Aunque cualquier lector pueda pensar que esta opinión alude a su propio país, fue expresada este domingo por el director de The New York Times, Bill Keller, y hace referencia a la situación de los medios de comunicación en Estados Unidos, donde cada día crece la preocupación por su responsabilidad en el deterioro de la convivencia política.
Los medios de comunicación han gozado siempre de un gran reconocimiento en este país, que los tiene por uno de los pilares fundamentales de su democracia. (...)Ese reconocimiento está hoy seriamente puesto en duda. Como prueban encuestas recientes, la población atribuye a los medios de comunicación gran parte de la culpa por el clima de tensión que la sociedad norteamericana vive desde hace algún tiempo y, de forma más agudizada, en el último año, tras la elección de Barack Obama. Entre los nombres citados por los ciudadanos como promotores del odio, además de varios políticos, aparecen periodistas como Glenn Beck y Rachel Maddow, aunque el primero es doblemente mencionado.
Beck es la máxima figura de Fox News y dedica su programa diario a alertar constantemente a la población sobre las supuestas intenciones de Obama de rescindir sus derechos y libertades. Maddow es una de las estrellas de MSNBC -el canal de noticias 24 horas de NBC- y su éxito está basado en la defensa sin complejos de las ideas de la izquierda frente a lo que considera una campaña intimidatoria de parte de la derecha. De alguna manera, comparten lenguajes y actitudes inusuales en un país en el que los periodistas tienen prohibido por sus empresas declarar sus afinidades políticas o participar en cualquier acto de campaña electoral -incluidas donaciones anónimas- con el fin de preservar su independencia.
Beck y Maddow sólo son, en todo caso, el símbolo de los tiempos que corren. La propia MSNBC acaba de despedir a un periodista que se quejó en antena del comportamiento sectario de Keith Olbermann, uno de sus presentadores más famosos. Y eso es nada comparado con la persistente campaña de casi todos los programas de Fox, que se ha convertido en los últimos meses en el principal motor y altavoz del movimiento ultraconservador Tea Party. Incluso las páginas de opinión del respetado The Wall Street Journal han adquirido, desde que el diario fue comprado por Rupert Murdoch en 2007, un tono belicoso y parcial incoherente con la nobleza de esa cabecera.
Pero la realidad es que The Wall Street Journal es el único de los 25 mayores periódicos norteamericanos que aumentó su circulación en el último año y que los programas de la Fox incrementan su audiencia al mismo ritmo en que descienden las ventas de The New York Times. La televisión conservadora, también propiedad de Murdoch, es la primera entre las cadenas de noticias. Beck, Maddow y Olbermann son, para desaliento de los nostálgicos de Walter Cronkite, los principales éxitos de sus respectivas compañías." (Antonio Caño: El odio político y los medios de comunicación en EE.UU. El País, ed. Galicia, internacional, 27/04/2010, p. 8)
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