento disidente está ahora rigurosa y sistemáticamente excluido.

Ya no existe una ventana Overton de debate permitido. Se ha estrechado y debería rebautizarse como el buzón de Overton.

Uno de esos pequeños y difíciles justo al pie de la puerta.  Con un muelle muy feroz y perros gruñones custodiándolo."

( Craig Murray es activista de derechos humanos. Fue embajador británico en Uzbekistán y rector de la Universidad de Dundee,  Consortium News, 10/02/23; traducción DEEPL)

25/5/18

Soros, el multimillonario que acabó con el valor crítico del periodismo financiándolo. “El periodismo es un engranaje necesario de este juego hipócrita: el que obliga a los gobiernos a decir, cada tanto, ‘Oh, qué sorpresa, aquí se roba’, y hacer como si fueran a hacer algo”

"La mera existencia de George Soros es un hecho de lo más rocambolesco para ilustrar tanto el presente momento histórico del capitalismo global como la forma en que se ha consolidado. Se trata de un magnate que ha acumulado semejante riqueza mediante la especulación en un sistema financiero que ha dejado a miles de personas en la cuneta y emplea su excedente en promover la democracia y los derechos humanos en el mundo.

 Desde 1985 hasta 2015 ha gastado 12.000 millones de dólares en la hazaña, según recoge la escritora Anna Porter en un libro sobre el filántropo. Y hay visos de que la cuantía siga en aumento después de conocerse la transferencia de 18.000 millones que hizo de su propia riqueza hacia la Open Society, fundación filantrópica que fundó en 1984.

Mediante ella, de acuerdo a los datos de Porter, el magnate húngaro invierte la friolera de mil millones de dólares cada año en alterar las políticas globales.

Cuestiones como las de acabar con la desigualdad deben alejarse progresivamente de objetivos como los de sostener un Estado del bienestar poderoso. Se trata de un círculo endogámico asentado en eliminar la política en favor de un sistema de gobernanza privado.

 De esta forma, unas pocas personas eligen con sus inversiones cómo administrar los recursos en una sociedad al tiempo que se ahorran pagar impuestos al fisco gracias a sus donaciones.
La relación que todo ello guarda con el periodismo no deja de ser controvertida.

Los ricos se han elevado a una esfera de la sociedad en la que cada vez son más impunes y pueden seguir minando los sistemas públicos mediante ingeniería fiscal sin que ocurra ningún escándalo. Los medios participan de esta arquitectura social erigida a nivel global con una fe ciega en que la filantropía pueda contribuir a salvar el periodismo, y así este pueda resucitar la democracia.

Lejos aún de poder cumplir esta función mesiánica, nunca ha sido tan palmaria la relación entre investigar al poder económico con el dinero que el periodismo recibe de las fundaciones filantrópicas y su escasa capacidad para provocar el más mínimo cambio en la estructuras de poder que la aparición de George Soros en los Papales del Paraíso.

El dato de que el magnate se sirvió de una sociedad offshore para administrar su riqueza fue revelado recientemente por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigaciones (ICIJ), ganadores de un premio Pulitzer por la información en los Papeles de Panamá, a cuya publicación también  contribuyó el millón y medio de dólares que se sabe aportó la fundación Open Society. Pese a que Soros no quiso hacer ningún comentario sobre los Papeles del Paraíso, su fundación declaró públicamente en 2016 que esta filtración “ilustra que la supervisión y rendición de cuentas son esenciales para monitorear los flujos financieros. Sin ellas, grandes cantidades de riqueza podrían moverse furtivamente alrededor del mundo, a veces a expensas del público”.

 La contradicción ilustra que se ha roto el hechizo, ya no existen medias tintas: el capitalismo ha entrado en una fase, eso que las élites han acuñado como posverdad, en la que un empresario oculta dinero de forma dudosa en paraísos fiscales al mismo tiempo que financia su descubrimiento.
Los tentáculos de la Open Society

Durante décadas, George Soros ha creado a través de su fundación una red de dimensiones estratosféricas vinculada  solo en Estados Unidos con más de 30 medios de noticias. En 2011, el Media Research Center (MRC) publicó un informe —el cual llegó a difundir el Wall Street Journal, propiedad Rupert Murdoch— donde apuntaba que desde 2003 hasta 2009 había gastado entre 48 y 52 millones de dólares en subvencionar la infraestructura mediática del país mediante la financiación directa a medios de propiedad privada, distintas organizaciones de periodismo de investigación e incluso a escuelas periodísticas.

Huelga decir que el MRC es un organismo que se dedica a monitorizar a los medios estadounidenses, forma parte del movimiento conservador y sus objetivo manifiesto es “neutralizar el brazo propagandístico de la izquierda liberal”. Lo cual dice mucho del rol que juega el periodismo en esta especie de lucha entre republicanos y demócratas. Pero vayamos por partes.

Aludiendo a la “dramática disminución en la cobertura de noticias de las elecciones en Estados Unidos”, la Open Society destinó 1,8 millones de dólares en 2010 a un proyecto de la Radio Pública Nacional que proporcionaría informes detallados sobre las acciones del gobierno en los 50 estados norteamericanos.

Esta iniciativa, que avanza en una lógica orwelliana en la que el periodismo de servicio público es financiado por dinero privado, se ha extendido a buena parte de los medios progresistas privados, que ya dependen de subvenciones filantrópicas para sobrevivir.

 En lo que respecta a la fundación de Soros existen organizaciones que no reciben fondos directos, pero que se conectan con ella porque perciben dinero de uno o más grupos que sí reciben financiación de forma directa. Otros entramados son más complejos, relaciones endogámicas donde un halo de mimetismo ético diluye la distinción entre periodistas y empresarios.

En lo que respecta al periodismo de investigación, los lazos de la Open Society se extienden hasta la ganadora de varios premios Pulitzer, ProPublica. La organización recibió de forma directa una contribución de 125.000 para dos años en 2010. Las donaciones, como explica ProPublica en su página, son deducibles de impuestos.

 Lo mismo ocurre con el Journalismfund.eu, una organización independiente sin ánimo de lucro establecida en 1998 con el objetivo de “estimular el periodismo transfronterizo y en profundidad en Europa”, que entre 2009 y 2017 ha recibido 559.900 euros, según se desprende del análisis de los datos que ha hecho públicos la propia entidad. También la organización internacional de editores Project Syndicate, aliada con otras 500 en 150 países, está asentada bajo la financiación de la Open Society. En 2014, por ejemplo, recibió 350.000 euros del magnate.

Esta estructura también genera relaciones sociales y complacencia con el poder privado, como podemos encontrar en el Center for Investigative Reporting (CIR), al que la fundación de Soros destinó un millón de dólares entre 2003 y 2009.

Pese a que no hay datos publicados por la organización desde entonces, entre los miembros que han pasado por el CIR se encuentran el director de contenido del periódico Hearst, el del Seattle Times o el ex director ejecutivo del The Washington Post. Algunos de los medios asociados al CIR son aquellos que se manifiestan abiertamente progresistas, como Salon.

Por otro lado, el Center for Public Integrity (CPI) recibió en 2009 la friolera de 100.000 euros de la Open Society, la misma cifra que entre 2015 y 2016. La organización nació para servir “a la democracia al revelar los abusos de poder, la corrupción y la traición a la confianza pública utilizando las herramientas del periodismo de investigación” y en 2010 se unió al la rama de investigación del Huffington Post para crear “una de las redacciones de investigación más grandes del país”. El resultado: dos Pulitzer, en 2014 y 2017.

Según argumentó la Open Society, la primera subvención que recibió el CPI tenía el objetivo de respaldar un programa piloto para crear una red colaborativa de organizaciones de periodismo de investigación sin fines de lucro con el fin de “responsabilizar al poder gubernamental y corporativo a nivel local, nacional e internacional”.

Por eso la junta directiva de la organización estuvo compuesta por Christiane Amanpour, presentadora del programa de asuntos políticos de la cadena televisiva ABC, o Arianna Huffington, cofundadora del sitio web que lleva su nombre. También el banquero de inversiones Frederic Seegal, que ocupó altos cargos ejecutivos en Lehman Brothers, pasó a formar parte de la directiva de lo que en castellano se traduciría como Centro de Integridad Pública.

¿Quién puede saber lo que es la integridad mejor que un acólito de uno de los grandes responsables de la crisis económica mundial, de la transferencia de riqueza a manos privados y del fraude más grande de la historia, como lo fue la quiebra del gigante financiero Lehman Brothers en 2008? El caso de Huffington también habla mucho de esa idea de “integridad pública” que se dice defender mediante el periodismo.

Abandonó el precario negocio de la prensa para formar parte del consejo asesor de Uber y “arreglar la cultura de Silicon Valley”, según sus propias palabras. Después creó una especie de start-up llamada Thrive Global, con el fin de ofrecer soluciones privadas en sanidad mediante la tecnología.

Como vemos, el interés corporativo se ha antepuesto al interés público que supuestamente debería defender la cultura del periodismo. La profesión tolera e incluso participa de estas dinámicas que conectan a la parte más alta de la sociedad con la más baja mediante finas y delicadas conexiones entre proclamas de hacer a los poderosos saldar cuentas.

En otro tiempo, ganar el Pulitzer podía ser sinónimo de haber tumbado un gobierno mediante una rigurosa investigación. Desde la posguerra fría, cuando las fuerzas del mercado se antepusieron a la lógica política, el premio ha dejado de surtir efecto alguno porque el poder al que debe de vigilar es económico. Y financia sus investigaciones.

El mimetismo ético de las fundaciones, la Universidad y el periodismo
Teniendo en cuenta este contexto, no parece sorprendente descubrir que la Universidad de Columbia, escuela de periodismo fundada precisamente por el periodista demócrata Joseph Pulitzer en 1892, fuera la elegida para recibir algunas de las sumas más cuantiosa de dinero. Aunque día de hoy su página web no refleja que la Open Society sea uno de sus principales donantes, este organismo de creación de conocimiento público ha recibido 9,7 millones de dólares del multimillonario, según el citado laboratorio de ideas conservador Media Research Center (MRC).

A día de hoy la Universidad participa con la fundación de Soros mediante un programa de becas universitarias. La idea es financiar los estudios de la próxima camada de periodistas, como muchos antes que han pasado a trabajar para medios de la talla de The New York Times, Bloomberg, Los Angeles Times, The Washington Post o USA Today. Muchos de estos alumnos también han acabado incorporándose a varios medios manifiestamente progresistas, entre ellos Mother Jones, The Huffington Post o The Nation.

En No pienses en un elefante, el lingüista George Lakoff señalaba que los conservadores habían logrado provocar un cambio social enmarcando correctamente sus valores. Planificar con tiempo por delante, conceder becas, buscar buenos trabajos… “Si quieres difundir tu visión del mundo, lo indicado es asegurarse de que, para el largo plazo, tienes el equipo humano y los recursos necesarios”. Parece que, al fin, los llamados progresistas aprendieron la lección de Lakoff.

Como señalábamos en el número 54 de La Marea, no era otra que Emily Bell, profesora de la Universidad de Columbia, quien pedía “la transferencia de riqueza de Silicon Valley” a los medios para que la profesión sobreviviera. ¿A qué precio?

Al mismo tiempo, la Open Society está relacionada con el que fuera nombrado decano de la Escuela de Postgrado de Periodismo de la Universidad de Columbia, Steve Coll, pero que previamente fue director de la fundación New America, un think-tank que ha recibido 4.2 millones de dólares de los fondos del filántropo desde el año 2000, también de acuerdo al MRC. También, como se desprende de su página, entre 2016 y 2017 recibió más de un millón de dólares de la Open Society.

Esta fundación fue criticada recientemente por despedir a uno de sus académicos tras ser excesivamente crítico con el monopolio que ostenta Google en una de sus investigaciones. Esta empresa, junto a Apple, Microsoft, Facebook, Netflix y también la Open Society de Soros aportaron fondos para su instituto de “tecnología abierta” entre 2016 y 2017. Y no parece que estas inversiones en ideas carezcan de ánimo de lucro, pues esta industria es una de las grandes apuestas de Soros.

A finales de 2013, el inversor volvió a incrementar su participación en Microsoft. LinkedIn, Google, NetApp, Motorola u otras corporaciones tecnológicas componen la cartera de Soros Fund Management, la cual gestiona 9.100 millones. En concreto, sus negocios tecnológicos absorben el 26% de las inversiones del magnate húngaro, como publicó Expansión.

Pese a que no sea una escuela de periodismo, la fundación New America sirve para ilustrar la forma en la que la profesión periodística se pervierte mediante los entramados de poder creados a través de las fundaciones filantrópicas. Para más inri, en 2016, unos documentos filtrados revelaron que George Soros había tratado de influir en los miembros de la Corte Suprema de los Estados Unidos para obtener una decisión favorable en un caso clave sobre inmigración.

Según señala la nota, los miembros de la fundación pidieron directamente a los medios que escribieran favorablemente para influir en los jueces y defender la orden del expresidente demócrata Barack Obama. Algunos de los miembros de la junta de la Open Society que son miembros de dichos medios incluyen a la académica de la universidad Harvard y columnista del Washington Post, Danielle Allen y, efectivamente, al citado Steve Coll.

La filantropía en la lucha entre izquierda y derecha del capital
En la batalla política estadounidense, Soros ha logrado presentarse con la marca progresista abarcando con sus recursos buena parte del espectro mediático de la izquierda.

Así es que el multimillonario ha financiado una amplia gama de medios o portales de noticias extremadamente críticos con el capitalismo. Desde la fundación Pacifica, que a través de las ondas radiofónicas extiende la retórica socialista-marxista de la lucha de clases y el anticapitalismo, hasta fondos para documentales que llevan el lema de la justicia social como estandarte y que fue fundado en 1996.

 Es precisamente mediante ello como se conecta a la Open Society, junto con la Fundación Ford y Carnegie, con el Democracy Now! de Amy Goodman. La relación también fue denunciada por un centro de ideas conservador, como lo es discoverthenetworks.org, impulsado por el think-tank David Horowitz Freedom Center, quien en el año previo a las elecciones de los Países Bajos donó 250.000 euros al candidato ultraderechista Geert Wilders.

En 2001, la fundación se convirtió en parte del Sundance Institute del actor y director Robert Redford. Y, según el think-tank Capital Research Center, entre 1996 y 2008 Soros le asignó al menos 5,2 millones de dólares para la producción de varios cientos de documentales con un contenido crítico con el sistema capitalista que empapa la sociedad estadounidense.

Otros ejemplos de financiación de Soros son el Independent Media Center (IMC), que nació para cubrir las manifestaciones de los movimientos antiglobalización contra la Organización Mundial del Comercio en 1999, o el Independent Media Institute, creado para dotar a las organizaciones de izquierda de recursos para alcanzar sus “objetivos de justicia social”. Todo ellos lo explicaba la profesora Leah Lievrouw en su libro Alternative and Activist New Media: la  plataformas como la IMC, que combinan el elitismo y la tecnocracia con la visión contracultural de un sociedad más justa y abierta, ha sido fundamental para el desarrollo de algunos proyectos de activismo.

Por otro lado, como señalábamos cuando citábamos los orígenes de la procedencia de los datos sobre los fondos de la Open Society, los medios ultraconservadores norteamericanos han acusado de forma reiterada a George Soros de operar como gobernante en la sombra y haber fraguado su fortuna a través de negocios de dudosa procedencia. Pero Soros también se ha dedicado a financiar a grupos que analizan a los medios conservadores.

 Un ejemplo es el Media Matters For America, al que durante varios años la Open Society financió de manera indirecta, otorgando sus subsidios a través de otras organizaciones respaldadas por Soros a este centro, que se define como progresista y tiene el fin de “monitorear” y “corregir” información falsa de los medios de comunicación conservadores del país. Algunos de esos intermediarios eran la Fundación Tides, Democracy Alliance o el Center for American Progress. Todos financiados por Soros de forma directa.

Uno de los proyectos del Media Matters For America fue el NewsCorpWatch, creado gracias a una subvención de George Soros por valor de 1 millón  de dólares. En esta ocasión, el filántropo lo justificó abiertamente: “En vistas de la evidencia que sugiere que la retórica incendiaria de los presentadores de Fox News puede incitar a la violencia he decidido apoyar a la organización, uno de los pocos grupos que intenta responsabilizar a esta cadena por la información falsa y engañosa que tan a menudo transmite. Estoy apoyando en el Media Matters en un esfuerzo por publicitar más ampliamente el desafío que plantea al discurso civilizado e informado en nuestra democracia”.

La lucha que tiene entre ambas corrientes políticas de ningún modo exime las crítica que se vierten hacia el filántropo desde líneas conservadoras: el periodismo norteamericano ha dejado de ser tremendamente partidista, como antaño, para ser el escenario de las distintas batallas entre “la izquierda y la derecha del capital”, como le llamara Corsino Vela.

La profesión hoy aspira a poco más que a hacer fact-checking al poder político, tarea a la que también George Soros, junto con el fundador de Ebay Pierre Omidyar, destinó 500.000 dólares en Reino Unido. ¿Pero quién hace fact-checking al poder económico?

Todo estos sucesos fueron resumidos por Chris Edges en La muerte de la clase liberal: “El capitalismo fue entendido una vez por los trabajadores como un sistema donde luchar, pero el capitalismo ya no se desafía. Los hombres como Warren Buffett, George Soros y Donald Trump ahora percibidos como sabios, simples famosos o populistas en el peor de los casos.

Pero es una lealtad equivocada, la división en Estados Unidos no es entre republicanos y demócratas, sino entre las corporaciones capitalistas y los trabajadores”.
La dependencia del dinero privado como única alternativa a la crisis del periodismo

Las actividades filantrópicas de Soros ilustran a la perfección cómo se fomenta la dependencia del capital privado en la industria periodística. Así se explica que la beca más grande entregada entre 2005 y 2009, de casi 16 millones de dólares, fuera a parar al Media Development Loan Fund, Inc. (MDIF), el único fondo de inversión global del mundo para medios de comunicación independientes.

El MDIF ofrece financiamiento y asistencia técnica para negocios independientes de noticias e información ayudándoles a ser financieramente sostenibles. “Invertimos en medios que ofrecen las noticias, la información y el debate que las personas necesitan para construir sociedades libres y prósperas”.

Los más de 164 millones de dólares que ha invertido el fondo en 113 negocios de noticias independientes en 39 países de todo el mundo desde 1996 habla bien de que la crisis del periodismo, en lugar de solventarse mediante fondos públicos, debe afrontarse mediante inversores que ofrecen planes privados de riesgo.
De esta forma, los medios se encuentran obligados a participar en un ecosistema mediático hipercompetitivo, pero siempre bajo una determinada forma de ver el mundo, liberal o conservadora, alejado del intereses público y reflejando los intereses privados de quien les financia.

 Una conclusión a la que llegaron las principales fundaciones del país en 2011, durante una conferencia en Nueva York que reunió a una serie de fundadores de empresas de medios. Allí se puso de manifiesto que, dada la falta de apoyo comercial y gubernamental, las fundaciones tenían “una gran responsabilidad cívica para encontrar soluciones a la crisis del periodismo”.

 Lo explicaba en un trabajo académico el sociólogo de la Universidad de California en Berkley Rodney Benson, donde señalaba que los medios han quedado atrapados entre el fracaso del modelo de negocio periodístico y la ideología neoliberal, que rechaza ofrecer una respuesta pública a dicha crisis.

“Los reformistas decididos a restaurar la edad de oro del periodismo de servicio público de los Estados Unidos han recurrido a la filantropía para salir del atolladero”, apuntaba Benson. Este es quizá uno de los grandes problemas que supone la filantropía para el periodismo: verse obligado a recurrir al mercado para sostener económicamente un derecho como la libertad de expresión, recogido en la primera enmienda de la Constitución estadounidense.

La corrupción y perversión del debate “público”

Por ello, lejos de ver la filantropía de Soros desde la teoría conspirativa de la nueva o la vieja ultraderecha, como las críticas que ha recibido de Breibart con el fin de buscar un enemigo común contra la ideología liberal, se trataría de verlos en otros términos.

 Por ejemplo, de la misma forma que señalaba el profesor emérito de la London School of Economics (LSE) Leslie Sklair sobre el motivo por el que Soros ha destinado tanto dinero en invertir en medios de comunicación de todo el mundo: “los filántropos corporativos representan el impulso de las relaciones públicas de la nueva clase capitalista transnacional”.

De este modo, al mismo tiempo que financia a los medios de comunicación para que informen de manera libre sobre la actividad política, Soros otorga cuantiosas sumas de dinero a partidos políticos de forma directa o indirecta para avanzar en su agenda.

 En 2004 destinó cerca de 27 millones de dólares en apoyar agendas contrarias al presidente Bush y posteriormente transfirió directamente ocho millones a la campaña de Hillary Clinton, junto al millón que donó a la Fundación Clinton. Ello explica el motivo por el que la antigua secretaria de Estado presionara en su momento en favor de los intereses de Soros, como publicó esta revista en relación a los correos electrónicos filtrados por Wikileaks.

Esta especie de corrupción de la esfera pública habermasiana que lleva a cabo el dinero privado de filántropos mientras dicen salvarla mediante el periodismo libre se ilustra perfectamente con algunos ejemplos concretos.

En el año 2009, George Soros propuso a través de Project Syndicate una iniciativa para que los países desarrollados crearan una especie de “fondo verde” para combatir el cambio climático en los países en desarrollo mediante la inyección de miles de millones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para proyectos agrícolas.

La cuestión era de interés para el filántropo puesto que uno de sus fondos tenía más de 200 millones de dólares en Adecoagro, participación que vendió en 2017, una compañía cuya domiciliación legal se encuentra en Luxemburgo. Adecoargo posee cientos de miles de hectáreas de tierras de cultivo en América del Sur y se beneficiaría enormemente de dicha iniciativa.

Una visión favorable al medioambiente que bien puede cambiar según sus intereses lo requieran. Si bien Soros ha incrementado sus inversiones multimillonarias en empresas estadounidenses y extranjeras que extraen petróleo y gas, también defendió una propuesta del gobierno de Barack Obama para emplear el gas natural como un combustible menos intensivo en carbono con el fin de tender hacia un “futuro de energía limpia”.

Dicha medida gubernamental ofrecía grandes  incentivos a Westport Innovations, una compañía que convierte motores diésel para el uso de gas natural y es parcialmente propiedad de uno de los fonos de Soros, como señalaba The Street.

En resumen, Soros le enseña al periodismo una lección importante: la industria tiene futuro siempre que la billetera de los filántropos esté abierta. Pero la concepción de ‘sociedad abierta’ apoyada por el filántropo es una sociedad dependiente del dinero corporativo.

 Una interpretación bastante peculiar de aquella idea expuesta precisamente por Karl Popper en el segundo tomo de La Sociedad abierta y sus enemigos: “Si estamos en silencio, ¿quién hablará?”.

 Ahora todos los medios tienen la capacidad de hablar, pero no de lograr cambios de calado, puesto que quienes corrompen el sistema democrático son los mismos que financian la profesión que debe soportarlo; el componente crítico del periodismo se diluye ante la hegemonía cultural dominante, como revelan los Papeles del Paraíso. Lo resumía a la perfección el escritor Martín Caparrós cuando hablaba precisamente de dicha filtración: “El periodismo es un engranaje necesario de este juego hipócrita: el que obliga a los gobiernos a decir, cada tanto, ‘Oh, qué sorpresa, aquí se roba’, y hacer como si fueran a hacer algo”.

Solo que el mercado ya ha superado a los gobiernos. El periodismo, inmerso en una crisis eterna, se encuentra en tierra de nadie batallando contra unos gigantes que no parecen ser otra cosa que molinos de viento. Como le ocurría al Don Quijote dibujado hace siglos por Cervantes."            (

19/12/16

Las diez noticias más censuradas en Estados Unidos en 2015-2016

"La publicación de las 25 noticias más censuradas durante el año académico 2015-2016 responde a la tradición de 40 años originada en la Universidad Estatal de Sonoma, California, por el profesor Carl Jensen y sus estudiantes, cuando sospecharon que los grandes medios estaban ocultando demasiada información sobre el caso Watergate.

Los sucesivos herederos de Jensen, los profesores Peter Phillips, Mickey Guff y Andy Lee Roth, llevaron adelante una expansión del Proyecto, que ahora incluye facultades y estudiantes afiliados de diferentes campus de América del Norte que le han dado más diversidad y fortaleza. (...)

Ésta es una versión que resume lo medular de los encabezados del contenido de las 10 noticias top más censuradas ya publicadas en castellano.

01.- EEUU despliega tropas en el 70% de las naciones del mundo

La creciente presencia militar en todo el planeta del decadente imperio neocolonial de Estados Unidos fue seleccionada como “la noticia más censurada” del año académico 2015-2016. Según el Comando de Operaciones Especiales (SOCOM, en inglés), las Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF, en inglés) se desplegaron en 2015 en 147 de las 195 naciones reconocidas en el mundo, con un aumento de 80% desde 2010. El presupuesto de SOCOM se ha más que triplicado en 2014 respecto a 2001, al alcanzar a 3.000 millones de dólares. En 2015, el financiamiento de SOCOM había subido a casi 10.000 millones dólares.

02.- Crisis de la medicina basada en pruebas clínicas

La segunda noticia más censurada en el año académico 2015-2016 aborda la corrupción de la industria farmacéutica, que financia investigación y ensayos clínicos falaces, por ejemplo sobre las bondades de la paroxetina, para lograr que los médicos la prescriban en casos de depresión del niño y el adolescente, aunque a la postre resultó tan ineficaz como un placebo, pero con efectos secundarios tan severos que al laboratorio GlaxoSmithKline (GSK) le costaron multas por 3.000 millones de dólares.

03.- Exceso de carbono amenaza a bacteria clave para la vida en los océanos

El cambio de clima amenaza al grupo dominante de bacterias del océano conocidas como Trichodesmium, que se encuentran como nutrientes en las partes más pobres en alimentos de los mares, donde convierten el gas del nitrógeno en material que pueden utilizar otras formas de vida. Desde algas a ballenas, toda la vida marina necesita que crezca el nitrógeno.

04.- Voto Electronico ¿Cómo controlar las máquinas electrónicas de votación?

Desde los algoritmos del motor de búsqueda (search engine) a las máquinas electrónicas de votación, la tecnología ofrece oportunidades a la manipulación de votantes y de los sufragios de diferentes maneras que podrían afectar profundamente los resultados de una elección. 

Los algoritmos son secretos tan guardados como la receta de la coca cola, que en el caso de las máquinas de votación pertenecen a los propietarios de la tecnología, sin importar si son desarrollos nuevos o anticuados.

05.- Refugiados, mano de obra barata para el Occidente “humanitario”

Bajo la apariencia de ayuda humanitaria, el Banco Mundial está tentando a las compañías occidentales a poner en marcha “nuevas inversiones” en Jordania para beneficiarse de la mano de obra de los refugiados sirios. 

En un país donde los trabajadores emigrantes han hecho frente a la servidumbre forzada, tortura y hurto, hay razones para sospechar que esta ‘solución’ costosa a la creciente crisis de desplazamiento establecerá fábricas donde se explotará al obrero haciendo expresamente de los refugiados un botín de guerra para la hiper explotación. Sesenta millones de habitantes de todo el mundo son ahora refugiados debido a conflictos en sus naciones de origen, según el informe de junio 2015 de la Agencia para los Refugiados de la ONU.

06.- Más de 1,5 millones de familias norteamericanas viven con dos dólares diarios por persona. 

La “igualdad de oportunidades” y “el sueño americano” naufragan ante el silencio de la gran prensa. Según Kathryn J. Edin y H. Luke Shaefer, sociólogos y autores del libro $2,00 por día: Viviendo con casi nada en América ($2.00 per Day: Living on Almost Nothing in America), en 2011 más de 1,5 millones de familias de EEUU –incluyendo tres millones de niños– vivieron con tan poco como dos dólares diarios por persona en cualquier mes del año. Edin y Shaefer determinaron esta figura en base a datos de la Encuesta Ingresos y Programas de Participación (SIPP, sigla en inglés) de la Oficina del Censo de EEUU, datos de ingresos del Programa Federal de Ayuda Suplementaría en Alimentación (SNAP), datos adicionales sobre familias sin viviendas y de su propio trabajo de campo en cuatro sitios de estudio, que incluyeron Chicago, Cleveland y comunidades rurales de Appalachia y el delta del Mississippi.

07.- No hay final para el desastre de Fukushima

Cinco años después del terremoto 9,0 y del tsunami que destruyeron la central nuclear en Fukushima, la fisión incontrolada continúa generando calor y requiriendo enfriamiento. Los funcionarios de la compañía Tokio Electric Power (TEPCO) continúan lanzando al Océano Pacífico una gran cantidad de agua con desechos radioactivos. Arnold Gundersen, un experto ex vicepresidente de la industria nuclear, llamó a Fukushima “la catástrofe industrial más grande de la historia de la humanidad”.

En febrero de 2016 tres ejecutivos de la TEPCO fueron procesados por negligencia en el desastre nuclear, incluyendo al jefe máximo Tsunehisa Katsumata, pero no hay quien pare el proceso radiactivo. Gundersen dijo: “Como en Three Mile Island y Chernóbil, y ahora con Fukushima, usted puede establecer claramente el día y la hora exacta en que comenzaron… pero nunca terminan”.

