"La censura que los medios de muchos
países siguen sufriendo en pleno siglo XXI fue uno de los temas que más
minutos ocupó durante los seminarios del Festival Internacional de Periodismo de Perugia, celebrado el pasado mes de abril.
Rachael Jolley es editora de la revista Index on Censorship
(IOC), publicada por la plataforma del mismo nombre. IOC es una red de
colaboración internacional para la defensa de la libertad de expresión
que publica trabajos censurados de periodistas y artistas, promueve el
debate y registra amenazas para la libertad de expresión a nivel global. (...)
¿Cómo surgió IOC?
IOC se estableció en 1972 porque una
serie de escritores se pusieron en contacto con otros autores residentes
en Londres para pedirles ayuda, porque en sus países no les dejaban
publicar. Entonces, estos poetas y escritores se unieron y crearon IOC
como una revista donde publicar este tipo de trabajo considerado
‘sensible’. (...)
¿Cómo ha evolucionado la censura desde que se fundó Index on Censorship?
A veces pensamos que la censura sólo
tiene una forma, que se practica desde el gobierno, pero la realidad es
que ha ido adoptando muchas formas distintas.
Por ejemplo, está la censura
corporativa por parte de empresas, también censura social, por ejemplo
hacia artistas que hacen un trabajo controvertido y no encuentran
galerías para exponerlo, lo mismo con obras de teatro que tocan temas
tabú, como puede ser la religión.
Por eso desde Index on Censorship
apoyamos todo tipo de libertad de expresión, desde artistas hasta
periodistas.También a ciudadanos anónimos, como estamos haciendo en
China con los derechos de expresión del colectivo LGTB.
¿Se reúnen con gobiernos o instituciones públicas regularmente?
Sí, tenemos reuniones de cuando en
cuando con instituciones y, sobre todo, organizamos conferencias y
seminarios que sirven para hacer llegar estas realidades a los cuerpos
gubernamentales. Es un proceso muy largo conseguir que un gobierno
escuche lo que estás denunciando y realice cambios al respecto.
Por ejemplo, ahora nos gustaría que se
tomaran más medidas contra la represión y la censura en Turquía. Pero
es complicado políticamente, por el acuerdo entre la Unión Europea y
Turquía respecto a la migración.
Parece que las manos de la Unión
Europea están atadas en este sentido. No quieren ‘hacer enfadar’ a
Turquía, porque interesa que el acuerdo siga adelante. De todas formas,
algunos gobiernos ya han criticado lo que pasa en el país, así que
tenemos que seguir recogiendo pruebas y abogando por un cambio.
¿Han sido contactados directamente por algún gobierno en relación con sus investigaciones?
IOC ha molestado a muchos gobiernos a
lo largo de los años, pero esa es precisamente nuestra intención. En las
protestas a las puertas de la Embajada de Azerbaiyán en Londres, la
Policía intentó que nos moviésemos de esa zona, por orden directa de la
embajada. No les gusta que protestes y les dejes en evidencia en la
puerta de su casa.
Desafortunadamente para ellos, la ley permite las
manifestaciones en la vía pública, así que no nos movimos del sitio.
También hemos recibido una carta de la misma embajada, reprendiendo
nuestra cobertura del juicio contra el defensor de los derechos humanos Rasul Jafarov.
Recientemente, alguien de la Embajada
de México habló con un miembro de nuestra junta sobre nuestra cobertura
de las muertes de periodistas en el país. Obviamente, no les gustaba
nuestra investigación sobre el asunto. Pero es importante que el mundo
conozca estas muertes terroríficas de periodistas mexicanos, y cómo se
están utilizando para silenciar a la prensa. (...)
¿Qué tipos de censura se practican en Europa en la actualidad?
En Europa destaca últimamente la
reacción de los gobiernos tras sufrir ataques terroristas en su
territorio. La tensión y el miedo hacen que la reacción primera de los
gobiernos sea no permitir que se publiquen ciertas cosas, y se
introducen leyes más restrictivas. El terrorismo se está utilizando, de
alguna manera, contra los periodistas que generan intranquilidad a los
gobiernos.
Por ejemplo, están aumentando los
casos de acusación por enaltecimiento del terrorismo. Muchos periodistas
están siendo callados mediante legislación antiterrorista, porque se
les acusa de ensalzar el terrorismo, o de publicar información
antipatriótica. Hay una tendencia clara en esta dirección, y es algo que
nos preocupa mucho en IOC. Esto, además, hace que otros periodistas, al
tener miedo de ser acusados, decidan no escribir sobre ciertos temas.
En Italia, por ejemplo, se está
utilizando la legislación sobre difamaciones contra los periodistas
constantemente. Si otros periodistas se contagian de miedo, trabajan
bajo mucha presión y finalmente pueden decidir no escribir sobre asuntos
controvertidos.
Las nuevas tecnologías también juegan
un papel determinante a la hora de ejercer la censura. Por ejemplo,
ciertos gobiernos que las utilizan para acceder al correo electrónico
privado de los ciudadanos.
En Reino Unido se está discutiendo la
posibilidad de que se pueda acceder a las conversaciones encriptadas de
WhatsApp cuando lo crean conveniente, lo que supondría al final que
nadie confiase más en la aplicación como medio de comunicación privado.
Esto demuestra que la censura y la
represión no están desapareciendo, sino cambiando y adaptándose a nuevas
formas y a las nuevas tecnologías.
¿Considera la influencia de la publicidad una forma de censura autoimpuesta en algunos medios tradicionales?
La tensión entre los anunciantes y los
periodistas es ‘saludable’, porque, nos guste o no, son los que
financian el periodismo. Los medios siempre van a enfrentarse a la
presión comercial, esta realidad no creo que cambie. Lo importante es
que haya un equilibrio.
Hay que ser consciente de que el periodismo
necesita también de un modelo financiero que lo sostenga. Deberíamos
tener miedo de que la publicidad desapareciese como medio de
financiación. Si nadie está dispuesto a pagar por el periodismo, ¿cómo
vamos a sobrevivir?
Me preocupa más la injerencia de los
gobiernos. En países como Polonia o Hungría, los gobiernos están cada
vez más involucrados en los medios de comunicación. En Polonia, por
ejemplo, sólo están quedando medios afines al gobierno, mientras que los
independientes están desapareciendo. También existen restricciones al
número de periodistas que pueden acceder al Parlamento, por ejemplo.
En Europa del este sucede esto desde hace tiempo, al igual que en Latinoamérica.
Pensemos también en la prohibición de Trump de que ciertos medios como BBC, The New York Times, CNN y Politico
estuvieran presentes en sus ruedas de prensa. Es fácil observar cómo
las mismas técnicas de represión y censura se replican alrededor del
mundo.
¿Qué opina sobre la situación de España en cuanto a libertad de expresión?
España está en una situación muy
preocupante. Me sorprendió mucho tanto la condena a Cassandra como el
caso de los titiriteros del año pasado.* Parece que España ha perdido su
sentido del humor. Es muy raro que esto ocurra en una democracia
moderna, que haya problemas con marionetas que siempre han sido algo
satírico e incisivo, pero esto no debería crear este tipo de
controversias y procesos judiciales.
En cuanto al caso de Cassandra Vera,
condenar a prisión a alguien por un chiste de algo que pasó hace años no
es una respuesta adecuada. ¿Están intentando reescribir la Historia?
¿No quieren que la gente conozca el pasado del país? Las bromas son
parte de la libertad que tenemos en una democracia. ¿Cuál es el sentido
de restringir y penar este tipo de declaraciones?
La combinación de estos dos casos
[Cassandra Vera y los titiriteros] hace que la gente se cuestione ¿qué
problema hay en el Gobierno español?
El verdadero peligro está en que esto
genera una especie de autocensura, porque otros artistas pueden evitar
expresarse sobre ciertos temas por miedo a represalias. Esta es una
atmósfera muy preocupante, se crean tabús que antes no existían.
[Días después de la realización de la
entrevista, tres activistas fueron imputadas en Sevilla por un “delito
contra los sentimientos religiosos”, por participar en la procesión de
la «Hermandad del Sagrado Coño Insumiso a la Explotación y la
Precariedad». Rachael Jolley nos comentó: “¿Qué está pasando en España?
Parece que la libertad de expresión está retrocediendo a pasos
agigantados”].
¿Qué papel juegan las redes sociales en la defensa de la libertad de expresión?
La visión ‘original’ de las redes
sociales sostenía que serían beneficiosas para abrir la comunicación de
ideas de manera global, y es cierto que lo han hecho… Pero también han
facilitado que, por ejemplo, los servicios de seguridad o agencias de
inteligencia rastreen a periodistas y artistas.
Recientemente, algunos gobiernos han
creado campañas en redes sociales para minar la reputación de ciertos
periodistas que han publicado historias que dejen en evidencia al
gobierno o a ciertas organizaciones. Este aspecto negativo de las redes
sociales no se predijo cuando éstas comenzaron a usarse.
Se está hablando mucho de las llamadas fake news,
o noticias falsas, que están llenando las redes sociales de
desinformación. ¿Cómo podemos compaginar la libertad de expresión con un
buen periodismo libre de este tipo de noticias?
El término fake news
en realidad no significa nada en concreto, porque cubre un amplio
espectro de significados. Simplemente, cuando a los políticos no les
gusta una noticia, la llaman así. Como si quisieran decir “no me
interesa lo que digas o publiques.”
Es cierto que hay cada vez más gente
creando historias que no son verdad. Nosotros, como receptores de la
información, tenemos que ser más escépticos con lo que leemos. Es
nuestra propia responsabilidad tener un filtro y saber lo que podemos
creer y lo que no, discernir lo que es creíble. Las escuelas deberían
enseñar a analizar la información que recibimos, a ser más inquisitivos
como individuos. Pensar más antes de compartir noticias.
También se están generando nuevas técnicas de propaganda, hay un uso más ‘inteligente’, por ejemplo en campañas electorales.
Tenemos también que cuestionarnos cómo
encajan las leyes actuales en esta nueva realidad basada en los
algoritmos. Quizá las leyes que tenemos no son lo suficientemente
sofisticadas. Se están utilizando algoritmos en redes sociales para
dirigir noticias contra individuos específicos. Puede que la legislación
no esté adaptada al momento que vivimos como sociedad.
En la cultura de las noticias 24 horas
todo se quiere muy rápido, es más fácil atrapar a la gente. Antes se
dedicaba más tiempo a pensar en qué ángulo darle a una pieza, cómo
desarrollarla…
En países como
Turquía, muchos periodistas han tenido que exiliarse ante la
imposibilidad de hacer un periodismo de investigación de calidad. Esto
está generando que los medios controlados por el poder sean mayoría. Lo
mismo sucede con artistas que no pueden publicar sus obras en su país.
¿Se puede considerar esto una victoria de la censura?
Ni el país más represivo del mundo
puede matar la sátira. Si los gobiernos creen que pueden silenciar a una
nación actuando contra, por ejemplo, unos cómicos, como en el caso de
España, están muy equivocados. La sátira siempre busca nuevas formas de
sobrevivir.
Si miras hacia atrás en la Historia,
ves cómo los artistas simplemente se vuelven más inteligentes y
encuentran nuevas formas de hablar de temas controvertidos de una manera
indirecta. Es muy claro en las obras de teatro de Broadway, por
ejemplo.
Además, un gobierno que trata de parar
a un cómico, lo que consigue es atraer el foco de atención hacia esa
noticia y lo más probable es que consigan el efecto contrario al
deseado: dar más publicidad al artista, empeorar la imagen del gobierno
entre la población, generar más sátira.
Consiguen atención internacional y magnifican lo ocurrido, porque la noticia se reproduce en todo el mundo.
En este contexto, ¿qué futuro le augura al periodismo independiente?
Tenemos que ser realistas, pero
también mantener una actitud positiva.Se está observando un aumento en
el número de lectores de periódicos a nivel global. El periodismo de
investigación, libre e independiente está cada vez mejor valorado y es
más demandado.
Por ejemplo, la revista de investigación británica Private Eye
ha tenido recientemente el mes con mayor ventas de su historia. Hay
señales de que el público quiere apoyar un mundo con libertad de acceso a
la información y comprometerse con el periodismo de calidad.
*En su edición de abril, la revista de Index on Censorship publicó una
entrevista con Alfonso Lázaro de la Fuente, uno de los titiriteros
arrestados en 2016 por enaltecimiento del terrorismo. Se puede
consultar aquí. " (Entrevista a RACHAEL JOLLEY / EDITORA DE INDEX ON CENSORSHIP, Silvia Nortes, CTXT, 10/05/17)
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