"(...) Ayer, Podemos proponía una medida programática basada en la prohibición de que los bancos puedan ser accionistas de los medios de comunicación,
una medida que inmediatamente causó revuelo en los despachos de cadenas
y emisoras, en las redacciones y tertulias.
Serrano analiza la medida
de Podemos en una charla que, necesariamente culmina con la situación
del periodismo en el Estado español y de los periodistas. En el mundo de
las fake news, hacen falta análisis que nos expliquen quién nos cuenta lo que ocurre en el mundo.
– Podemos proponía ayer la
prohibición de que los bancos puedan ser accionistas de los medios de
comunicación. ¿Qué valoración hace de esta medida?
– Es una idea positiva, creo que hay que
desarrollarla, pues en nuestra economía las posibilidades de
participación pueden ser directas o indirectas. Es decir, no solamente
puede ser accionista el banco, también puede ser una inmobiliaria del
banco, una aseguradora del banco o un fondo financiero del banco.
Existen muchos modos de que los bancos sean dueños de un medio.
En segundo lugar, esto ya se ha hecho en otros sitios.
Concretamente, en la Constitución de Ecuador esto ya consta. Creo que
es un tema muy fundado desde el punto de vista teórico. Es muy
importante asegurar que nuestros medios tengan garantizada la máxima
independencia y pluralidad y, para ello, es necesario que no sean
propiedad de sectores potencialmente intencionales en la información.
Nadie dudaría hoy que no sería bueno que el 70% del capital de un
partido político fuera un banco, nos parecería una barbaridad. Teniendo
en cuenta que un periódico o una televisión tiene más actividad política
y creación de opinión que un partido, que haya detrás del medio un
banco es negativo. En muchas ocasiones nos encontramos con que
tertulianos, articulistas, opinadores están a sueldo de un banco. Creo
que eso hay que intentar evitarlo.
También hay muchos medios que, sin ser propiedad de
los bancos, deben mucho dinero a los bancos. Están prácticamente
hipotecados, prácticamente en bancarrota con una deuda enorme a los
bancos. Si se mira el accionariado, el medio no es de los bancos, pero
el consejo de administración toma todas las decisiones teniendo en
cuenta que debe ese dinero. Quiero decir que la ley, además, debería
contemplar un mecanismo para limitar el poder de influencia de los
bancos, que no solo es el ser accionariado, también el ser acreedor.
– ¿Y por qué la propuesta de Podemos excluye los bancos y no otras grandes empresas o multinacionales?
– Yo creo que debería irse a más de eso. En países
como Brasil, los partidos políticos, las iglesias y los políticos en el
gobierno no pueden ser accionistas de un medio. Creo que una vez se abre
el melón de qué accionistas pueden ser perniciosos para la actividad
informativa, tampoco deberían poder serlo ni la Iglesia ni los partidos
políticos.
– Han habido críticas que señalan que la propuesta de Podemos es un ataque a la libertad de expresión. ¿Qué opina al respecto?
– Hace ya mucho que los dueños de los
medios llaman ataque a la libertad de expresión a todo lo que le afecta a
su oligopolio. Lo que ataca la libertad de expresión es que los
ciudadanos no tengan acceso a los medios de comunicación, que no haya
pluralidad informativa, el derecho a la censura que tienen los
propietarios de los medios para elegir quién publica y quién no, quién
participa en la tertulia y quién no, quién es entrevistado y quién no.
La libertad de expresión es un derecho del ciudadano,
no de los medios de comunicación y sus propiedades. Esta propuesta no
está destinada a recortar la libertad de expresión, sino a garantizar la
pluralidad de los medios.
– La cadena La Sexta publicó ayer un vídeo
en el que comparan el discurso de Podemos y el de Vox con respecto a
los medios de comunicación. ¿Cree que se puede hacer esa comparación?
– No conozco las propuestas de Vox con
respecto a los medios de comunicación, no sé si la tienen porque están
solamente en su bucle de Franco, caza y toros. Dudo mucho que tengan una
propuesta destinada a fomentar la pluralidad de la información.
Me temo
que antes todo lo que no gustaba a los propietarios de los medios se
comparaba con ETA y ahora se compara con Vox para desprestigiar.
