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23/11/16

A Borrell, en su día, ‘El País’ ya le advirtió de que le iban a hacer un editorial diario en su contra si no se iba

"El periodista José García Abad, director de ‘El Nuevo Lunes’ y del semanario ‘El Siglo’, ha tenido que editarse su último libro sobre el poder oculto del Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC) porque pocas editoriales, por no decir ninguna, se atreverían con un material tan altamente inflamable.

 Como las lenguas de fuego que rellenan las letras mayúsculas de la palabra Ibex en la portada de su manuscrito. Pero sabe, como admite en tono de confidencia, que el capítulo que le dedica al grupo Prisa será, probablemente, el que más quebraderos de cabeza le acarree, conocedor de cómo se las gasta el ‘cañón Bertha’ de Juan Luis Cebrián. (...)

PREGUNTA.- “Quince machos alfa”, como uno de los presentes define en su libro a los miembros del Consejo, entre los que, curiosamente, no está Juan Luis Cebrián. ¿No resulta extraña esta ausencia siendo su papel tan determinante en otros foros como el Club Bilderberg?

RESPUESTA.– No sé contestar. Realmente, Cebrián fue beneficiado cuando el CEC decidió salvar al grupo Prisa, que tenía una deuda de casi 5.000 millones de euros, y matar, periodísticamente, a Pedro J. Ramírez. 

Es muy difícil acoger en un grupo así a la persona con la que van a volcarse poniendo dinero y salvándole. Era mucho más práctico para todos, incluido Cebrián, que él no participara. Por otro lado, sí estaba José Manuel Lara, de Planeta, o Leopoldo Rodés, que era del mundo de la publicidad (Havas), por lo que no hubiera sido tan extraño. 

Pero Prisa era un grupo en quiebra. Es increíble, incluso, que la CNMV, ante esa situación, no le hubiera obligado a hacer una operación de acordeón o a ampliar capital, como hubiera hecho con cualquier otra empresa. Pero Prisa es Prisa. No funcionan las cosas igual con ellos.

P.- Se suele atribuir a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría un papel esencial en esa operación de salvar a Prisa. ¿Es, quizá, una exageración?

R.– Soraya sí se pone la medalla y por supuesto que está informada y que anima a que se haga la operación. Pero no es la salvadora. Los salvadores son César Alierta, Isidro Fainé, Emilio Botín y el HSBC. 

Y después, los accionistas que va consiguiendo Cebrián, que necesita ir incluyendo casi uno por año para tener nuevas aportaciones de capital que le ayuden a seguir manteniendo la bicicleta en pie y pedaleando. Naturalmente, si el Gobierno no está por la labor no hubiera salido adelante esta operación. Pero el protagonismo es del CEC, no del Gobierno.

P.– El papel determinante, según describe en su libro, lo desempeña César Alierta, a quien apoda “el gran caballo blanco”.

R.- Yo creo que es una sucesión de acontecimientos. Primero, le soluciona a Cebrián el gran marrón de Prisa, que era Sogecable y el Canal+. Eso, en principio, no está relacionado con el segundo paso, cuando entra en el capital de Prisa con un 13% al mismo tiempo que invita a Fainé y a Botín a que le acompañen. Para Telefónica era una decisión comprometida. 

 Porque desde un punto de vista de presentación pública era mala cosa meterse en un grupo de prensa. Sobre todo, después de la experiencia anterior en Vía Digital con la que Alierta había terminado. Y porque desde un punto de vista de la cuenta de resultados era una decisión muy controvertida. La deuda de Telefónica era de 57.000 millones de euros y la de Prisa alcanzaba los 3.500.

P.– Pedro Sánchez ha culpado, precisamente, a Telefónica y Prisa de su caída en el PSOE…

R.– No es la primera vez. A Borrell, en su día, ‘El País’ ya le advirtió de que le iban a hacer un editorial diario en su contra si no se iba. Y ya he contado en otro libro (‘El Maquiavelo de León’), que un subdirector de ‘El País’ me habló en su día de la existencia de lo que llamaban en el periódico el “cierre Rubalcaba”. 

Prisa, de la mano de Felipe González, ha tratado siempre de encarrilar al PSOE, de hacer de guía y protector de este partido. Esto es así y no hay más que seguir la línea de ‘El País’ con respecto a Sánchez. Lo machacaron. No es solo la fuerza de unos editoriales contra él. Era el enfoque de las informaciones y los titulares, claramente en su contra.

Liberty y el ‘lobby’ judío

Una parte importante del devenir de Prisa en sus últimos años está ligada a la extraña entrada en su capital del fondo oportunista Liberty, que encabezaban Nicolas Berggruen, apodado el millonario ‘homeless’ y Martin Franklin.

 Para Abad, que trata de desentrañar los recovecos de esta operación, aquello fue “un chanchullo” de ingeniería financiera diseñado por el abogado de Prisa, Matías Cortés, y sobre la que la CNMV miró para otro lado.

“Fue una operación totalmente falsa –explica–, porque ahí, dinero realmente no hay. Es una especie de aportación en especie. Un chanchullo. Prisa se hace, en teoría, con el 100% de los fondos de Liberty y esta, aportando unos 600 millones de euros, se queda con el 50% del capital de Prisa.

 Pero nada de eso fue verdad. En las preguntas que formulo a Prisa en el libro, y que no han contestado, pregunto si Prisa sigue siendo dueña de Liberty o si esta sigue teniendo el 50% de la editora de ‘El País’. No hay ninguna respuesta porque, claro, todo es absolutamente ficticio”.

P.– ¿Y qué beneficio obtenía Prisa entonces?

R.– Salvar la vida. Era todo teoría vaporosa pero, de momento, le permitía a Prisa tener una apariencia de mayor solvencia. Y se juega con esto. Eso le permite a los bancos convertir la deuda que tenían en capital y, sobre todo, poder justificarlo ante sus accionistas. 

Esto funciona siempre por apariencias de solvencia más que por solvencia en sentido estricto. Es una operación ficticia que, efectivamente, salva a Prisa. Pero todo está hecho siempre a base de chanchullos.

García Abad narra en su libro cómo la entrada de Liberty tiene, además, otro importante efecto colateral para ‘El País’ y sus periodistas. Cebrián, dice, se compromete con Berggruen y Martin E. Franklin para establecer un sistema que garantiza una postura projudía del periódico, controlada por el jefe de Opinión, José Ignacio Torreblanca. De ahí, episodios posteriores que cita, como el del despido del corresponsal en Israel, Juan Gómez, en 2014, o la expulsión del dibujante Carlos Romeu.

“Esto le permite a Cebrián y a Felipe González participar en todos estos ‘lobbies’ internacionales de pensamiento como puede ser el Foro de Davos o el Instituto Berggruen y, sobre todo, el Club Bilderberg. Participar ahí le da a Cebrián respetabilidad internacional y es una herramienta importante para poder mantenerse con vida”.

P.– El único que parece plantar cara internamente a Cebrián es Joseph Oughourlian, el dueño de Amber Capital. Se ha convertido a día de hoy en el principal accionista del grupo (19,2%), por encima de los Polanco, y controla directamente los pasos de Cebrián en el comité de retribuciones. Usted apunta que Cebrián llegó a temerse una pinza de Amber con Telefónica en su contra.

R.- Es que Cebrián está en el filo de la navaja. Como decía con el símil de la bicicleta, tiene que estar continuamente pedaleando para buscar nuevos apoyos. Lo que a mí se me escapa es si ha habido algo más para conseguir lo que ha conseguido, ampliar su contrato hasta 2020. Cebrián es un personaje muy astuto y hay detalles que se me escapan y que no sé explicar.

En el comité de retribuciones hay cosas muy feas como lo del piso de Cebrián que Prisa le paga a Gregorio Marañón y Bertrán de Lis, que era precisamente el presidente de ese comité de retribuciones cuando se aprobó eso.

 O que cuando entró el fondo Liberty en Prisa, todos se llevaron un pastón. A Cebrián le dieron dos millones de acciones gratis, a los Polanco otro tanto, y a Matías Cortes, 20 millones por haber diseñado la operación. Carlos Slim no llegó a entrar en Prisa, a pesar de su interés, porque, precisamente, no le gustaba nada lo que pasa dentro.

P.– ¿Y qué debería haber hecho el regulador en esos casos?

R.– Lo que hubiera hecho con cualquier otro caso. Son prácticas intolerables en el mundo de la empresa. En definitiva, la cuestión clave es que ni a la CNMV ni a la Agencia Tributaria ni a ningún organismo de estos se les ocurre meterse con ‘El País’.

P.- Para el fichaje de otros accionistas, como los mexicanos Ernesto Zedillo o Roberto Alcántara, resulta clave el papel de un nombre controvertido como el de Antonio Navalón.

R.- Cebrián se está apoyando en Felipe González y en Navalón que, a cambio, escribe los lunes en ‘El País’ y participa en la tertulia de ‘Hora 25’. Yo ya cuento en el libro que, en cambio, Pepa Bueno se opuso a que estuviera en ‘Hoy por hoy’.

 Navalón es el abrepuertas y el conseguidor de toda la vida que ahora está dando doctrina los lunes en ‘El País’ y muchas veces, hablando sobre corrupción. Un tío que ha estado en todos los charcos del mundo, en las operaciones más impresentables como lo de Mario Conde con la agencia Trust, entre otros casos.

 Es un personaje de cuidado. Y son los personajes en los que se apoya Cebrián. Navalón se mueve muy bien. Es un hombre no muy culto, con una pluma no muy excelente, pero que tiene un don impresionante de seducir a los ricos."            (Daniel Forcada , Rebelión, 22/11/16)

21/11/16

El País ha quedado en manos del lobby judío tras la entrada del fondo de capital riesgo Liberty en el accionariado de Prisa. Juan Luis Cebrián tiene el compromiso de que El País tenga una postura pro judía

"El veterano periodista José García Abad (1942) acaba de publicar esta misma semana un libro titulado Malvado Ibex (Ediciones El Siglo) en el que, según explica él mismo en la introducción, intenta explorar las relaciones entre el poder político y empresarial.(...)

 En el libro cuento decisiones que se han tomado allí [en el CEC] y que han tenido repercusiones importantes, como cargarse a Pedro J. Ramírez, salvar al diario El País o influir en la reforma laboral. (...)

 Con respecto a la prensa, siempre digo que la libertad de prensa es inversamente proporcional a la deuda que tenga cada medio. Mire el ejemplo del Grupo Prisa y el diario El País.  (...)

Cojamos el caso de Pedro J. Ramírez: no es que se reuniera el Consejo y decidiera cargarse a Pedro J, sino que las cosas se hablan y ellos ya saben por donde van los tiros No es que esté en el orden del día, por entendernos, pero se habla con unos y con otros.

Quizá los capítulos más apasionantes del libro son aquellos en los que narra la caída de Pedro J. Ramírez al frente de 'El Mundo' o la operación para salvar a 'El País'.

Una de las aportaciones exclusivas del libro es contar cómo el diario El País ha quedado en manos del lobby judío tras la entrada del fondo de capital riesgo Liberty en el accionariado de Prisa. Juan Luis Cebrián tiene el compromiso con los fundadores de Liberty, Nicolas Berggruen y Martin F. Franklin, de que El País tenga una postura pro judía. 

Nadie habla de esto, pero eso está condicionando la línea editorial del periódico, porque, no nos engañemos, si Prisa no hubiera sido una empresa periodística ya habría quebrado. Hubo una operación para salvarla y eso ha obligado a Cebrián a apoyarse cada vez en nuevas aportaciones de capital, en nuevos consejeros que le condicionan la línea editorial del periódico.

"Una de las patas que calibran la calidad democrática, como es la prensa libre, cojea miserablemente", escribe. ¿Ha muerto la prensa independiente?

Los periodistas de El País antes sabían que no iban a tener ningún problema, y ahora tienen que estar pendientes de que callo van a pisar. Pero en realidad eso ocurre en casi todos los medios. 

Entre los periodistas se ha impuesto la autocensura, que ha terminado por convertirse en la forma moderna y más eficaz de censura. El llamado "cuarto poder" se ha convertido en sirviente de los poderosos.  (...)"                          (Entrevista a José García Abad, Jorge Otero, Público, 17/11/16)

3/11/16

Los medios de comunicación crean realidades interesadas que pasan a denominarse opinión pública, pero escorada hacia la ideología de las elites dominantes

"(...) Se argumenta también que los medios de comunicación son libres para mantener su línea editorial limpia e independiente de contaminaciones externas. ¿Independiente de qué o quiénes? Un periódico, una emisora de radio o una cadena de televisión se debe a sus accionistas: ellos marcan sus preferencias políticas y el estilo del medio del que son dueños.

Antes que la libertad de expresión, una empresa se debe al beneficio de su objeto social, al dividendo capitalista y a su cuenta de resultados. Se falsea la realidad cuando se afirma que un medio de comunicación solo busca la verdad. 

Más acertado sería decir que su verdad comunicativa siempre está distorsionada por los intereses de sus amos. De ese maridaje complejo surgen equívocos fundamentales para la comprensión de la realidad social, política y económica de cualquier país.

En suma, de la colisión entre libertad de expresión y libertad de empresa lo que queda es un producto elaborado para consumo de la masa, mercancía comunicativa de cierta textura que suele contar tanto como oculta: indica lo que no puede causar daño a sus dueños mientras que elude el contexto y las razones del relato que traslada a sus lectores, oyentes o televidentes. 

No es excesivo asegurar que los medios de comunicación crean realidades interesadas que debidamente aderezadas pasan a denominarse opinión pública, mayoritariamente escorada hacia la ideología de las elites dominantes.

Como dijera Noam Chomsky es más fácil manipular en democracia que en una dictadura: en el primer sistema resulta más complicado identificar a los adversarios o enemigos políticos, que tienden a refugiarse de la luz solar bajo un manto, discurso o barniz ecléctico o populista de difícil interpretación crítica y ponderada.

Los que mandan en España

Un somero análisis de los mass media españoles, sin profundizar en las ramificaciones entre sociedades anónimas y fondos de inversión o buitres internacionales que anidan en multitud de consejos de administración, nos descubre que Telefónica, Caixabank y Banco Santander son dueños del 27 por ciento en total del Grupo Prisa (El País y Cadena SER).

La sociedad que controla El Mundo está participada en un 90 ciento por RCS Media Group (el 20 por ciento de su capital en manos de FIAT), que edita los famosos diarios Corriere della Sera y La Gazzeta dello Sport.

ABC pertenece a Vocento, en cuyo accionariado se sientan diferentes integrantes de la familia Ybarra (siderurgia vasca vinculada al BBVA), que tienen un 17 por ciento de interés directo en el diario monárquico.

El magnate Silvio Berlusconi es dueño mayoritario de Cuatro y Telecinco y el rotativo La Vanguardia está dominado por un Grande de España, el tercer Conde de Godó.

Apuntar igualmente que el Grupo Planeta, a través de Atresmedia y otras sociedades menores, marca las pautas editoriales de La Sexta, Antena 3, Onda Cero, La Razón y El Periódico de Catalunya.

El clan Lara, mediante un conglomerado mediático tan heterogéneo, ha sabido crear un nicho de izquierdas dirigido a un público específico, prácticamente exento de contenidos propios, haciendo de La Sexta un referente distintivo en cuanto a su aparente y eficaz pluralismo informativo.

Ese oasis que rompe el bipartidismo PP-PSOE tradicional lo contrarresta con absoluta eficiencia mediante sus otros productos informativos. Estamos ante una estrategia comunicativa de una gran inteligencia corporativa.

Por último RTVE, la cadena pública por excelencia, un predio privado del PP.

La inmensa mayoría de la gente busca la información por los cauces antes reseñados. La opinión pública en gran medida toma cuerpo y consistencia de las noticias vertidas por estos medios y por las opiniones e intereses de sus dueños en la sombra. La realidad que percibimos mucho tiene que ver con las informaciones que nos dan los mas media mencionados.

Es evidente que la democracia va más allá del mero hecho de introducir una papeleta en la urna. Desde que nuestro voto viaja del pensamiento privado hasta el conducto democrático, muchas ideas y prejuicios se han ido formando merced a las informaciones que nos han servido los medios de comunicación más fuertes y con mayor presencia en el mercado.

Una gran paradoja se presenta ante nuestra mirada. Las únicas instituciones de calado que no son democráticas son las empresas, sean del tamaño que sean. En ellas, tanto tienes (capital, créditos), tanto vales (beneficio, dirección). Y nadie dice nada, ante un hecho tan escandaloso y antidemocrático.

De esas colosales corporaciones salen las directrices que moldean la realidad social y la opinión pública y los dedos acusadores o el beneplácito y las financiaciones irregulares que quitan y ponen líderes en los partidos afines a sus tesis e intereses particulares. 

A los trabajadores solo les resta acatar órdenes o irse al paro (como a los demás de otros sectores laborales). Para saber más sobre estos y otros tejemanejes mediáticos sería saludable darse una vuelta por el libro de Pascual Serrano, Desinformación, cómo los medios ocultan el mundo.

La supuesta virginidad rota de Pedro Sánchez que le provocó diarrea verbal, aun de agradecer, es pura fanfarria de autoafirmación personal para recuperar un imposible metafísico: que el PSOE regrese a la senda de la izquierda.

En efecto, el neoliberalismo cuenta con una fuerza brutal para deponer o aupar dirigentes a su santo antojo. Sánchez ya lo sabía de largo y tuvo que decirlo con franqueza antes de que el presidente de los sobresueldos volviera a usurpar el palacio monclovita con muchos escaños indignos de la bancada socialista. Ahora, a joderse tocan."             (Armando B. Ginés , Rebelión, 02/11/16)

11/3/14

Las portadas de la conspiración del 11M

"En las conversaciones de Trashorras, condenado por entregar el explosivo a los terroristas del 11M, con sus padres mientras estaba en prisión, y que El País publicó, decía: 

Trashorras: Mientras el periódico El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española. Desde que nací. Desde la Guerra Civil hasta ahora. Si te vienen con un chequecito cada... ¿Por qué piensas que lo hizo Nayo? 

Padre: Por dinero, si ya se sabe. 

Madre: Yo no sé por qué la justicia no le cierra la boca a El Mundo... 

Trashorras: Porque tienen más dinero que todos ellos juntos, no te jode. Son unos mercenarios. Te pagan a ti para que cuentes cuentos."










 "(...) Pedro J. Ramírez ha sido el mejor director que haya habido en la prensa de Madrid o Barcelona (un Shackleton con el que merecía la pena jugarse la vida en una expedición imposible) y un horrendo periodista cuando llegó a la conclusión de que podía asumir todos los papeles que estuvieran a su alcance (y un director es un monarca absoluto con poderes ilimitados que en los días buenos es Carlos III, sólo se puede aspirar a eso, y en los malos convierte a Fernando VII en un tipo moderado y abierto a las críticas).

Pedro J. llegó a la conclusión de que podía ser al mismo tiempo director, columnista de pluma agresiva, historiador aficionado, muñidor de un grupo de comunicación, consejero aúlico de presidentes y tertuliano omnipresente. Prensa, radio, televisión, Internet… su imperio no conocía el sol, y como todos los emperadores podía salir del despacho desnudo y que todos admiraran el corte de su traje.

No había nadie detrás que le susurrara al oído: recuerda que eres periodista. Y cuando lo hubo, no le hizo mucho caso. (...) 

Años después, se convirtió en el envés de esa hazaña alimentando la conspiración de los agujeros negros del 11M en colaboración con los personajes más tenebrosos de la clase periodística a través de una serie inagotable de artículos que tenían una característica común: lo mal que estaban escritos.

Pero entonces ya no importaba cualquier prioridad periodística. El PP había perdido de forma inesperada las elecciones, el legado de Aznar estaba en peligro y había que hacer algo para convencer a la gente de que los errores de Aznar y Acebes entre el 11 y el 14 de marzo no eran tales, que había asuntos oscuros que exigían una investigación en profundidad y que además, y esto se dijo desde el primer artículo de la campaña, existió una conspiración organizada por miembros de las fuerzas de seguridad cercanos al PSOE que confundieron al Gobierno y sembraron de pistas falsas esos primeros días de trabajo policial.

“Comienza a asomar así lo que un veterano investigador de la policía ha definido como el cuento de Pulgarcito, alguien que encuentra el camino porque previamente ha dejado las piedrecitas blancas que le indican el mismo”, decía ese primer artículo.

Curiosamente, ese texto terminaba con una llamada al teléfono móvil de uno de los terroristas que se inmolaron en la casa de Leganés y se decía que la explosión “ha enterrado definitivamente la esperanza de conocer toda la verdad del 11-M”. Punto final. Nada más lejos de la realidad paralela que comenzó a construirse. 

A partir de ese momento, se encadenó una sucesión de historias con las que sostener que la verdad había sido otra sin que nunca estuviera del todo claro cuál era. Se perdió el miedo al ridículo, y las teorías alternativas que, por ejemplo en EEUU en relación al 11S quedaban circunscritas a medios de extrema derecha o extrema izquierda, en España fueron defendidas por un periódico que se decía liberal, moderado o conservador.

Por citar uno de los numerosos ejemplos de esta loca carrera hacia el abismo, Pedro J. empeñó su prestigio, lo hundió en la miseria, regalando tres portadas a un delincuente como José Emilio Trashorras al que los médicos forenses de la Audiencia Nacional diagnosticaron “trastorno psicoafectivo bipolar, trastorno de personalidad esquizoide y antisocial y trastorno psicótico por consumo y abuso de drogas”.

¿Qué mejor fuente puede desear un periodista que está investigando el mayor atentado terrorista en la historia de España? ¿Cómo no creer a alguien que afirma que todo fue un golpe de Estado montado por las fuerzas de seguridad para asesinar a 191 hombres, mujeres y niños, que la policía le ofreció dinero para acusar a unas marionetas y encubrir la matanza o que uno de los terroristas “tenía contactos con ETA?”.

Nadie más que Pedro J. Ramírez podía llegar a esos extremos. No son los políticos los únicos que pierden la cabeza al disfrutar del poder absoluto."           (Guerra Eterna, 31/01/2014)


"(...) Hoy me gustaría hablarle de las víctimas del 11-M. No de los muertos, los heridos y sus familiares, sino de las víctimas informativas.

De todos aquellos ciudadanos que, ávidos de noticias sobre los espantosos atentados, fueron engañados por un Gobierno y por un grupo de periodistas. Los primeros, Aznar y compañía, de alguna manera pagaron su pecado con el desprecio y el olvido: ¿quien se acuerda hoy de Zaplana (algunos quieren descartar a ETA cuando todo apunta a que sea esa banda la autora de los atentados”) o de Acebes (“ETA sigue siendo la línea de investigación prioritaria”)?

Sin embargo, El Mundo sigue saliendo cada día y la COPE no ha dejado de emitir una sola jornada. Los esfuerzos de estos dos medios por relacionar a ETA con los atentados puede parecer que resultaron inútiles, pero no es cierto: les ayudaron a vender miles de periódicos, a ganar oyentes. (...)

Nunca mentir resultó tan barato. Ante la mirada atónita del resto de empresas de comunicación, y la pasividad absoluta de las asociaciones de la prensa, los medios que engañaron a los ciudadanos para alimentar la teoría de la conspiración jamás pagaron por sus mentiras.

Causaron un enorme desconcierto entre la población, multiplicaron el dolor de las víctimas, entorpecieron el desarrollo de la justicia… “El bulo del 11-M destrozó a mi familia, mi esposa no pudo aguantarlo”, ha reconocido Rodolfo Ruiz, el comisario de Vallecas al que se acusó de colocar la mochila.

 Pues ahí tiene usted a los responsables de la ignomínia, diez años después, dando lecciones de comunicación, ofreciendo masters de periodismo y reividicándose como garantes de las libertades.

Algo falla en el mundo del periodismo cuando la infamia informativa del 11-M ha quedado absolutamente impune, cuando la profesión carece de recursos para desenmascarar al tramposo, cuando el lector está absolutamente indefenso."           (Javier Pérez de Albéniz, Cuarto Poder, 11/03/2014)


"El Financial Times británico tituló un artículo el 26 de Marzo: “Un día en la historia de la infamia”. En él afirmaba que el Gobierno de Aznar puso en riesgo a Europa por retener información e insistir en la falsa autoría de ETA. 

Es entonces cuando se inicia la etapa dura de la manipulación mediática llegada al extremo en nuestros días. Como en los viejos tiempos, hemos tenido que informarnos fuera de nuestras fronteras, pero dentro existe ya el periodismo de Internet.

Marzo de 2004. Cuatro días infinitos. Madrid es el corazón del mundo. Desde el último confín se sobrecogen con nuestra tragedia. A partir de la terrible madrugada del jueves 11, hemos estado pendientes de cada detalle. Sangre, muerte, dolor, llanto, gritos, solidaridad absoluta. Imágenes para saturar la emoción. (...)

La portada de Libération al día siguiente de las elecciones no pudo ser más expresiva: “El precio de la mentira”, sobre Aznar votando.

En Le Monde, el presidente saliente de España apareció dos veces con nariz de Pinocho.

New YorK Times escribe: “Al parecer, Al Qaeda ha conseguido derribar a su primer gobierno democrático. Por supuesto ha estado ayudado por la actitud furtiva, asustadiza e inepta con la que el gobierno de Aznar ha manejado la investigación de los atentados del pasado jueves.

En el desesperado intento por mostrar que el terrorismo vasco de ETA era el responsable, ofendió a muchos votantes que se sintieron manipulados”.  (...)

Sobre los cadáveres y heridos del 11M, sobre el inmenso dolor de un pueblo, la eterna derecha española demostró que en su ideario solo figura gobernar o maniobrar para seguir gobernando. Es entonces cuando se inicia la etapa dura de la manipulación mediática llegada al extremo en nuestros días.

 Barra libre, todo vale. Un presidente de gobierno –José Mª Aznar- que cambia titulares de grandes y sólidos medios –como lo era entonces El País-. La ignominia de El Mundo inventando una conspiranoia como medio de influencia y lucro. Impunemente. Una encarnizada batalla mediática sobre quién tiene la culpa… de la derrota del Partido Popular, según parece a la postre. (...)

La SER –tan denostada por la propaganda conservadora- brinda informaciones esenciales. Contra los intentos de desactivarlas. Aquellos días se vivió una auténtica lucha por la información. (...)

La gente también ha tomado las riendas. Enorme coraje y sensatez en todo el convulso drama. Dimos ejemplo al mundo de valentía y solidaridad, como fue ampliamente resaltado. Gran pueblo cuando se le necesita y pierde la abulia y el miedo. Modélico, frente a la bajeza del gobierno y algunos medios."              ('11M, aquellas aguas turbulentas', de Rosa María Artal en Zona Crítica de eldiario.es, en Caffe Reggio, 11/03/2014)

6/2/14

Lo que no se cuenta de Pedro J. Ramírez y 'El Mundo'

"(...) Pedro J. no sólo ha sabido moverse bien en el periodismo y la política, sino también en los negocios. Tras ser destituido del Grupo 16 en 1989, según denunciaron, por motivos políticos debido a sus investigaciones críticas contra el Gobierno de Felipe González, Pedro J. Ramírez y Alfonso de Salas crean la empresa Unidad Editorial (Unedisa), editora del diario El Mundo

Los responsables intentaban presentar el proyecto como colectivo y participativo. Afirmaban que "el capital del periódico está fragmentado en participaciones inferiores al 10%, distribuidas entre más de 400 accionistas (buena parte de ellos empleados de la propia empresa)"[6]. Roberto Montoya, hoy ya fuera del periódico, fue responsable de Internacional, afirma que "El Mundo nunca fue algo parecido a una cooperativa.

 El banquero Mario Conde fue el primero o uno de los primeros accionistas. Los directivos, gente como Pedro J. Ramírez, Alfonso de Salas (en la parte económica), J. Fernández, Alfonso Rojo y el resto de fundadores, tenían un paquete de acciones y ofrecieron a los curritos comprar participaciones, pudiendo pagarlas de sus propias nóminas, pero los trabajadores nunca tuvieron un porcentaje significativo. Jamás hubo espíritu de cooperativa, ni a nivel de las decisiones económicas ni a nivel de la línea editorial ni nada de nada"[7].

En 1991, el grupo italiano Rizzoli-Corriere della Sera (RCS) adquiere el 45% del capital. Los directivos y profesionales acumulaban un 26% y Banesto (Mario Conde) un 4'5 %. Tal y como alardeaban en el diario, "El Mundo se había convertido, entre tanto, en elemento determinante de la vida española como consecuencia de sus revelaciones sobre los casos Filesa, Ibercorp, GAL, Fondos Reservados o Cesid"[8]

El 28 de noviembre de 1998 El Mundo y el Grupo Recoletos establecen una gran alianza estratégica por la que Recoletos adquirió entre el 20% y el 30% del capital de Unidad Editorial y se adhirió al pacto entre el Grupo Rizzoli y los fundadores de El Mundo.

El periodista José Díaz Herrera cuenta en su libro Pedro J. Ramírez al desnudo, el pelotazo que algunos directivos del periódico hicieron en este periodo con los trasvases de accionariado. Conocedores los componentes del núcleo dirigente del diario del interés de Recoletos por comprar acciones de El Mundo, crearon una sociedad de inversiones con el objetivo de adquirir el pequeño paquete que tenían algunos de los profesionales al 200% de su valor nominal. Así lo cuenta Díaz Herrera:

"Otros muchos periodistas ajenos al "chanchullo" que se traían entre manos Pedro J. Ramírez y Alfonso de Salas, cuya lista se haría interminable, se desprendieron de los títulos adquiridos en 1989 y 1991 para que "El Mundo fuera suyo". Endeudados hasta las cejas en algunas ocasiones para que nadie arrebatara a la sociedad el derecho a recibir información libre y pluralista, forzados a vender antes de tiempo porque nadie les informó de los "manejos" de sus jefes, su esfuerzo se convertía a partir de 1998/1999 en un negocio de cuatro espabilados"[9].

En opinión de Díaz Herrera,

"La compra de la participación de El Mundo por Recoletos escondía en realidad uno de los mayores "pelotazos" de la prensa española de los últimos años para unos pocos elegidos. Así, mientras una parte de la redacción vende anticipadamente sus títulos al 200% al carecer de información privilegiada, los "jefes" lo hacen al 520% y los super-jefes, el núcleo duro, esperan al 2002 o 2003 y obtuvieron plusvalías de 1.900% e incluso más"[10].