08.- En Siria pelean por llevar gas a Europa y no por sectarismo musulmán

En cuatro años guerra en Siria poca gente sabe siquiera cómo empezó esta guerra. En diciembre de 2011, después que el presidente sirio Bashar al-Assad rehusara cooperar con el plan de Turquía de construir una tubería de gas natural entre Qatar y Turquía a través de Siria, Turquía y sus aliados devinieron en “arquitectos principales de la guerra civil de Siria”.

 El gasoducto habría “bypasseado” a Rusia para acceder a los mercados europeos dominados actualmente por el gigante de gas ruso Gazprom. En 2012, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Qatar y Arabia Saudita, junto con Turquía, comenzaron a organizar, armar y financiar a “rebeldes” (ISIS o Daesh) para formar el Ejército Sirio Libre, coincidente con planes de desestabilizar Siria concebidos de larga data por EEUU. 

Estas naciones formaron el “Grupo de Amigos del Pueblo Sirio”, que puso en práctica una división sectaria y una estrategia de conquista para derrocar al presidente Assad. El acceso al petróleo y al gas, y no las diferencias sectarias, es la causa subyacente del conflicto violento y del desastre humanitario en Siria. 

“La guerra está siendo vendida al público como un conflicto sunita-chiita” por los países llamados Amigos de Siria porque si el público entendiera los intereses económicos en juego “la mayoría de la gente no apoyaría ningún financiamiento encubierto para armar a rebeldes o intervención directa”.

09.- Gran industria farmacéutica compra políticos.

 Las corporaciones farmacéuticas se encuentran entre los más grandes financistas políticos, según datos del Centro para la Política Responsable (CRP). Las grandes corporaciones farmacéuticas gastaron más de 51 millones de dólares en donaciones políticas durante la campaña de la elección presidencial 2012, casi 32 millones de dólares en las elecciones 2014 y en septiembre de 2015, ya habían puesto 10 millones de dólares en la elección 2016. 

Durante las elecciones de representantes de 2014 Pfizer lideró las contribuciones de las corporaciones farmacéuticas con 1,5 millones de dólares en donaciones federales de campaña, seguida por Amgen (1,3 millones) y McKesson (1,1 millones).

10.- CISA, la ley de vigilancia que nadie discute

El presidente Obama firmó el 18 de diciembre de 2015 la Ley de Intercambio de Información de Ciber Seguridad (CISA, Cybersecurity Information Sharing Act) como parte de un proyecto ómnibus de gastos de 2.000 páginas. Tal como está redactada, la CISA pretende “mejorar la seguridad cibernética en los Estados Unidos a través de un mayor intercambio de información sobre las amenazas de ciberseguridad y otros fines”.

 La ley autorizó la creación de un sistema de informantes corporativos que proporcionarán datos de sus clientes al Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que a su vez compartirá esta información con otras agencias federales, incluyendo los Departamentos de Comercio, Defensa (que incluye la NSA), Energía, Justicia (que incluye al FBI), el Tesoro (que supervisa el IRS, sigla en inglés del Servicio de Impuestos Internos) y la Oficina del Director de Inteligencia Nacional. 

Muchos movimientos sociales e instituciones luchan contra esta ley que consideran el ataúd de la privacidad personal."              (Ernesto Carmona, SurYSur, en Other news en español, 10/12/16)

22/9/16

Cuanto más angustioso es el presente inmediato, menos espacio les queda para entenderlo. Por eso queda la televisión, lo más fácil, como el medio determinante para establecer los marcos de la inmensa mayoría de la población... y la televisión es del PP

"(...) Para empezar, un dato no muy conocido. Entre 1963 y 2003, los beneficios de las empresas de comunicación (medidos como ROI, retorno sobre capital invertido) se situó a la cabeza del ranking mundial, sólo igualado por otros sectores también muy rentables: el farmacéutico, el informático y el inmobiliario (Grant, 2008).

 En España, los grupos de prensa líderes en cada región obtenían márgenes de beneficios sobre ventas superiores al 20 por ciento. Jesús Cebeiro, ex director de El PAIS, decía recientemente que, solo su cabecera llegó a generar un beneficio (ebidta) de 120 mill ones de €, más de lo hoy genera uno de los grupos del duopolio televisivo. 

Es en ese periodo cuando los medios se transforman en corporaciones de amplio espectro que desarrollan vinculaciones crecientes con el poder económico. Cuanto mayores son sus conexiones empresariales con los diversos sectores, mayores son los espacios vedados para la información independiente. Si PRISA tiene entre sus accionistas de referencia a bancos (HSBC, Santander, Caixa) y a Telefonica, ya conocemos algunos actores que serán bien tratados. 

No son los únicos. El predominio creciente de la lógica mercantil cambia también las relaciones con los anunciantes. Si tradicionalmente el inversor publicitario utiliza ba la inserción para optimizar las ventajas comerciales del medio como soporte, las nuevas lógicas desarrollan un tipo de anunciante que utiliza la inserción publicitaria como mecanismo para establecer una relación privilegiada con el medio. 