Hay que analizar la propuesta en sus términos justos y
con inteligencia. ¿Quien defiende la libertad de expresión quiere que
el medio sea de un banco? Es curioso y muy elocuente. Si de verdad tan
independientes, libres y plurales son, no entiendo el deseo de que su
dueño sea un banco. La gente no tiene deseo de que el propietario de su
casa sea un banco. Es curioso que los defensores de la libertad de
expresión quieran que los propietarios de los medios sean los bancos.
– ¿Qué papel están jugando los medios de comunicación en el ascenso de Vox?
– Yo defendí que Vox era noticia, en la
medida que irrumpió con fuerza en Andalucía. Tenía sentido hablar de
este partido. Ahora, el tema se ha pasado de madre. El último ejemplo,
el de las armas.
Que un señor que no representa a nadie, que no es
diputado, que se le ocurre que todo el mundo tiene derecho a tener un
arma en su casa para pegarle un tiro a quien se presente ahí, que eso
sea objeto de la agenda mediática me parece que es una prueba del
desvarío de los medios por evitar los temas que de verdad interesan a la
gente. No hay movimiento ciudadano que se esté planteando la necesidad
de la legalidad de las armas. Es un debate absolutamente artificial y
los medios han hecho hasta encuestas. Es desmedido el fenómeno que los
medios están creando sobre Vox.
Quizás no forme parte tanto de una estrategia de
apoyo a Vox, sino de un desvío que hace tiempo tienen determinados
medios de comunicación de sobre lo que es y no es noticia. Otro ejemplo
de esto sería cómo nuestra agenda diaria se ve colapsada por la cuestión
de los lazos amarillos.
Evidentemente, la cuestión de Catalunya es
importante en la agenda informativa, pero el hecho de si ponemos o
quitamos lazos, no lo creo. Algunos saben que tocando la tecla de lo
trivial consiguen ocupar la agenda.
– ¿Puede hacer un esquema sobre cuál es el panorama mediático español y los intereses que hay detrás de los principales medios?
– Sabemos que detrás del Grupo Prisa hay
fondos de inversión que entraron como accionistas simplemente porque
eran acreedores que no cobraban. También hay familias millonarias, como
la familia Godó, que es un grupo de comunicación importante. Hay grupos
italianos que controlan televisiones y prensa, el Grupo Planeta,
televisiones.
Para hacernos una idea, el 90% de la publicidad en
televisión se la llevan dos empresas. Dicho de otra manera, el dinero
que ingresan las televisiones en abierto se lo reparten solo dos
empresas. Esto es una muestra de cuál es nuestra pluralidad. Sabemos que
son Atresmedia, con Antena 3 y La Sexta, y Mediaset, con Cuatro y Telecinco. Esto es una demostración de la ausencia de pluralidad.
– En la información
internacional, vemos un claro sesgo tendencioso. ¿Cómo definiría la
información internacional que el ciudadano medio español se encuentra en
los medios mayoritarios?
– El principal problema de la información
internacional es que no es rentable y es cara. Ya el mercado nos va a
impedir estar informados sobre lo que ocurre internacionalmente porque
no es rentable enviar un corresponsal a Siria, Ucrania, Rusia o Ecuador.
Si a eso le añades las claves de los grupos económicos y sus intereses
extranjeros, se entiende perfectamente. Nuestros medios estarán al
servicio de los intereses económicos de las grandes empresas en cada uno
de los países.
Como anécdota, una vez un ministro cubano me preguntó qué podía hacer para que El País
no atacara continuamente al gobierno cubano. Le dije que la solución
era muy sencilla, que privatizaran la sanidad, los recursos naturales,
la electricidad, la telefonía, el agua y las costas y que todo eso se lo
quedaran empresas españolas, a poder ser, accionistas de Prisa. Así,
con toda seguridad, les tratarían muy bien, como hicieron con Argentina
en el año 2000, un año antes de que colapsara el país.
– Ayer, los portavoces de
Podemos apostaban por un nuevo modelo de la radiotelevisión española
pública. ¿Qué modelo propondría usted?
– Zapatero en parte lo inició. Una de las condiciones
es crear un grupo de administración plural, donde estén representados
los sectores económicos, los sindicatos, los sectores sociales… Eso es
muy importante, que diferentes órganos técnicos que supervisen todo eso.
Yo nunca he creído que tienen que ser solamente los sindicatos los que
elijan a los representantes, tampoco se trata de darle todo el poder a
los sindicatos de la radiotelevisión pública.
