"El Gobierno sabe que el affaire Bárcenas es un tren en marcha que no puede parar.(...)
Ese es precisamente el mensaje que desde el gabinete se ha
transmitido a los futuros accionistas del Grupo Prisa –Telefónica,
Santander y la Caixa- para que intercedan ante Juan Luis Cebrián.
Según aseguran fuentes conocedoras de las conversaciones, las multinacionales y la editora de El País ya habrían mantenido contactos al más alto nivel para abordar la cuestión en esos términos.
El Gobierno no ha ocultado su temor a que la marea suba y se extienda la idea de que la corrupción alcanza a la misma cúpula del partido y del Ejecutivo,
con las implicaciones que dicha asunción tendría para la confianza de
los diferentes agentes económicos –inversores extranjeros incluidos- en
plena recesión económica.
Ese es precisamente el temor que se ha querido
trasladar al Grupo Prisa, que dio un auténtico giro al caso con la
publicación de los presuntos papeles del extesorero del PP. El propio
Rajoy puso palabras a esa inquietud en el debate sobre el estado de la
Nación. “Ni todos los políticos son corruptos, ni España es la nación
más corrupta. España es un país limpio que lo está pasando mal”,
arreció.
Según explican estas fuentes, la gestión ante los accionistas de Prisa la asumió en primera persona Luis de Guindos, el ministro con más ascendencia sobre las grandes empresas.
Un hilo directo por cargo que va de lo protocolario a lo trascedente.
En lo formal, no ha sido ajeno a las actividades del Consejo Empresarial
para la Competitividad, think-tank que preside César Alierta
y que integra a los presidentes de las principales empresas del país.
En el aspecto regulador, la reforma financiera encabezada por su
Ministerio le ha permitido estrechar lazos con entidades como la Caixa –situada en clara posición compradora- o el Santander
–hasta hace poco lejos de Moncloa-. En correspondencia, ambas entidades
han entrado en la sociedad gestora Sareb, más conocida como banco malo.
En
este escenario y a falta de más revelaciones, el Ejecutivo se ha salido
por ahora con la suya. No es casualidad que la principal cabecera del
viejo imperio de Prisa entrara como una apisonadora para convertir el
caso Bárcenas en la tumba política de Rajoy, pero que, de momento, se haya abstenido de invocar en sus editoriales la dimisión del presidente.
Y es que el cierre de filas de los peones del Gobierno en la defensa de
su rey fue instantáneo y ferreo. “Estamos recibiendo un ataque por
parte de un medio que está quebrado”,
se apuntaba sin ambages en fuentes del propio Consejo de Ministros
apenas días después de la publicación de los papeles por parte de El País.
Y se añadía que lo más doloroso es que se hubiera puesto en cuestión la honradez del propio presidente del Ejecutivo." (El Confidencial, 27/02/2013)
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