" En realidad, si por periodismo entendemos obtener información,
analizarla y distribuirla, no se puede hablar de crisis del periodismo,
sino de su transformación. Lo que sí está en crisis es el obsoleto
modelo de negocio de los medios de comunicación.
En particular en la
prensa que no sabe qué hacer con la competencia de internet, aparte de
cobrar el acceso on line, un método perjudicial informativa y
económicamente porque desvía a miles de lectores hacia otros canales de
información.
En la actualidad, casi todos los diarios son
financieramente insostenibles y sobreviven mediante subvenciones
directas o indirectas de administraciones públicas o grandes grupos
corporativos que los usan como plataforma para sus estrategias de
negocio multimedia. La televisión aguanta mejor, aunque está en una
situación de transición mientras no desaparezca la generación que pasó
su vida ante el televisor.
La fragmentación de la audiencia da menor
margen a cada una de las cadenas televisivas, llevando a un proceso de
concentración de la propiedad y de comercialización en detrimento de la
profesionalidad. (...)
Ahora bien, el periodismo es mucho más que la industria mediática. El
periodismo es un bien público y como tal hay que considerarlo. Es lo
que permite a la sociedad ser sociedad comunicada y no una colección de
individuos potencialmente autistas. Y en este sentido, hay más
periodismo que nunca. Se produce, interpreta y distribuye información en
una gigantesca escala en múltiples formatos por internet.
El periodismo
ciudadano en el que todos podemos generar nuestro propio canal (llámese
blog o presencia en la red) no amenaza sino que complementa el
periodismo profesional. A condición de que, como hacen la BBC o The
Guardian, se organice, filtre e interprete ese aluvión de información en
términos profesionales. El periodismo ciudadano y el ciudadano
periodista son aliados estratégicos.
Entre otras cosas porque como en la
era de internet no se puede ocultar información (los malvados siempre
están bajo vigilancia de algún móvil), la censura interna de los medios
resulta mucho más difícil y el profesional refuerza su independencia.
Más aún, la práctica del periodismo está en plena transformación
tecnológica y organizativa, cuyos efectos dependen de cómo se usen las
nuevas formas comunicativas al servicio del principio perenne de
informar en el interés público.
En un estudio que publicamos
recientemente con Bregtje van der Haak, exdirectora de la televisión
pública holandesa, y el premio Pulitzer Michael Parks, mostramos de qué
forma los periodistas actuales necesitan de la colaboración de múltiples
especialistas y recursos a las más variadas fuentes de información que
surgen constantemente en internet y en bases de datos digitales. Así ha
surgido un periodismo en red en el que es el conjunto de la red el que
produce y distribuye la información, donde colaboran múltiples
especialistas y donde la autenticación de la información se hace
esencial .
Dicha evolución no disminuye el papel del periodista
profesional. Al contrario. Alguien tiene que integrar e interpretar toda
esa información en tiempo real. Ese alguien es un profesional preparado
para hacerlo y con independencia de criterio. Lo que no quiere decir
neutralidad (que no existe y que además aburre) sino rigor y
transparencia sobre la perspectiva desde la que se informa.
Lo que le
queda al periodismo profesional en un mundo inundado de información es
la reputación profesional y la calidad del análisis. Si el periodismo no
responde a estos dos criterios entonces sí podremos hablar de crisis
del periodismo profesional. Porque hoy día ya estamos en condiciones de
automatizar el trabajo rutinario del periodismo, aquel que consiste en
recoger información, organizarla y escribirla o difundirla.
El experto en inteligencia artificial Kris Hammond, en Chicago, ha
creado una empresa, Narrative Science, donde programas robots (usando
crawlers para buscar información) pueden escribir artículos sin
intervención humana, sobre todo en temas como información financiera o
deportiva.
Es más, se puede programar una determinada perspectiva a
través de la cual se organiza la información. Hammond predice que en una
década un 80% de los artículos publicados en EE.UU. serán producidos
por robots (Khammond.blogspot.com). Lo que faltaba, podríamos pensar.
Pues yo pienso lo contrario.
Si la rutina se puede automatizar y la
información llega de todas partes, lo que se convierte en esencial en
ese proceso es la calidad del análisis y la garantía de profesionalidad.
Por eso si despiden a los periodistas las empresas matan la gallina de
los huevos de oro.
Porque si los medios no proporcionan lo que la gente
no puede hacer por si misma, se autogestionará colaborativamente la
información sin depender de los medios. El periodismo no ha muerto, sino
que renace. A menos que lo maten las empresas de la comunicación." (Manuel Castells, Caffé Reggio, 13/04/2013)
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