"–¿Cree que el enfrentamiento abierto entre los gobiernos y los
medios concentrados ayuda a concientizar a la gente acerca de los
intereses detrás de los medios?
–En la mayor cantidad de
países, los gobiernos apoyan a los medios concentrados. Y en las
ocasiones en que eso no es así, creo que la mejor forma de responder no
es poniendo presión, sino desarrollando alternativas, que es algo que el
gobierno puede hacer. Algo así se está queriendo desarrollar acá en una
pequeña medida.
Por ejemplo, cuando el sistema de cable apareció en EE
UU a inicios de los '70, el Congreso aprobó una ley que impedía a las
compañías de cable tener monopolios en algunas áreas particulares. Por
ejemplo en la zona donde estamos, Cambridge. Cualquier red de cable que
quisiera operar aquí debía incluir una señal comunitaria. Es una gran
falla de la izquierda de EE UU que no aprovechen esta oportunidad.
Acá
hay una estación de la comunidad y si vas ahí te sorprendería ver que el
equipo es bastante bueno. No es CBS, pero es mejor que otros en poder
de movimientos políticos. Y muchas veces están dirigidos por lunáticos
porque la izquierda no los usa. Llegan a mucha gente y podría ser usado
como una base de medios alternativa.
–¿Qué es lo que les falta a los grupos de izquierda para sacar partido de esa posibilidad?
–Eso
es lo que he estado discutiendo durante 40 años. Tienen muchas críticas
sobre los medios que están justificadas, pero hay muy poco trabajo en
tratar de crear alternativas. Y puede ser hecho, como pasó con Democracy
Now, que funciona. Pero si los grupos de izquierda usaran esas
posibilidades que están a mano, podrían hacer más cosas. Hay mucho para
hacer.
–Y no sería importante sólo el contenido, sino también la forma en que se lleva a cabo…
–Estuve
una vez en Brasil, antes de que Lula fuera elegido presidente, y una
tarde él me llevó a los suburbios de Río, donde vi algo muy interesante
de los medios populares que no sé si todavía funciona.
Lo que pasaba era
que un grupo de profesionales de los medios de Río iba a una plaza en
el medio de una ciudad a las nueve de la noche, prime-time, y ponían un
camión con una pantalla.
Allí pasaban programas que eran sólo para la
gente que estaba sentada en la plaza o en los bares de alrededor. Los
contenidos habían sido escritos por gente de la zona, actuados por ellos
y eran interesantes. No podía entender todo lo que decían, pero sí me
daba cuenta de que algunos eran comedia, otros eran más serios y
hablaban sobre la crisis de la deuda o sobre el HIV, por ejemplo.
Después de los programas, una de las actrices iba con el micrófono y una
cámara a pedirle un comentario a la gente que los había visto. Esas
opiniones eran pasadas en la pantalla gigante y otra gente se sumaba.
Generaba interacción comunitaria y esa gente no miraba la televisión
prime-time, sino que prefería mirar eso.
Todo estaba hecho por la
comunidad salvo el equipo, que venía de la ciudad. Cosas como esas
pueden ser hechas." (Noam Chomsky, Tiempo Argentino, en Rebelión, 05/12/2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario