7/11/13

"Mis mentiras en Canal 9"


 Iolanda Màrmol, en su perfil de twitter

"La periodista catalana Iolanda Mármol (Mataró, 1973) ha confesado "mis mentiras en Canal9" tras el cierre de la televisión valenciana. En un escrito a través de twitter, Mármol recuerda "cuando nos exigían grabar a Eduardo Zaplana de su perfil bueno. Y la oda que me encargaron sobre él cuando dejó la presidencia de la Generalitat Valenciana para ser ministro".

"También recuerdo la bronca y los gritos que me dedicaron cuando en ese video de retrospectiva Zaplana aparecía en una imagen con la tránsfuga que le había permitido hacerse con la alcaldía de Benidorm. Recuerdo poco después, cuando de ser el Elegido, paso a ser en inmombrable", añade.

"Cómo nos prohibieron que apareciera en los planos. Cómo buscaba perífrasis absurdas cuando no podía nombrarle en mis directos en los leones, a pesar de ser el portavoz del PP en el Congreso. Cuando Camps impuso su ley en Canal 9. Cuando nos dieron la orden de dejar de llamarle Francesc para que fuese llamado Francisco, coincidiendo con la época en que se postulaba como posible sucesor de Rajoy", denuncia.

Mármol también denuncia "cuando trataron de prohibirme que contase que Zaplana dejaba su escaño en el Congreso. Cuando me prohibieron decir que Zapatero había anunciado el cheque-bebé, como si de este modo los valencianos no fuesen a conocer la noticia. Cuando escribías 'fracaso estrepitoso' y te lo cambiaban por 'éxito discreto'. Cuando nos desplegaron para loar las maravillas de Terra Mítica en su inauguración y no podíamos decir que no había ni una sombra".

"Cuando me reñían porque me salía el acento catalán 'y eso molesta a los blaveros'. También recuerdo cómo corría el cava en las plantas de dirección de Canal 9 en Burjassot las noches electorales de mayorías del PP, mientras que los redactores comíamos bocatas de salami", critica.

"Cuando se pagaban directos millonarios para que Camps saliese hablando en directo en pleno Amazonas. Y los millones de veces en las que no me dejaron poner declaraciones de la oposición. O de cualquier ciudadano que criticase al PP, o a la Generalitat. Y recuerdo también cuando nos prohibieron decir 'recortes'".

"Tampoco pude decir que miles de manifestantes gritaban contra el gobierno. Los manifestantes no 'colapsaban'el Paseo del Prado, la manifestación 'transcurría por'. Y no poníamos pancartas explícitas contra Rajoy, ni contra el PP. Y fueron tantas, tantas, que un día empiezas a sentir vergüenza de trabajar para ellos. Ahora se termina. Injustamente. Pero lo ganaron a pulso", concluye. "               (e-notícies, 06/11/2013)



"(...) Yo lo que me pregunto es por qué Iolanda Màrmol nos cuenta todo esto ahora, cuando Canal 9 chapa, y por qué no nos lo contó mucho antes previa dimisión fulminante de aquel trabajo desinformativo que tanto asco le daba.

 ¿Que todo el mundo tiene que vivir, ganarse un jornal, etc? Seguro. En eso confía el sistema para seguir tal cual. Yo sólo digo que a mí las denuncias de esta señorita me inspirarían mucha más confianza (y respeto) de haberlas hecho en otro momento y por otros motivos.
 
Yo si me retrotraigo a mis tiempos de reportera política en el diario Avui también tengo la tira que contar. Cómo no existía España, sino "el Estado español" -hubo quien escribió con desparpajo sobre "los ríos del Estado español"- mientras la palabra "país" se reservaba exclusivamente para Cataluña.

Como la crisis de CDC en los 90 simplemente no la dimos, y una bronca monumental entre Miquel Roca y Jordi Pujol ante la plana mayor del partido llegó a titularse con no poco aplomo: "La totalidad de la ejecutiva se pronuncia a favor del retorno de Miquel Roca a la Secretaría general". Sin mencionar que le empujaban a volver a hostias, claro.

Más recientemente, sólo hacía falta ir a una tertulia en TV3 para incurrir en un curso acelerado de antropología. Te llamaban para "cantarte" los temas. Primer tema: "España nos roba". Segundo tema: "La independencia, más cerca que nunca". Tercero: "El catalán, lengua perseguida".

Esto último era lo más gracioso porque, según llegabas a los estudios de TV3 todo el mundo, recepcionista, maquilladora, personal de vestuario, etc, te hablaba en un risueño castellano esquitxat de catalanismos. Había que llegar al plató para entrar en la anhelada burbuja monolingüe, para flotar con escafandra en una Cataluña sin mezcla, un poco como Sandra Bullock en Gravity.

Yo con el tiempo aprendí a ni venderme ni rasgarme las vestiduras. Aprendí que es imposible suscribir al 100% todo lo que se emite o se publica en un medio de comunicación en el que trabajas.

Entonces se trata de preservar dignamente tu parcela de responsabilidad. Yo cuando escribía en el Avui me hacía responsable de lo que firmaba yo, no por ejemplo el animal de Salvador Sostres. Ahora que firmo en el diario Abc tampoco comulgo al 100% con todo lo que se les ocurre a todos y cada uno de los columnistas de la casa.

Pero debo decir que allí aún a nadie le ha dado por tratar de obligarme descaradamente a mentir o a dejarme censurar un artículo entero como sí me pasó en su día con el Ara, que por eso me largué de allí. Que conste que me fui porque quise y no porque me hubieran echado o dejado de pagar los artículos.

Todo periodista transita continuamente una cuerda floja muy delicada, donde tiene que decidir en qué transige y en qué no, cuánta razón de la que cree que tiene está dispuesto a poner en cuarentena o a negociar. Bienvenidos los que muy de tarde en tarde se plantan y regeneran. 
 
 Bienvenidos también los que aguantan al pie del cañón mejorando el oficio, a menudo mientras les dispara hasta el pianista del burdel. Pero que no nos cuenten una de indios ni los de arriba... ni los de abajo. Ya vale de vender la burra de que los de enfrente están todos asquerosamente politizados y los míos son todos independientes.(...)"      (Anna Grau, Crónica Global, Viernes, 8 de noviembre de 2013)

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