"Pero la verdad es que el crimen de Murcia (es decir, la fractura del suelo de la órbita y el hundimiento del maxilar superior, todo a la altura del pómulo, del consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz) explica, violentamente, algunas falacias de la política y del periodismo y de su vicioso vínculo. Voy a ir poniéndoles título y número: si no consigo el orden conseguiré su apariencia
1. La falacia del espejo. La proximidad cronológica entre determinados sucesos periodísticos proyecta confusiones acerca de su naturaleza. El 8 de enero un joven norteamericano disparó contra los asistentes a una reunión política en Tucson, mató a 6 personas e hirió a otras 14, entre ellas una congresista demócrata. (...)
La cuestión es que cuando la tarde del sábado 15 de enero golpearon al consejero Cruz todos los medios vieron Murcia en el espejo de Tucson. (...)
¿Se habría establecido una relación tan vigorosa entre un supuesto “clima de tensión” murciano y la agresión al consejero?
2. La falacia retrospectiva. Veamos el supuesto clima de tensión. Puedes poner en google la cadena clima de tensión en Murcia u otra similar y buscar cualquier referencia al margen de la agresión. Yo no he sabido encontrarla. Tampoco he encontrado nada en las bases de datos de los principales periódicos españoles. (...)
Sabes que la falacia retrospectiva consiste en proyectar sobre determinados aspectos del pasado (los más convenientes a los intereses del que habla) la responsabilidad del presente. El caso de Murcia es de libro. A diferencia de Tucson no es sólo que pueda dudarse de la relación entre un clima de tensión política y un acto violento; es que en Murcia es incierto el propio clima de tensión. (...)
3. La falacia del río suena. Si seguimos viendo a Murcia en el espejo de Tucson es probable que se nos pase por alto otra cuestión importante: el criminal de Murcia habló. (...)
Por el contrario, el criminal de Murcia no sólo llamó a su víctima «hijo de puta». También «consejero». Y, sobre todo, «sobrinísimo». Sabemos eso sólo por la víctima, pero creo que podemos concederle crédito. Párate en el superlativo. Observarás la huella del «cuñadísimo» Serrano Súñer y del «yernísimo» Bordiu. Franquísimos.
Lleva a pensar en el carácter político de la agresión o, en el caso rebuscado de que el criminal quisiera desorientar sobre sus móviles, en la pertinencia de un trasfondo político que podría justificar la agresión. (...)
4. La falacia del ambiente. (...) Lo cierto es que un poco antes o un poco después, pero siempre cuestión de minutos, un criminal golpeaba en la Plaza del Palillo al periodista, presidente de la Asociación de la Prensa de Cádiz, al grito de «¡No escribas más!», grito muy natural porque Santiago, hoy mismo, había vuelto a escribir sobre Delphi en Diario de Cádiz.
Tucson, Murcia, Cádiz. Es lo que tienen los periódicos. Que te llevan a decir «¡Cómo está el ambiente!», utilizando la misma superstición del que me dijera a mí ahora sobre los golpes a Fernando, presentiste, chaval, presentiste." (Blog de Arcadi Espada, 22/01/2011)
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