La gran empresa aprende que pagar enormes sumas por la compra de espacios publicitarios le permite desarrollar un privilegio: condicionar los contenidos en aquello que le concierne directamente. Lo sabe El Corte Inglés y también las eléctricas o las grandes constructoras. Pero también cualquier gran anunciante. 

El círculo se cierra cuando los grandes grupos editoriales son arrastrados por la lógica financiera de los mercados. Su salida a bolsa (PRISA lo hace en el año 2000) es un fenómeno que añade inestabilidad estructural a los proyectos informativos al favorecer la influencia del capital especulativo, con accionistas cortoplacistas que salen y entran en el accionariado, totalmente desinteresados de la construcción de credibilidad, el valor esencial que define el proyecto de un medio. 

Ese cambio pone en evidencia los privilegios de los gestores que utilizan su poder cuasi absoluto para otorgarse bonus de escándalo. Cebrian y EL PAIS pasan a ser los mejores símbolos de esa enfermedad. 

En todo el mundo se produce el mismo efecto: en la medida en que aumenta n las zonas de sombra nacidas al amparo de los vínculos entre sus editores con empresas de los principales sectores económicos disminuye la autonomía de las redacciones y de sus responsables para elegir temas y enfoques. 

Nuevos medios para nuevos consensos. 
 
De ese periodo se obtiene una conclusión. La autonomía de los medios como aparato ideológico y contrapoder relativamente distanciado de los intereses económicos desaparece en la medida que ellos mismos se incrustan en el poder económico. Su credibilidad decrece día a día provocando debilidad en el armazón social que legitima el poder: ni son creibles en la defensa del IBEX ni lo son criticando a fuerzas emergentes (campaña contra Podemos).

 Su crisis arrastra a la sociedad entera. 

La crisis del 2008 aumenta las desigualdades sociales y sirve de catalizador de un cambio político que reclama un nuevo horizonte de país basado en nuevos consensos. Ese cuestionamiento coincide con la crisis de credibilidad de los medios hegemónicos y la crisis del modelo de difusión masiva de mensajes representado por el papel y la prensa.

 Coincide también con una fractura generacional y la forma en que la gente accede a la información. No es extraño que el perfil de los votantes a los nuevos partidos coincida con las jóvenes generaciones que son también los que utilizan los espacios digitales para informarse. 

La batalla política se traslada a la comunicación y a su función determinante en la construcción de marcos que dibujan el perímetro de los nuevos consensos. 

El efecto transmedia en la construcción de los mensajes dominantes 
 
Conviene asumir que, por ahora, el sistema tradicional está consiguiendo adaptarse estableciendo nuevos filtros que contrarrestan los impulsos democráticos de las nuevas generaciones y la cultura digital. 

El factor determinante de esa readaptación conservadora tiene que ver con el flujo transmedia de los mensajes en su permanente ida y vuelta por diferentes formatos y soportes, en el que una misma declaración se nos muestra de diferentes formas conformando un runrún de ideas y frases comunes. 

Es en ese camino en el que deja huella la abrumadora presencia de la televisión como el medio determinante para establecer los marcos de la inmensa mayoría de la población, la que tiene hábitos mas pasivos en el consumo de información. 

La crisis económica ha propiciado el activismo social y las mareas pero deprime la vida cotidiana de la ciudadania. Y es que, ocupados en sobrevivir y sacar adelante sus proyectos vitales, los ciudadanos comunes se muestran necesariamente alejados del resto de los problemas del mundo y de su complejidad. 

Cuanto más angustioso es el presente inmediato, menos espacio les queda para entenderlo. Por muy accesible que esté una información en las redes, cuando una persona debe realizar una evaluación sobre algo, echa mano de aquello que recuerda mejor, de l o más cercano y accesible que suele coincidir con lo más repetido o lo más resaltado. Y ahí siempre aparece la televisión

Surja donde surja una noticia o un mensaje político es replicada rápidamente en redes y diarios digitales alcanzando su primer nivel de audiencias parciales. La forma en que se cortocircuita su ascenso tiene que ver con el papel asignado a las portadas de la prensa papel (los medios más conectados a los intereses económicos) que es el vehículo que utiliza la televisión para comentar la actualidad.

 El ninguneamiento de los diarios digitales, la jerarquía de las portadas seleccionadas, la exhibición de sus mensajes tendenciosos ocultos tras titulares espectaculares, el perfil de los contertulios que las comentan, construyen los filtros conservadores que contrarrestan la influencia de los espacios digitales más minoritarios y proclives a las nuevas ideas. 

Unos y otros compiten con los enfoques de los temas hasta componer un guión relativamente confuso de prioridades, perspectivas y opiniones que componen el marco de la ciudadanía   en cada materia. En ese magma es donde se nutren las ideas de los ciudadanos. 

La batalla por arañar espacios de soberanía política a los poderes económicos es también la batalla por la independencia de los medios, por encontrar un modelo que dignifique a la profesión periodística."                     (Ignacio Muro Benayas , Rebelión, 22/09/16)