El Grupo Rizzoli mantendrá, con su participación del 45% en el capital de Unidad Editorial, su condición de principal accionista. Entre los negociadores del acuerdo se encontraba Cesare Romiti, recién nombrado presidente del Grupo Rizzoli, tras dejar la presidencia de Fiat. Según informó El Mundo, "Romiti se ha implicado personalmente en la negociación de los acuerdos dentro de su nueva etapa de activa dedicación a la empresa periodística"[11]

 Dos años después, mientras seguía siendo presidente de Rizzoli, Cesare Romiti fue condenado en Italia, en firme, a once meses y diez días de prisión por "falsedad contable" relativa al periodo en el que fue directivo de la Fiat. La condena terminaría anulada gracias a las reformas legales introducidas por Berlusconi por las cuáles la falsedad contable dejaba de ser delito.

Más tarde, en 2003, Recoletos vende a Rizzoli su 30% de acciones de Unedisa, lo que convertía a los italianos en propietarios del 87% de la editora de El Mundo. En esa época, algunos otros altos directivos del periódico pegaron otro "pelotazo" vendiendo sus acciones, ahora a los italianos.

 Por ejemplo Pedro J. Ramírez, se embolsó "entre 1999 y 2003 alrededor de 2.000 millones de pesetas por la venta de los títulos que le correspondían por la autocartera de Unidad Editorial y otros propios"[12]. Así lo explica Juan Carlos Escudier, uno de los periodistas de El Mundo que vendió sus acciones antes de que llegasen Recoletos y Rizzoli con el talonario:

Ramírez conoce, porque es un periodista de una pieza, que los accionistas italianos de su medio van a comprar en un plazo de meses acciones del periódico con una prima del 500%. ¿Qué hace el avispado informador? Ofrece a algunos trabajadores de El Mundo, a través de una sociedad instrumental en la que figura él mismo, comprar esos mismos títulos al 200%. La libertad de mercado es uno de los pilares de la libertad de expresión[13].

En la actualidad Pedro J. Ramírez posee un 1% de acciones de Unidad Editorial, pero se trata de una participación a la que no le preocupa la evolución económica del grupo. Tiene un contrato de sindicación de sus acciones con Rizzoli con una cláusula especial, mediante la cual, si se marcha de la empresa o es despedido, sus títulos pasarán a ser adquiridos por Corriere della Sera al 3.000% de su valor facial[14]. Porque para dirigir un periódico hay que saber mucho más que periodismo. (...)"                   (Público, 05/02/2014)

31/1/14

Pedro J., el de 'El Mundo', el que casi dijo que la policía ayudó a volar los trenes en el 11M, defenestrado por Rajoy. Qué cosas tiene la vida

 "(...) Pedro J. ha sido desbancado de la dirección del periódico que fundó por dos motivos.

 El primero, que la empresa que dirige está en unas pérdidas pavorosas, insoportables para cualquier editor. 

El segundo, las presiones de un Gobierno al que no le gusta nada la libertad de prensa y que ha utilizado todos los resortes del poder a su favor. El PP ha aprovechado la debilidad económica de la empresa editora de El Mundo, Unidad Editorial, para rematar a su director.

No han echado a Pedro J. porque los ministros no fuesen a sus entregas de premios. Eso era solo simbólico. Las presiones han sido mucho más sencillas: han consistido en cortar el grifo de la publicidad institucional. 

Según cálculos internos de Unidad Editorial, la guerra desatada por el escándalo Bárcenas –especialmente por los SMS del presidente del Gobierno al extesorero del PP– le ha costado al grupo unos 18 millones de euros en publicidad institucional. 

Todas las administraciones gobernadas por el PP, desde el Ministerio de Empleo hasta el Ayuntamiento de Sevilla, pasando por Castilla-La Mancha o la Comunidad de Madrid, han cortado el grifo de las subvenciones a El Mundo.

 Todo ese dinero público, que el PP reparte arbitrariamente y utiliza para domesticar a los medios de comunicación, ha pasado de El Mundo al ABC. Y de la misma manera que hace unos años Esperanza Aguirre se cargó a José Antonio Zarzalejos, hoy Mariano Rajoy ha desbancado a Pedro José. (...)

¿Es Pedro J. una víctima de la libertad de expresión? Tampoco nos pongamos estupendos. Esas mismas subvenciones públicas en forma de publicidad institucional que ahora le retiran antes jugaron a su favor.

 El exdirector de El Mundo ha chapoteado durante años en un pantano que ahora no tiene autoridad para denunciar. Desde hace meses, consciente de cuál era la situación, Pedro J. ha estado tejiéndose el traje de mártir de la censura. Lanzó una guerra abierta contra esos mismos poderes con los que tantas veces había pactado antes.

 Sabía que solo había dos finales posibles y que si perdía, como ha sucedido, al menos podría presentarse como el vencedor moral y cobraría una jugosa indemnización.

Como director de periódicos, Pedro J. ha sido capaz de lo mejor y lo peor. Y su gran mancha siempre será su conspiración del 11M, un atropello imperdonable: manipular el peor atentado terrorista de la historia de España –y a sus víctimas– para salvarle la cara a Aznar.
En el juego de tronos o ganas o mueres, y a Pedro J. Ramírez esta vez le ha tocado perder. (...)"                (Ignacio Escolar , eldiario.es, 30/01/2014)


"Maruja Torres, sobre Pedro J. y Alfonso Rojo: “Degradaron el periodismo y señalaron el camino a los bastardos morales”.

  La periodista Maruja Torres publicaba hoy un nuevo artículo en El Diario, donde escribe desde que se fuera de El País, de donde no salió muy contenta. (...)

 Sin embargo, entre los seguidores de su blog personal, donde hacía una llamada a su artículo, ha habido uno al que le ha gustado mucho una frase del texto: “Que no se les puede dejar solos. Ni a estos, ni a los que estuvieron antes, ni a los que vendrán. Y que los que vengan deberíamos ser nosotros”.

El lector, que responde al nombre de Zush, ha dejado un comentario señalando a esas líneas y mostrando su opinión en varios temas. Pero ha sido un aspecto en concreto el que ha llamado tanto la atención de Maruja Torres como para contestarle, y es la mención que Zush hace al despido/cese de Pedro J. Ramírez y, de rebote, a Alfonso Rojo excompañero del director de El Mundo y que ahora es responsable de Periodista Digital.
Dice Zush:
Y hablando de señoritos. Muchos lamentan lo de Pedro J. en El Mundo a causa de la operación “Salvar a la Infanta”. Yo no. Muy pronto en El Universal que está preparando o por otro cauce ese cavernario volverá a las andadas para hacer investigación al servicio de ego e intereses políticos y judiciales (lo mismo, pero más doméstico, que hace Alfonso Rojo y sus esbirros de ese libelo llamado Periodista Digital). Él es uno de los “padres” del periodismo degradado y servil que padece este país desde hace demasiado años. La compra de la información, del periodista y, de paso, lo que más importa: del lector.
A lo que Maruja Torres le contesta, en el habitual tono que le ha hecho famosa:
Yo viví la degradación del periodismo por parte de esos dos individuos que nombras. Les tuve de jefes. Que fueran rápidos trabajando, con buenos reflejos, y que tuvieran cualidades que El País fue perdiendo conforme se anquilosó, no quita que, en la reflexión, y en la publicación, degradaran y degradaran el periodismo y señalaran el camino de los bastardos morales, y que acogieran bajo sus alas a lo más rencoroso y personalista de la profesión. Mis grandes amigos de El Mundo piensan lo mismo que yo."         (El Plural, 30/01/2014)


 "(...) Una vez que Unidad Editorial ha confirmado su salida de la dirección de El Mundo, adelantada 24 horas antes por Vozpópuli, el exdirector se ha dirigido a la plantilla. Y, cómo no, ha soltado unas cuantas perlas para el recuerdo.

Así, por ejemplo, Ramírez ha asegurado que "no me han sugerido nada, me han comunicado la decisión", frase pronunciada justo después de que Antonio Fernández Galiano hablase de "sugerencia".

 "Con la portada sobre las cuatro horas con Bárcenas llegamos al víacrucis", ha afirmado ante una redacción entregada que le ha tributado sonoras ovaciones. Todo ello en presencia de su sustituto, Casimiro García-Abadillo. (...)

 Sorpresa, tristeza e indignación son los sentimientos más repetidos por los profesionales de El Mundo cuando se les pregunta sobre su estado anímico. (...)

  E indignación porque, en línea con lo dicho por su jefe, la plantilla responsabiliza de la marcha de Pedro J. al Gobierno. (...)"             (Alberto Lardiés, Vox Populi, 30/01/2014)



"(...) Pedro J. Ramírez al final ha caído por haber iniciado ‘la guerra Bárcenas’, lo que en Moncloa no le han perdonado.

 “Y eso que en los últimos tiempos también se producían informaciones con las que se intentó compensar…, porque no nos engañemos, en la UGT seguro que ha habido chorizos y chanchullos y que lo que contábamos es cierto, pero está claro que la campaña de informaciones sobre el sindicato estaban dirigidas a dar algo de lo que se había quitado. Pero no ha sido suficiente para calmar las presiones”. (...)

Pero pronto empezó a calar la sensación entre los periodistas del diario que esta vez era diferente. Y entonces se recordó el recrudecimiento de los pulsos que se habían producido entre Pedro J. y su amigo, el Presidente de la empresa, Antonio Fernández-Galiano.

 Es verdad que la deuda de Unidad Editorial es con sus dueños, ‘los italianos’, que en otoño pusieron 400 millones de euros, y no con los bancos, como sucede por ejemplo con PRISA, lo que ‘relaja’ su situación, pero no lo es menos que si situación económica es desesperada. Galiano recordaba a Pedro J. que continuar una línea tan dura de enfrentamiento con Moncloa perjudicaba seriamente al periódico. (...)

Una situación empresarial difícil que al tiempo disparó otro rumor en la propia empresa. El de la posibilidad de una fusión. Como es sabido, se produjeron hace un año conversaciones entre los máximos cargos de Vocento y Unidad Editorial para la posible fusión de ‘ABC’ y ‘El Mundo’, convencidos tanto Luis Enríquez como Fernández Galiano de que no hay hueco en los quioscos, con la actual crisis, para dos periódicos de derechas. Tres, si se cuenta con ‘La Razón’. Pero la operación falló.

La coincidencia en el tiempo llevó incluso a decir que el enfado de Pedro J. porque el Gobierno había puesto impedimentos a esa fusión, temerosa Moncloa de ver un ‘ABC-El Mundo’ en sus manos, había estado de hecho tras la publicación de las acusaciones de Bárcenas y los sobresueldos en la dirección del PP.
 
Pero la caída de Pedro J. ha sacado a la superficie otra posible operación. Se recuerda que hace meses José Manuel Lara, dueño de Planeta, Antena 3 y La Razón, deseoso de tener ‘un diario de verdad’ en Madrid, mostró su disposición a comprar ‘El Mundo’ siempre y cuando se lo vendieran ‘libre’ de Pedro J. Eso ya se ha producido ¿Estarán ‘los italianos’ dispuesto a la venta? (...)"             (El Plural, 30/01/2014)

9/3/12

TERRORISMO INFORMATIVO DE 'EL MUNDO'

"“Sabemos dónde vives y dónde trabaja tu mujer”. Amenaza verbal terrorista miles de veces denunciada por el diario El Mundo. Y ahora la practica. Porque el artículo sobre Ladislao Martínez publicado el domingo 4 de marzo, en la página 65, firmado por Vicente Ruiz, es puro terrorismo informativo.

Sabe dónde viven Ladislao y su pareja, y lo publica. Sabe el nombre y apellidos de Carmen, y los publica. Sabe el lugar de trabajo de su mujer, y lo publica. Pero ignora otras muchas cosas, cómo su ocupación laboral en la empresa, dónde empieza la numeración de la C/ Lérida, dónde trabaja Ladislao,  qué medio de transporte usa para trasladarse desde su domicilio al de su trabajo, cual es su profesión, la procedencia del dinero con el que Carmen y Ladislao pagaron su actual piso, el precio, la procedencia de las fincas de cereal de las que es copropietario, y el rendimiento que obtiene de ellas.

Y muchas más cosas. Pero no importa. No hay que permitir que la verdad estropee un buen libelo.

            También ignora Vicente Ruiz que Ladislao Martínez es socio –militante- de Attac, vicepresidente de la Junta Rectora de la organización territorial de Madrid. Y parece ignorar que como ciudadano español tiene derecho a militar dónde le de la gana, y a defender las causas que considere justas. Y también como “terrateniente”.

Y lo ignoran los consejeros de la Comunidad de Madrid Salvador Victoria y Percival Manglano, que entretuvieron el domingo lanzando insidias contra Ladislao Martínez desde sus twiter.

Los datos parciales e insidiosos publicados por El Mundo en su edición impresa del día 4 fueron luego matizados y corregidos en las sucesivas ediciones digitales. Y ayer, en la información sobre el resultado de la consulta sobre la privatización del 49% del Canal de Isabel II, firmada por Carmelo Pérez.

Pero el efecto estaba conseguido. Y el efecto que se buscaba era desprestigiar la consulta, unificando las críticas, como aconseja Goebbels, en un solo enemigo. Uno entre los cientos, si no miles, de personas participantes en la Plataforma contra la Privatización del Canal de Isabel II, que se han esforzado, gratis, para que esta consulta se llevara a cabo.

 Ni en el artículo impreso del día 4, ni en las ediciones digitales, ni en los twits de los Consejeros, se decía una palabra sobre la privatización del Canal, sobre los supuestos beneficios para la Comunidad, para la ciudadanía, de esta privatización. Tan solo deslegitimaban la consulta, por falta de representatividad.

 ¿Por qué no plantean un referendum oficial? Porque temen que, como ocurrió el día 4, los madrileños, incluidos los lectores de El Mundo y los votantes del PP, conozcan sus planes de entregar la gestión del agua a la iniciativa privada.

Un millonario contra la privatización del agua. ¡Qué cosas! Es más sencillo atacar al millonario que desprestigiar un movimiento social en el que participan centenares de miles de vecinos y vecinas de la Comunidad, y millones de personas en toda España.

Es más sencillo afirmar que las manifestaciones de estudiantes, profesores, padres, madres, abuelos y abuelas de Valencia están provocadas por violentos agitadores ajenos, que se enfrentan a la policía, que responder con razones a las protestas pacíficas.

 Es más sencillo señalar a unos cuantos manipuladores que responder a la contestación de los millones de personas que se niegan a pagar una crisis que no provocaron. Y se niegan, nos negamos, pacíficamente, ejerciendo una democracia de base que el poder de los beneficiarios del vota y calla.

El ataque a nuestro compañero Ladislao Martínez es solo un síntoma de la respuesta que va a dar el PP y sus muchos medios informativos afines  a la contestación popular. Pero Attac, como parte de los miles de movimientos sociales y asambleas vecinales y sectoriales, no se va a amedrentar.

Junta Rectora de Attac Madrid"                     (Attac Madrid, 07/03/2012)

28/12/09

Los grupos de presión controlan la ideología de los medios

"El Informe sobre la Democracia de 2009 recoge la evolución ideológica de las audiencias de diferentes medios españoles, atendiendo a su voto declarado en las campañas electorales. Llama la atención que, mientras los lectores del diario EL PAÍS se mantienen en un posicionamiento de centro izquierda (3,6 siendo 1 la extrema izquierda y 10 la extrema derecha), los de los medios conservadores giren firme y paulatinamente a la derecha. De un lado, los de sus representantes tradicionales acentúan el conservadurismo: Abc pasa del 6,0 en 1993 al 6,3 en 2008; la Cope, del 5,5 al 6,5. De otro, los lectores de El Mundo giran por completo y cruzan el Rubicón, pasando de la izquierda (valor 4,2 en 1993) a la derecha (valor 6,0 en 2008).

Se trata de un fenómeno importante, tanto por su cantidad, no menos de tres millones de ciudadanos de audiencia media diaria, como por su cualidad, pues contradice la hipótesis de la desideologización y moderación de las clases medias urbanas, perfil dominante entre los destinatarios de esos medios. ¿Cómo debe ser interpretado?

La industrialización de la comunicación ha subrayado dos tendencias paralelas. De un lado, acentúa la capacidad de los medios para condicionar las conciencias y "fabricar" consensos, los lugares comunes desde los que se articula la hegemonía ideológica y cultural, mientras desbordan la conocida sentencia de Cohen (1963) por la que "quizá no dicen a la gente qué tienen que pensar, pero sí los temas sobre los que hay que pensar". De otro, los grupos de presión toman conciencia de su importancia y prefieren actuar directamente desde ellos antes incluso que desde las instituciones. El resultado es que hoy -aquí, en Estados Unidos o en el resto del mundo- las campañas ideológicas que construyen o desequilibran el poder se articulan en buena medida desde los medios, aunque reviertan luego en los partidos como centros formales de ese poder.

Mientras esto ocurre, su importancia para los ciudadanos se acrecienta al actuar como semáforos que les alivian de las incertidumbres de un mundo crecientemente complejo y les proveen de noticias, el alimento que nutre los mapas ideológicos que orientan sus vidas. El problema surge, precisamente, cuando su comportamiento pone de manifiesto una evidente y declarada ausencia de vocación informativa. Puede que los hombres de Obama pequen de inoportunidad o incorrección política al acusar directamente a Fox de "no estar ya en el negocio de la información", de ser sólo "una marca ideológica", pero pocos dudan sobre la veracidad de la acusación. El canal de Murdoch se caracteriza, precisamente, por no ocultar su voluntad de "construir una realidad a la medida de su público", como declaraba David Boylan, patrón de la Fox en Florida, mientras añadía: "Las noticias serán lo que digamos que son".

Volviendo a suelo patrio, el tratamiento del 11-M seguirá estando presente por mucho tiempo en la historia del periodismo, una muestra de hasta dónde se es capaz de llegar. ¿Periodismo? Difícil afirmarlo cuando se insiste en presentar mil veces como novedad lo que se sabe agotado. La reiteración de portadas sobre Trashorras o el titadine hace mucho tiempo que dejó de ser supuestamente informativa, sólo se justifica por el deseo de activar una asociación subliminal entre el 11-M y las ideas de confusión, duda o chapuza, un mero ardid destinado a condicionar el comportamiento político de sus audiencias, lo que los estudios de comunicación denominan efecto priming de la agenda." (IGNACIO MURO. Una derecha mediática en plena forma. El País, ed. Galicia, opinión, 23/12/2009, p. 33)