"(...) Hoy me gustaría hablarle de las víctimas del 11-M. No de los muertos, los heridos y sus familiares, sino de las víctimas informativas.
De todos aquellos ciudadanos que, ávidos de noticias sobre los espantosos atentados, fueron engañados por un Gobierno y por un grupo de periodistas. Los primeros, Aznar y compañía, de alguna manera pagaron su pecado con el desprecio y el olvido: ¿quien se acuerda hoy de Zaplana (“algunos quieren descartar a ETA cuando todo apunta a que sea esa banda la autora de los atentados”) o de Acebes (“ETA sigue siendo la línea de investigación prioritaria”)?
Sin embargo, El Mundo sigue saliendo cada día y la COPE no ha dejado de emitir una sola jornada. Los esfuerzos de estos dos medios por relacionar a ETA con los atentados puede parecer que resultaron inútiles, pero no es cierto: les ayudaron a vender miles de periódicos, a ganar oyentes. (...)
Nunca mentir resultó tan barato. Ante la mirada atónita del resto de empresas de comunicación, y la pasividad absoluta de las asociaciones de la prensa, los medios que engañaron a los ciudadanos para alimentar la teoría de la conspiración jamás pagaron por sus mentiras.
Causaron un enorme desconcierto entre la población, multiplicaron el dolor de las víctimas, entorpecieron el desarrollo de la justicia… “El bulo del 11-M destrozó a mi familia, mi esposa no pudo aguantarlo”, ha reconocido Rodolfo Ruiz, el comisario de Vallecas al que se acusó de colocar la mochila.
Pues ahí tiene usted a los responsables de la ignomínia, diez años después, dando lecciones de comunicación, ofreciendo masters de periodismo y reividicándose como garantes de las libertades.
Algo falla en el mundo del periodismo cuando la infamia informativa del 11-M ha quedado absolutamente impune, cuando la profesión carece de recursos para desenmascarar al tramposo, cuando el lector está absolutamente indefenso." (Javier Pérez de Albéniz, Cuarto Poder, 11/03/2014)
"El Financial Times británico tituló un artículo el 26 de Marzo: “Un día en la historia de la infamia”. En él afirmaba que el Gobierno de Aznar puso en riesgo a Europa por retener información e insistir en la falsa autoría de ETA.
Es entonces cuando se inicia la etapa dura de la manipulación mediática llegada al extremo en nuestros días. Como en los viejos tiempos, hemos tenido que informarnos fuera de nuestras fronteras, pero dentro existe ya el periodismo de Internet.
Marzo de 2004. Cuatro días infinitos. Madrid es el corazón del mundo. Desde el último confín se sobrecogen con nuestra tragedia. A partir de la terrible madrugada del jueves 11, hemos estado pendientes de cada detalle. Sangre, muerte, dolor, llanto, gritos, solidaridad absoluta. Imágenes para saturar la emoción. (...)
En Le Monde, el presidente saliente de España apareció dos veces con nariz de Pinocho.
New YorK Times escribe: “Al parecer, Al Qaeda ha conseguido derribar a su primer gobierno democrático. Por supuesto ha estado ayudado por la actitud furtiva, asustadiza e inepta con la que el gobierno de Aznar ha manejado la investigación de los atentados del pasado jueves.
En el desesperado intento por mostrar que el terrorismo vasco de ETA era el responsable, ofendió a muchos votantes que se sintieron manipulados”. (...)
Sobre los cadáveres y heridos del 11M, sobre el inmenso dolor de un pueblo, la eterna derecha española demostró que en su ideario solo figura gobernar o maniobrar para seguir gobernando. Es entonces cuando se inicia la etapa dura de la manipulación mediática llegada al extremo en nuestros días.
Barra libre, todo vale. Un presidente de gobierno –José Mª Aznar- que cambia titulares de grandes y sólidos medios –como lo era entonces El País-. La ignominia de El Mundo inventando una conspiranoia como medio de influencia y lucro. Impunemente. Una encarnizada batalla mediática sobre quién tiene la culpa… de la derrota del Partido Popular, según parece a la postre. (...)
La SER –tan denostada por la propaganda conservadora- brinda informaciones esenciales. Contra los intentos de desactivarlas. Aquellos días se vivió una auténtica lucha por la información. (...)
La gente también ha tomado las riendas. Enorme coraje y sensatez en todo el convulso drama. Dimos ejemplo al mundo de valentía y solidaridad, como fue ampliamente resaltado. Gran pueblo cuando se le necesita y pierde la abulia y el miedo. Modélico, frente a la bajeza del gobierno y algunos medios." ('11M, aquellas aguas turbulentas', de Rosa María Artal en Zona Crítica de eldiario.es, en Caffe Reggio, 11/03/2014)