Tienen que estar
representados, también, sectores económicos, movimientos sociales,
académicos, en órganos que auditen esa pluralidad en los medios
públicos.
Luego, fundamentalmente, que haya suficiencia
económica y autonomía financiera, es decir, que no tenga que depender
siempre de decisiones arbitrarias del gobierno para poder subsistir.
– En algunos países el reparto de licencias se hace entre privadas, públicas y comunitarias…
– Una de las cuestiones pendientes en
España es el reparto de las licencias. Para los profanos, hay que
explicar que el espacio radioeléctrico es limitado y propiedad del
Estado. Por tanto, es el Estado el que decide a quién le da licencia
para operar. Es limitado, por lo que solo caben los canales que caben, y
nada más. No es como los periódicos, que se pueden crear los que sean y
allá quien los cree.
Dicho esto, hay que ver cómo se reparte ese espacio.
El criterio que se ha seguido en los países más progresistas del mundo,
que a mí me parece bien, es el dividir ese espacio en tres tercios. Un
tercio, para las empresas privadas y sus negocios. Otro tercio, para el
Estado, para que tenga sus medios públicos, repito, públicos, es decir,
ni partidistas ni gubernamentales, controlados por sistemas
democráticos.
El otro tercio para la sociedad organizada a través de
organizaciones sin ánimo de lucro o colectivos comunitarios o vecinales,
que no dependen del mercado o la realidad financiera y tienen autonomía
total del gobierno.
Estos últimos son los que están siendo peor tratados
por la legislación española. Un ejemplo, la ley audiovisual española que
se aprobó con Zapatero estableció que las televisiones sin ánimo de
lucro no podían facturar más de 100.000 euros al año y las radios más de
50.000 euros al año.
Es decir, que una radio de estas no podía tener
más de dos personas en plantilla, por si acaso con el mercado no fueras
ya precario, con esta ley te obligan a ser precario por imperativo
legal. ¡Tienes que ser pobre obligado! Ya hay una intencionalidad por
parte del ejecutivo de que los medios que no sean mercantiles tienen que
ser, obligatoriamente, desgraciados.
Por otro lado, está el problema de las licencias.
Históricamente se han dado a los amigos y afines. El caso más elocuente
es el paso de la televisión analógica a la digital. Hablo de cifras a
ojo: donde había seis televisiones iban a haber 30. Parecía que estaba
bien, se iba a multiplicar por cinco la pluralidad.
¿Cuál fue la
realidad? Que a cada propietario de las seis televisiones se le iba a
dar cinco más. Pasamos de seis a 30 pero con los mismos tipos. Los
jueces lo vieron tan infames que lo acabaron anulando. En todo caso, no
se buscaron otras 20 entidades para multiplicar por cinco la pluralidad.
– Un tema que siempre queda
pendiente, legislatura tras legislatura, es el Estatuto del Periodista.
¿Qué elementos principales debería recoger este documento?
– Se elaboró ya uno, lo hizo IU hace unos
15 años´, con el gobierno de Zapatero. El gobierno socialista estaba por
la labor, pero se murió en la comisión correspondiente y nunca se llevó
a pleno. Se hizo, además, en colaboración con el Sindicato de
Periodistas, una formación muy importante.
Creo que el estatuto debe
contemplar la estabilidad del periodista, no solo por una cuestión
laboral como para cualquier otro trabajador, también para asegurarnos
una verdadera información. Lo que decía el Sindicato de Periodistas es:
“Nuestra precariedad es vuestra desinformación”.
Un ejemplo: cuando estos medios hablan de que no
quieren legislaciones sobre el periodismo y la información, apelan a sus
códigos deontológicos y éticos. Mi opinión es que el capitalismo solo
aplica un código ético: lo que hagas le tiene que gustar a tu jefe para
mañana volver a trabajar. Eso sirve para la cajera del Mercadona y para
el periodista. Es mentira lo del código ético como un mecanismo para
garantizar deontología en esta profesión. El trabajador periodista solo
tiene que responder ante el gusto del jefe para que no le despidan.
Por tanto, si no se crean las condiciones laborales
que garanticen la libertad, la autonomía y la independencia de un
periodista, como es el ejemplo de la libertad de cátedra de un profesor
público, no podremos tener la garantía de que haya pluralidad,
profesionalidad e independencia en un medio de comunicación." (
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