17/12/23

No digas “guerra contra Hamas”, di “masacre”: el libro de estilo de El Salto para informar sobre Palestina

 "Las palabras importan. Los términos elegidos pueden llegar a decir más que una información presentada con aparente neutralidad. Las palabras aportan marco, contexto, otorgan o quitan legitimidad y muestran el posicionamiento del medio. ¿Es “terrorista” una persona que dispara desde un edificio en ruinas en Gaza contra los tanques israelíes que avanzan sobre su ciudad?

Un medio crítico debe reflexionar sobre las palabras que utiliza. En este pequeño libro de estilo, desde la Redacción de El Salto hacemos un esfuerzo por señalar las expresiones y los términos que queremos evitar o, por lo menos, no utilizar sin una reflexión previa. Y también destacar aquellas fórmulas que resultan más ajustadas a la posición que El Salto quiere adoptar en el mayor ataque del Estado israelí sobre la población de Palestina de la historia y el mayor crimen de lesa humanidad de las últimas décadas.

Guerra contra Hamas

Aunque esta ofensiva israelí ha sido desencadenada por el ataque de Hamas del 7 de octubre, el trasfondo de esta masacre es la ocupación de los territorios palestinos. Y hace mucho que la operación israelí se ha convertido en una operación de venganza y castigo “cruel y desproporcionada”, según reconocen los propios ministros de Netanyahu, contra toda la población palestina, y no solo la de Gaza. No es correcto hablar de una guerra entre Israel y Hamas. Este partido islámico gobierna la franja desde 2006, al igual que la ultranacionalista y supremacista coalición de Netanyahu liderada por el Likud lo hace en Israel. Sería ridículo hablar de “guerra entre el Likud y Hamas”, decía Manu Levin en Canal Red. Sostener que el objetivo de la operación militar israelí es “acabar con Hamas” es pura propaganda y contradice las acciones y las intenciones declaradas por el propio Gobierno israelí.

Terrorista, atentados

Grandes medios españoles y extranjeros —al igual que buena parte de los países del mundo— llaman “terrorista” a Hamas y a otros grupos palestinos que luchan contra la ocupación israelí. En contraposición, el propio Papa Francisco ha dicho que lo que está haciendo Israel en Gaza “no es una guerra, es terrorismo”. 

El uso del término “terrorista”, tanto como sustantivo como adjetivo, marca la posición del medio en cualquier conflicto y deja en una segunda posición el relato de las acciones o las razones de uno u otro bando. La BBC británica prefiere el uso de los términos “militantes”, “milicianos” o “combatientes”. El Salto comparte esta visión y no utilizará la palabra “terrorista” ni para los grupos armados palestinos ni para la Fuerzas de Defensa de Israel ni para los ataques de los colonos. Tampoco utilizaremos la palabra “atentados” para los ataques israelíes o palestinos. En ambos casos, nos referiremos a los responsables de los ataques con sus nombres sin adjetivos relatando con hechos y fuentes contrastadas las violaciones a los derechos humanos cometidas.

Guerra, catástrofe humanitaria y masacre

Una guerra da a entender que hay dos o más bandos activos, con capacidad de ataque y/o defensa que están causando bajas o daños humanos o materiales considerables en su enemigo. En el caso de Palestina, no existe un Estado y un ejército organizado como tal y tras el ataque de Hamas, el número de víctimas israelíes se ha estancado y solo ha habido algunos cientos de soldados israelíes abatidos en su avance por la Franja de Gaza —aunque hay que tomar este dato con cautela, ya que la propaganda israelí está intentando minimizar el alcance de la resistencia palestina a la invasión y el número de bajas israelíes—.

Aunque la defensa de un territorio que está siendo ocupado podría entrar dentro de la categoría de guerra y hay que procurar no quitar agencia a Hamas y el pueblo palestino en la protección de su territorio, hablar de “guerra” sin mayor reflexión o intención nos puede llevar a un reflejo distorsionado de la realidad. El uso de la expresión “catástrofe humanitaria” lava las culpas del Estado de Israel y de sus aliados internacionales de las consecuencias de un operativo militar que no tiene nada de “natural”. 

Creemos que es mucho más ajustado hablar de masacre, matanza o incluso genocidio, limpieza étnica o campaña de exterminio. Nunca desde el nacimiento del Estado de Israel se habían producido tantos asesinatos de civiles en tan poco tiempo. Para no abusar del término “guerra” podemos hablar de “ofensiva israelí”, “operación de venganza”, “operación de castigo” o “invasión de Gaza”. Y si queremos utilizar el término “guerra”, sería interesante acompañarlo de algún matiz: “guerra contra Gaza” o “guerra contra la población palestina”.  A la hora de elegir estos términos conviene no olvidar que el ataque israelí también ha alcanzado Cisjordania, donde se han multiplicado los asesinatos y detenciones, y al sur del Líbano.

Para enmarcar y dar contexto a lo que está ocurriendo en Palestina, en El Salto preferimos hablar de “ocupación israelí” o apartheid, porque es Israel el Estado que somete a un pueblo con un uso de la fuerza totalmente desproporcional y con prácticas que suponen un apartheid contra la población palestina, como los checkpoints o el encarcelamiento de palestinos sin seguridad jurídica, que van más allá de la escalada de bombardeos que han realizado en las últimas semanas.

Muertes, asesinatos y bajas

Se pueden utilizar ambos, teniendo en cuenta que el término “asesinato” incluye un matiz condenatorio. Las muertes violentas de civiles a manos de grupos armados o cualquier ejército merecen condena por lo que se podría utilizar el término “asesinato”, pero también el de “muertes”, para evitar redundancias, eso sí, siempre con una referencia a quien ha provocado esa muerte (p. ej. “El ejército israelí causa 14.500 muertes en 50 días”). Tampoco es recomendable hablar de “bajas” en el lado palestino, ya que este término se utiliza para soldados muertos en conflicto.

Muerte de mujeres y niños

Hay que evitar en los recuentos de víctimas generales hablar de víctimas mujeres junto con las víctimas de niños y niñas (p. ej. “El ataque israelí ha provocado 200 muertos, un tercio de ellos mujeres y niños”). Lleva a una infantilización y pérdida de agencia de las mujeres —¿no puede haber mujeres que tomen las armas para enfrentar la ocupación israelí?—, a sugerir que la muerte de varones adultos es menos terrible y contribuye a afianzar la idea de que todo hombre palestino es un terrorista en potencia y por tanto su muerte está más que justificada. 

Esto no quita que se puedan hacer menciones o artículos concretos sobre cómo está afectando la ofensiva israelí en las mujeres o incluir un párrafo sobre el número de mujeres víctimas. El problema reside en los recuentos conjuntos entre mujeres y niños.

Evacuación

En El Salto no utilizamos la palabra “evacuación” para referirnos al desplazamiento de casi la totalidad de palestinos de Gaza que han perdido sus hogares o han huido por la amenaza de las bombas. Una evacuación es un proceso ordenado, voluntario y realizado con criterios humanitarios. Lo que está ocurriendo en Gaza solo puede describirse como un “éxodo forzado”, “desplazamiento” o “expulsión”, siempre indicando que se trata de una acción realizada bajo coacción, amenazas y violencia. 

Rehenes

La categorización de las personas cautivas entre “prisioneros” o “rehenes” supone una toma de partido de cualquier medio o declaración pública. Los medios suelen utilizar el concepto “prisionero”, “detenido” o “preso” cuando la detención se produce en el bando propio o aliado (en este caso Israel), al que se le otorga legitimidad. Esta terminología da a entender que estas personas fueron detenidas siguiendo los procedimientos judiciales y respetando los derechos humanos y procesales del detenido, cuando en el caso de los presos palestinos sabemos que muchas veces no es así. Por el contrario, los medios utilizan el término “rehén” cuando la detención la realiza el grupo o bando enemigo, independientemente de si tiene o no un poder estatal constituido. En términos estrictos, un rehén es una persona capturada para realizar un intercambio o conseguir algo a cambio de su liberación.

Sin embargo, el abuso de este término y la evidencia de que Israel también utiliza prisioneros palestinos para realizar intercambios, ha llevado a El Salto a la decisión de no utilizar el término “rehén” en ninguno de los dos casos. En su lugar hablaremos, en ambos bandos, de personas capturadas, detenidos o prisioneros. Hay que tener mucho cuidado con el uso del término “preso”, porque denota el cumplimiento de una condena o la purga de un delito que, tanto en el caso de los capturados por Hamas como los detenidos palestinos que se oponen a la ocupación israelí, es más que discutible. En el caso palestino, se puede utilizar el término “presos políticos”.

Tregua

Se conoce como “tregua” al cese temporal de hostilidades. Las acciones de Hamas tuvieron lugar el 7 de octubre y desde entonces el grueso de los ataques son de Israel, que está bombardeando y masacrando al pueblo palestino. Desde entonces, el uso de la fuerza por parte de la población y los grupos palestinos es meramente defensivo. Conviene no hablar de tregua cuando no hay ataques entre dos partes, no hay dos ejércitos bombardeando cada territorio y el uso de la fuerza entre ambas partes es totalmente desigual. Resulta más ajustado hablar de “alto al fuego temporal” o “suspensión de los ataques”. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que Hamas es un actor activo en el conflicto y, junto con otros grupos políticos y armados, están intentando frenar el avance del ejército israelí, aunque sus recursos son muy limitados y las bajas israelíes son ínfimas comparadas con las personas asesinadas entre la población palestina. 

Estado judío, ejército judío, gobierno judío, lobby judío

El Estado de Israel es laico por lo que sería incorrecto y peligroso utilizar los términos “Estado judío”, “ejército judío” o “Gobierno judío”. La palabra “judío” no es sinónimo de “israelí” y en El Salto preferimos la redundancia antes de identificar las prácticas de un gobierno y un Estado concreto con los millones de personas que practican el judaísmo o que se sienten enmarcados en la identidad judía en todo el mundo y que no concuerdan necesariamente con las política de apartheid y de exterminio del Estado israelí. La utilización de la palabra “sionista” (“el gobierno sionista”, “el Estado sionista”, el “lobby sionista”) sería más exacta si se quieren evitar redundancias excesivas, teniendo en cuenta que hay sectores minoritarios dentro de Israel que no se consideran sionistas. 

En esta y otras crisis no pretendemos ser objetivos ni contar “grandes verdades” sino poner en valor el punto de vista de los pueblos frente a los Estados y los ejércitos, de quienes sufren y luchan contra la opresión. Y para eso hay que sopesar no solo lo que decimos sino también cómo lo decimos. (...)"              ( Editorial El Salto, 12 dic 2023)

No hay comentarios: