"(...) Se argumenta también que los medios de comunicación son libres para
mantener su línea editorial limpia e independiente de contaminaciones
externas. ¿Independiente de qué o quiénes? Un periódico, una emisora de
radio o una cadena de televisión se debe a sus accionistas: ellos marcan
sus preferencias políticas y el estilo del medio del que son dueños.
Antes que la libertad de expresión, una empresa se debe al beneficio de
su objeto social, al dividendo capitalista y a su cuenta de resultados.
Se falsea la realidad cuando se afirma que un medio de comunicación
solo busca la verdad.
Más acertado sería decir que su verdad
comunicativa siempre está distorsionada por los intereses de sus amos.
De ese maridaje complejo surgen equívocos fundamentales para la
comprensión de la realidad social, política y económica de cualquier
país.
En suma, de la colisión entre libertad de expresión y
libertad de empresa lo que queda es un producto elaborado para consumo
de la masa, mercancía comunicativa de cierta textura que suele contar
tanto como oculta: indica lo que no puede causar daño a sus dueños
mientras que elude el contexto y las razones del relato que traslada a
sus lectores, oyentes o televidentes.
No es excesivo asegurar que los
medios de comunicación crean realidades interesadas que debidamente
aderezadas pasan a denominarse opinión pública, mayoritariamente
escorada hacia la ideología de las elites dominantes.
Como dijera
Noam Chomsky es más fácil manipular en democracia que en una dictadura:
en el primer sistema resulta más complicado identificar a los
adversarios o enemigos políticos, que tienden a refugiarse de la luz
solar bajo un manto, discurso o barniz ecléctico o populista de difícil
interpretación crítica y ponderada.
Los que mandan en España
Un
somero análisis de los mass media españoles, sin profundizar en las
ramificaciones entre sociedades anónimas y fondos de inversión o buitres
internacionales que anidan en multitud de consejos de administración,
nos descubre que Telefónica, Caixabank y Banco Santander son dueños del
27 por ciento en total del Grupo Prisa (El País y Cadena SER).
La
sociedad que controla El Mundo está participada en un 90 ciento por RCS
Media Group (el 20 por ciento de su capital en manos de FIAT), que edita
los famosos diarios Corriere della Sera y La Gazzeta dello Sport.
ABC
pertenece a Vocento, en cuyo accionariado se sientan diferentes
integrantes de la familia Ybarra (siderurgia vasca vinculada al BBVA),
que tienen un 17 por ciento de interés directo en el diario monárquico.
El
magnate Silvio Berlusconi es dueño mayoritario de Cuatro y Telecinco y
el rotativo La Vanguardia está dominado por un Grande de España, el
tercer Conde de Godó.
Apuntar igualmente que el Grupo Planeta, a
través de Atresmedia y otras sociedades menores, marca las pautas
editoriales de La Sexta, Antena 3, Onda Cero, La Razón y El Periódico de
Catalunya.
El clan Lara, mediante un conglomerado mediático tan
heterogéneo, ha sabido crear un nicho de izquierdas dirigido a un
público específico, prácticamente exento de contenidos propios, haciendo
de La Sexta un referente distintivo en cuanto a su aparente y eficaz
pluralismo informativo.
Ese oasis que rompe el bipartidismo
PP-PSOE tradicional lo contrarresta con absoluta eficiencia mediante sus
otros productos informativos. Estamos ante una estrategia comunicativa
de una gran inteligencia corporativa.
Por último RTVE, la cadena pública por excelencia, un predio privado del PP.
La
inmensa mayoría de la gente busca la información por los cauces antes
reseñados. La opinión pública en gran medida toma cuerpo y consistencia
de las noticias vertidas por estos medios y por las opiniones e
intereses de sus dueños en la sombra. La realidad que percibimos mucho
tiene que ver con las informaciones que nos dan los mas media
mencionados.
Es evidente que la democracia va más allá del mero
hecho de introducir una papeleta en la urna. Desde que nuestro voto
viaja del pensamiento privado hasta el conducto democrático, muchas
ideas y prejuicios se han ido formando merced a las informaciones que
nos han servido los medios de comunicación más fuertes y con mayor
presencia en el mercado.
Una gran paradoja se presenta ante
nuestra mirada. Las únicas instituciones de calado que no son
democráticas son las empresas, sean del tamaño que sean. En ellas, tanto
tienes (capital, créditos), tanto vales (beneficio, dirección). Y nadie
dice nada, ante un hecho tan escandaloso y antidemocrático.
De
esas colosales corporaciones salen las directrices que moldean la
realidad social y la opinión pública y los dedos acusadores o el
beneplácito y las financiaciones irregulares que quitan y ponen líderes
en los partidos afines a sus tesis e intereses particulares.
A los
trabajadores solo les resta acatar órdenes o irse al paro (como a los
demás de otros sectores laborales). Para saber más sobre estos y otros
tejemanejes mediáticos sería saludable darse una vuelta por el libro de
Pascual Serrano, Desinformación, cómo los medios ocultan el mundo.
La
supuesta virginidad rota de Pedro Sánchez que le provocó diarrea
verbal, aun de agradecer, es pura fanfarria de autoafirmación personal
para recuperar un imposible metafísico: que el PSOE regrese a la senda
de la izquierda.
En efecto, el neoliberalismo cuenta con una
fuerza brutal para deponer o aupar dirigentes a su santo antojo. Sánchez
ya lo sabía de largo y tuvo que decirlo con franqueza antes de que el
presidente de los sobresueldos volviera a usurpar el palacio monclovita
con muchos escaños indignos de la bancada socialista. Ahora, a joderse
tocan." (Armando B. Ginés , Rebelión, 02/11/16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario